Francisco Marco hizo un esfuerzo ímprobo para estar delante del toro con dignidad / EFE
"...El encierro de ayer no hay por donde cogerlo. En primer lugar, tuvo una presentación muy desigual: tres toros muy serios, los últimos, y tres toros muy vareados y lamidos de cara, los primeros. En cuanto a juego, también hubo dos partes totalmente diferenciadas, los tres primeros (los toros chicos), se defendieron mucho por tener muy poca fuerza. Y los tres últimos (los toros grandes), fueron un dechado de mansedumbre y mal estilo..."
BLANDURA A PUÑADOS Y MANSEDUMBRE A DESTAJO
Domingo Delgado de la Cámara
La ganadería de Dolores Aguirre tiene un espléndido historial en Pamplona. Han sido muchos años de corridas muy bien presentadas y de gran juego en el último tercio. Sin embargo ayer, pintaron bastos, se quebró la racha. El encierro de ayer no hay por donde cogerlo. En primer lugar, tuvo una presentación muy desigual: tres toros muy serios, los últimos, y tres toros muy vareados y lamidos de cara, los primeros. En cuanto a juego, también hubo dos partes totalmente diferenciadas, los tres primeros (los toros chicos), se defendieron mucho por tener muy poca fuerza. Y los tres últimos (los toros grandes), fueron un dechado de mansedumbre y mal estilo. Tampoco debe extrañarnos, uno de los defectos del encaste Atanasio es precisamente su desigualdad. Como ya he dicho antes, esta vez pintaron bastos. Visto lo de ayer, parece prudente dar vacaciones a los de Dolores el año que viene.
Dejando sentado por delante que el material bovino dejó mucho que desear, los espadas de turno tampoco tuvieron su día, especialmente Uceda Leal. En primer lugar le cupo en suerte un toro que se defendió mucho por su poca fuerza, pero tampoco es para estar tan desconfiado como estuvo Uceda. Nunca se quedó quieto. El cuarto era más manso que un hombre casado. Cuando comenté en el tendido esta circunstancia, hubo muchas risas entre mis vecinos de localidad. Todo el mundo asintió, lo que demuestra que vivimos en una sociedad matriarcal. Aquí mandan ellas. Como sabiamente advirtió un anciano con sonotone que estaba a mi lado, el hombre que dice que manda en casa, o es soltero y vive solo, o es maricón, o es mentiroso, una de las tres cosas...
Como iba diciendo el cuarto fue el colmo de la mansedumbre. Se hartó a correr buscando locamente la salida, y a pesar de que el picador le zurró de lo lindo, nunca dejó de huir. Uceda dejó la lidia en manos de la cuadrilla desde el primer momento, y en cuanto tocaron a matar se lo quitó de enmedio a las primeras de cambio. La verdad es que no había mucho más que hacer. Tuvo suerte de que el cuarto es el toro de la merienda, esto le libró de una bronca de las buenas. Vespera horribilis para Uceda.
La primera faena de Francisco Marco, fue una declaración de buenas intenciones. Dio sitio al toro para, aprovechando las inercias, hacerlo pasar, pero hubo mucha rapidez y destemplanza. Probablemente era su primera corrida este año. Y eso se nota. La faena de este toro fue la típica del torero que no torea. El torero quiere, pero el desentrenamiento impide el acoplamiento. Además, cuando se torea poco, el volumen y las puntas impresionan. Lo dicho, hubo entrega pero faltó temple. El quinto fue un toraco con un carácter muy complejo. Por el pitón izquierdo no tenía ni un solo pase. Y por el derecho se tragaba dos, pero el tercero ya no colaba. Se necesita tener mucho valor y mucho oficio para encauzar una embestida como ésta. Francisco Marco hizo un esfuerzo ímprobo para estar delante del toro con dignidad. El tercero de la tarde tuvo mucha calidad en la embestida, pero esta calidad estuvo velada por la escasez de fuerzas.
Paulita lo intentó sin sacar nada en claro. El sexto se paró pronto y espabiló rápido. Sólo aguantó una serie antes de orientarse. En la lidia de sus dos toros, Paulita dejó algún lance y algún muletazo suelto de calidad. Poca cosa, no había mucho más donde rascar. Resumiendo, tarde para olvidar. Eso sí, fue una delicia acompañar a la Pamplonesa hasta la plaza a los torerísimos sones del pasodoble Agüero. En los sanfermines, todo el mundo tiene su "momentico", ese momento donde se siente tremendamente feliz y no se cambia por nadie. Mi "momentico" es ese. Cuando voy a los toros junto a la Pamplonesa, escuchando pasodobles toreros, no me cambio ni por Lagartijo el grande. Y Jon Ander tampoco.
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