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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 30 de enero de 2018

NOSTALGIA / por Antolín Castro



Nostalgia por el abandono, entre otras, de la plaza de Tenerife


Tiempos que pasaron y, sospechamos, no volverán. Así es con plazas a las que ya no les vemos ‘el pelo’ ni su arena. Tenerife, Cádiz, Barcelona, Tarragona, Gerona, Oviedo, Coruña… Las próximas serán Palma de Mallorca, Vitoria, Cáceres… por citar solamente capitales de provincia.


NOSTALGIA

La nostalgia es un sentimiento de pena por la ausencia, la privación o la pérdida de alguien o de algo. También de lejanía.

Nos pasa en todo en la vida, sobre todo cuando recordamos a seres queridos que nos dejaron o que viven muy lejos. En lo taurino, recién acabamos de iniciar la temporada y esa nostalgia aparece sin darnos cuenta en nuestras mentes y corazones.

Nos inundamos de nostalgia constantemente. Las noticias no dejan de anunciarnos cierre de plazas, reducción de carteles (véase lo sucedido con lo anunciado inicialmente en Valdemorillo, Juan Mora, Rafaelillo, Abellán… y lo que se ofrece final y oficialmente) y todo ello va llenando nuestros corazones de nostalgia.

Tiempos que pasaron y, sospechamos, no volverán. Así es con plazas a las que ya no les vemos ‘el pelo’ ni su arena. Tenerife, Cádiz, Barcelona, Tarragona, Gerona, Oviedo, Coruña… Las próximas serán Palma de Mallorca, Vitoria, Cáceres… por citar solamente capitales de provincia.

En otras muchas se reducen el número de festejos hasta dejarlo en algo meramente simbólico. Ya ven, como para no tener nostalgia de todo ello. Plazas, muchas, en las que quien suscribe transitó como aficionado y fue fraguando buena parte de sus conocimientos.

Hasta Benidorm ha dejado de ser una plaza de temporada. Sí, por allí pasaron figuras como Curro Romero, Antonio Bienvenida, Rafael de Paula, El Cordobés, Palomo Linares, José Mª Manzanares, Dámaso González… etc. 

Parece como si tuviéramos que renunciar a nuestra historia de siglos, y reciente para que yo haya podido pisarlas, y tenernos que conformar con los reductos de las plazas que nos quedan, que van siendo cada vez menos. Plazas de primera que mantienen el tipo, Madrid, Sevilla, Valencia, Pamplona… en cuanto a programación, pero que, sin duda, son insuficientes como lo es que existan muy pocos teatros dedicados a la ópera. Será difícil mantener la afición y mucho menos crearla sin darse festejos en tantos sitios. 

Ese es el verdadero mal. Si no se fomenta no puede haber continuidad. Si se sustituye por la promoción de otras actividades de forma tan drástica tenemos perdido el futuro. Dura tarea para quienes están al frente de la Fundación del Toro de Lidia. Pero nadie ha dicho que sea nada fácil mantenerse toda la vida. El encaje de bolillos, por poner un solo ejemplo, se hace ya casi solamente como exhibición, cuando yo se lo he visto hacer a todas las mujeres de mi familia. Nostalgia.

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