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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 2 de septiembre de 2013

Sonrisas y lágrimas / Por Pedro Javier Cáceres



"...El sueño de D. LEANDRO es eterno..."


Sonrisas y lágrimas

PEDRO JAVIER CÁCERES 

Crítico taurino y periodista
En el número del pasado jueves de la revista La Divisa (que recoge, corrige y aumenta todo el contenido del programa de Onda Cero —punto.es- de los lunes y que es el complemento gráfico y literario al programa completo y sus podcast colgados durante una semana en www.ondacero.es/divisa/) Pablo Casado, responsable de la redacción, un joven periodista, iniciando su último curso, y que tras dos años de dedicación a La Divisa, ahora emprende nuevos compromisos, titulaba la portada…..

….. “Un mes para hacerse poncista”

El agosto de Enrique Ponce, en su 24 temporada será para recordar como espejo de una torería de la que es el último representante: en el ruedo y en la calle.

Posiblemente sea muy fuerte algún titular como “Ponce reventó la temporada”, no porque falte a la realidad, si no por respeto a otros toreros, no muchos —menos que los dedos de una mano- que con tauromaquia moderna —a partir de Ponce, el último de todas las generaciones anteriores- basada en un poder a los toros sí o sí y el arrimón como habitual colofón, o en la irregularidad del arte inconmensurable están tirando del carro en momentos de mucha confusión : Juli, Perera, Fandiño…y Morante.

El punto de partida de este agosto poncista es Bilbao, por lo tanto con el TORO.
De Bilbao y Ponce está todo dicho y escrito.
A partir de ahí se legitima para poner decibelios, que no sordina, a sus siguientes triunfos.
Si no se parte de “EL TORO”, tales triunfos son tan efímeros como el descorche de una gaseosa: elocuentes titulares en los medios, apología del momento, sin poso para el recuerdo desapasionado y desinteresado.

Días antes, en Huesca le proclamaron triunfador la tarde que hubo de asumir su soledad (fondo) por la lamentable cornada de Morante. Corrida inhabitual del paquete básico de las figuras, hierro de José Ortega.
Dato este nada baladí para el análisis de este repaso de campaña del agosto poncista.

Su magistral torería había dado argumento a la corrida de Gijón, con un hierro no convencional como el de José Vázquez, en mano a mano con un Castella macizo y templado y un presidente insensible -con todo y con todos- en tarde difícil a punto de suspensión donde sólo la capacidad de superación de la empresa de Carlos Zúñiga y la profesionalidad de los toreros (con un rejoneador por delante, el triunfador Diego Ventura) no abortaron, por tormenta permanente desde la madrugada) la efemérides del 125 aniversario.
Luego la escena, similar, se repetiría en Cuenca ya después de Bilbao.

Antes que Cuenca, en Ciudad Real, Maximino había conseguido que el maestro de Chiva matara en sus plazas el hierro de Fuente Ymbro que no lo hacía más de una década.
Fue una mala corrida del hierro de Gallardo en el que Ponce fue el único en salir indemne (Juli y Perera) y por la Puerta Grande.

Faltaba Bilbao, EL TORO. Pasó Bilbao

En Almería, por la mañana había recogido su Capote de Paseo como triunfador del año anterior, no reeditó triunfo por culpa de la espada, y al no haber trofeos, Almería no tiene la repercusión de Bilbao, parce como si no hubiera estado. Pero estuvo, y en Ponce de agosto 2013.
Capote de Paseo en Málaga. Nunca premio más apropiado pues, aunque se otorga a la mejor faena, cuentan que con el percal el maestro valenciano dio un recital.

En Cuenca con la de Fuente Ymbro, otra tarde al borde de la suspensión la anunciada “corrida monstruo”, y resuelta con los mismos parámetros de profesionalidad de la gente de Maximino y el cuarteto, el de Chiva fue el único capaz de acompañar en hombros al joven Juan del Álamo, en corrida muy mediocre que provocó —la gota que colmó el vaso- anunciar una inminente rueda de prensa del ganadero, prevista para estos días en Sevilla, e intentar explicar que está ocurriendo con sus toros.

El pasado martes se “entretuvo” en indultar un toro de El Niño de la Capea —hierro extraordinario pero reconvertido, para sobrevivir, habitualmente en corrida rejones- en Tomelloso.
El miércoles homenajeaba a Manolete, en Linares, haciendo historia con su faena al 4º al que cortó las 2 orejas. Redimía, de paso, al hierro de Zalduendo provocando la vuelta al ruedo del animal. Ganadería a la que , este año, las figuras —antes clientes de cabecera- le están haciendo “ascos”, marginándola, hasta el punto de anunciar Fernando Domecq, en Alicante, por junio, que arrojaba la toalla.

Así corona el valenciano el mes de Agosto, “Un mes para hacerse poncista”.

Sonrisas desde la humildad, tras 24 años. Risas a carcajada por parte del “poncismo militante” —de toda la vida- ridiculizando a aquellos que le quieren negar su grandeza, el pan y la sal, y rictus —fifty,fifty- de los conversos ante la evidencia; más vale tarde que nunca.

Y lágrimas desde lo más profundo de todos los sentimientos, del “poncismo”, los antis y de la Tauromaquia universal por la muerte del abuelo Leandro acaecida el pasado viernes.
El abuelo Leandro ha sido para Ponce más que el nieto, fruto de su hija Enriqueta; fue el motor que impulsó a este fenómeno impar, con poco más de 10 años — o menos-.
Ponce es el “Nieto de un sueño” como de forma magistral narra, con dicho título, Paco Villaverde en libro de cabecera para entender el “poncismo”, Ponce y la importancia vital del ABUELO.
EL ABUELO, centenario, descansa en paz. Más todavía, por no haberse perdido ni uno de los éxitos de su sueño (su nieto) en este agosto poncista.

El sueño de D. LEANDRO es eterno.

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