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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 31 de enero de 2018

JOSELITO Y BELMONTE EN 1918 / por José María Sánchez Martínez-Rivero



Hace 100 años, las dos impresionantes figuras del toreo de esa época, José Gómez Ortega, Joselito el Gallo y Juan Belmonte García compartían triunfos en los ruedos españoles uno, y en América otro.

JOSELITO Y BELMONTE EN 1918


José María Sánchez Martínez-Rivero

Enero de 2018, en Collado Villalba.
Hace 100 años, las dos impresionantes figuras del toreo de esa época, José Gómez Ortega, Joselito el Gallo y Juan Belmonte García compartían triunfos en los ruedos españoles uno, y en América otro.

La temporada española del primero fue completa, salvo percances. La del segundo tuvo lugar solo en la temporada americana –y con pocas corridas- ya que en ese año el diestro Belmonte contrajo matrimonio.
Conozcamos en números la gran temporada de 1918 del sensacional diestro de Gelves.

Toreó 81 corridas, menos que la temporada anterior. Por una cogida en Zaragoza, en mayo, no pudo torear perdiendo entre diez y doce contratos. Cayó enfermo en San Sebastián en agosto, por lo que no pudo actuar en  diez corridas. Había contratado 105 tardes. Se dio la circunstancia que, en 1918, por epidemia de gripe se suspendieron algunas corridas en España.

Como figura primerísima del toreo no rehusaba actuar en Madrid, donde lo hizo en diez tardes. Le sigue Barcelona con nueve: en la Monumental cinco veces; tres en Las Arenas y una en la Barceloneta. En la feria de San Fermín lidió en cinco ocasiones. Sevilla le ve actuar en diez corridas repartidas entre la Real Maestranza y la Monumental – su plaza- en la actuó en cuatro tardes.

En Valencia lidia en ocho tardes. En todas las plazas había triunfo. Si no cortaba orejas –cosa difícil en esa época- dejaba la impronta de su toreo, de su arte y  de su sapiencia taurina.

Como primera figura indiscutible del toreo actuaba al lado de los mejores de su época para demostrar quien era. Se dice que cuando salía algún torero que empezaba a destacar y apuntaba alto decía:

Que lo pongan conmigo, a ver que pasa.

Con el gran torero mexicano Rodolfo Gaona –primerísima figura en su país y figura en España- actuó en 38 ocasiones. Don Ventura –revistero taurino-, dice de él:

Torero elegante y de gran estética, revelaba en la primorosa ejecución de su toreo sugestivo cualidades excepcionales que, cuando las lucía sin reservas, cautivaban a los espectadores. Notable torero con el capote, banderillero excelentísimo y consumado artista con la muleta, incluso mataba muy bien...

De las temporadas españolas del diestro azteca, destacan las de 1911, 1913 y 1916. En el año 1917 actuó, en Madrid, en la famosa corrida del Montepío de Toreros en la que triunfó Juan Belmonte rotundamente; pero también lo hicieron Joselito y Gaona. 

Le sigue Saleri con él que lidió en 29 ocasiones. Diego Mazquiarán, Fortuna, lo hizo en 24 tardes. El que fuera –más adelante- apoderado del Monstruo de Córdoba, don José Flores Camará tuvo el honor de torear con Joselito en 19 tardes, siendo la primera – el día13 de marzo de 1918- tarde de su alternativa otorgada por el diestro de Gelves. También actuó al lado de su hermano Rafael El Gallo con el que alternó en ocho corridas.

José Flores Camará, matador de toros, fue visto por don José Díaz de Quijano así:

Aunque mi afirmación negativa parezca desventurada, yo me atrevo a profetizar: Camará no llegará; no será nada en el toreo.

A poco que se vea de toros, no hace falta que un torero esté mal o esté bien para ver si hay “madera”, si hay posibilidad de una figura. Y a mí me parece, por lo visto, que ya no cabe dudar.

Porque se ve todo lo que este torero puede dar de sí. No puede dar nada.
Aunque esté bien cualquier día. No hay torero; torero de categoría, quiero decir.

El autor de lo escrito anteriormente no tuvo tiempo de ver –pues murió en 1942-  que Camará sí fue mucho en el toreo –como apoderado no como torero- de esa figura mítica irrepetible que fue Manuel Rodríguez, Manolete.

Joselito el Gallo como era tan poderoso no tenía reparos en lidiar toros de las ganaderías más prestigiosas y difíciles de la época. Así estoqueó ganado de don Vicente Martínez, Benjumea, Carmen de Federico, Santa Coloma, Miura, etc. etc.
Las corridas mano a mano le estimulaban para superar, en lo posible, a su rival. Así lo hizo en cinco tardes a lo largo de la temporada. Con Fortuna alternó en Algeciras; con Camará en Jerez y Logroño y con Gaona en San Sebastián y Valencia. Vemos que eran los diestros figuras del momento a mucha distancia de él; pero capaces de lidiar a su lado y quedar, por lo menos, indemnes en su prestigio.

Como único espada actuó en Tolosa con ganado de Vicente Martínez, de los cuales solo pudo despachar cuatro al ser sustituidos dos de ellos.
Hecho taurino importante de la temporada de 1918 fue la alternativa que el diestro de Gelves concedió, en Madrid, el 26 de septiembre, al fundador de la dinastía Dominguín, Domingo González Mateos. En esta misma corrida doctoró al diestro Varelito.

Pepe Dominguín, en su libro, Mi gente, de editorial Piesa 1979 nos relata que pasó aquella tarde:

En la tarde de la alternativa, con toros de Contreras, hicieron cuanto pudieron. La corrida no salió fácil y los neófitos, llenos de nervios, no lograron el éxito total, aunque sí dejaron constancia cada uno en su estilo, que eran dignos de dar aquél paso y estar capacitados y cuajados para ser matadores de toros. En cambio, Joselito, supertorero, con conocimiento de la profesión de elegido, mítica y quizá nunca superada dio a los recién llegados una lección de tauromaquia que recordarán de por vida; más tiempo Domingo ya que a Varelito lo mató un toro en Sevilla, cuando se iba afianzando en su puesto de figura...

Joselito es el compendio de la tauromaquia, sus conocimientos del arte de lidiar reses bravas supera a todos; es la técnica unida al buen arte, al valor y a la profesionalidad. Es un Monstruo que podrá definirse en una sola palabra: el Toreo.

El primer toro de Joselito, de la ganadería de Contreras fue sustituido por otro de García de la Lama. Su segundo fue ya de Contreras.
Manuel Varé, Varelito, murió en la Real Maestranza de Sevilla, el 22 de abril de 1922, al ser cogido entrando a matar a un toro de marqués de Guadalest que le infirió gravísimos destrozos en el recto.

Dominguín hizo escribir a Don Quijote lo que sigue en cuanto a su toreo:

Dominguín irrumpió en el toreo con una gallardía desusada. Sus primeros pasos –la temporada de 1918- los dio a compás de marcha triunfal. Yo le había dedicado varias crónicas entusiásticas. Entonces parecía que iba a ser mucho más de lo que luego fue. Su toreo, su estilo, degeneraron poco a poco, y hasta variaron totalmente sus características.

Dominguín fue un gran taurino y empresario. Padre del famoso matador –contemporáneo de Manolete- Luis Miguel González Lucas, Dominguín.

De extraordinario éxito fue la actuación de Joselito en Madrid, el 10 de octubre de 1918. Se lidiaron toros de Guadalest para Rafael el Gallo, Joselito, Limeño y Camará.

El torero de Gelves lidió a Gorrión, número 42, negro listón, toro muy bravo, alegre, pronto y codicioso en los tres tercios. Mereció la vuelta al ruedo. Joselito le cortó las dos orejas. El matador ordenó que le cortaran la cabeza para que, después de ser disecada, figurara en su finca como recuerdo de este impresionante éxito. 

Pero; ¿qué faena hizo el gran torero? Don Quijote, escritor y revistero taurino, que presenció la corrida, nos lo cuenta:

Con este toro realizó Joselito uno de sus más completos y brillantes hechos de estupendo lidiador.
Nueve verónicas seguidas, ligadas, casi sin enmendarse, prodigiosas de temple y de gracia, y apretadísimas.
José, tras breves capotazos de Blanquet, quebró -en un santiamén- tres pares de banderillas, al hilo de las tablas, monumentales; dos por el lado derecho y uno por el izquierdo; los tres en el mismo terreno y los tres reunidos en el hueco de un duro.

Tomó la muleta y ligó diez pases portentosos, inenarrables, emocionantes y bellísimos. El primero fue ayudado por alto de rodillas; se revolvió el toro rápido y ya no le apartó José la muleta del hocico. ¡Que diez pases, sin solución de continuidad!

Pases de pecho, tres en redondo, un ayudado por bajo, un natural (zurdo), otro (derecho) y el de pecho (ídem) Pinchó en hueso, precipitándose. Se encorajinó, y metió tres ayudados por bajo de enorme maestría y castigo, rematados con un pase de pecho con la izquierda y un natural con el que cuadró y entró con fe. Si no de intachable ejecución la estocada fue superior. Se le concedieron las dos orejas; dio dos vueltas al ruedo: tuvo que salir por dos veces más al centro de la plaza, y la ovación no terminaba nunca...

Joselito sabe que esta faena es de lo mejor que él ha hecho, con haber dado tantas inolvidables. Por algo es tan enorme torero. Y los que sabemos que sabe torear así, no transigimos con que sestee con pasecitos por delante. Lo de esta corrida es la fetén. Él lo sabe: y los que son más papistas que el Papa, también.

Como es sabido, Joselito, en este año que comentamos de 1918 no tenía rival en la plaza, pues, Juan Belmonte, no toreó en España –sí en Perú, Panamá y Venezuela-, Joselito sin rival, sin pareja, no se siente ya presionado y no ve quien le haga sombra. En la cúspide del toreo cambia de marcha, es decir, no se relaja; pero está menos presionado y deja que -a su distancia- se le acerque la gran figura mexicana Rodolfo Gaona único matador capaz de inquietarle. 

Ante la falta de Belmonte y no tener, por tanto, Joselito su principal rival, don José Díaz de Quijano escribió:

¡La falta que hace Belmonte! Dos meses de temporada y parece que todavía no ha empezado. Hasta los antibelmontistas –los pocos que van quedando- lo confiesan. Su campaña del año pasado, y ahora su ausencia, han convertido a enorme el número de incrédulos... Asusta pensar lo que sería para el toreo, en estos momentos, la retirada definitiva de Belmonte.


Y vamos con Belmonte.
Embarca el 20 de noviembre de 1917 con destino a Lima. Está contratado –en 1918- para nueve corridas y un Beneficio a razón de 20.000 pesetas por tarde. Le acompañan los diestros Fortuna, Chiquito de Begoña. El picador Catalino y los banderilleros, Maera, Magritas y Morenito de Valencia.

La primera corrida la torea el 1 de enero de 1918 en la plaza de toros de Lima, lidiando toros de Arín al lado de Fortuna.
Repite en la misma plaza el día 8, estoqueando toros del Olivar con Chiquito de Begoña.
Los días 15 y 21 de enero, y en Lima, lidia toros de Veragua (cruza) con Chiquito y Fortuna. El 21, estoquea toros de Arín y Olivar. Esta corrida fue a Beneficio de Alcalareño.
Sigue en Lima y actúa los días 28 de enero y 5 de febrero.
Finaliza el día 12 de febrero con toros de Olivar al lado de Fortuna.

En Panamá estoquea una corrida de toros del Olivar junto a Chiquito de Begoña.
En Caracas (Venezuela) torea tres tardes siendo sus compañeros de terna: Corcito, Chiquito de Begoña. La segunda corrida fue a Benéfico de Corcito.
Una vez cumplidos sus compromisos Belmonte se casa en Lima, por poderes, y marcha a Nueva York y México en luna de miel. Ya no reaparecerá en España hasta 1919.

Joselito el Gallo, cenit del toreo en 1918. Ya pastaba Bailaor en los campos de la ganadería de la viuda de Ortega.

Gerardo Diego le escribió:

La verónica comba el abanico,
a larga caligrafía y precisa,
el galleo –a los hombros el hocico-,
y el arrancar –troteo- la divisa.
El quiebro repetido, el par al sesgo,
o en diametral oposición forjado,
dibujando en la arena, a flor de riesgo,
un radiante teorema entrecruzado.





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