
'..En lo general, en lo importante, Sánchez está donde está el PP. Las diferencias son mínimas en relación con Ucrania, con Trump, con la inmigración, con la política climática o la cesión de soberanía a una Europa federal… Luego meten un ruido ensordecedor con el máster de la parienta y el hermano, pero en poco se distinguen..'
El DJ lo pone el PP
HUGHES
Durante los días siguientes al fallecimiento del Papa Francisco se leían cosas sobre su relación con Sánchez; unos decían que llegó a reñirle, otros que fue utilizado por el presidente. Sánchez se elevaba a una categoría luciferina, capaz de torcer el brazo a un Papa, obligado a recibir, en tortura masónica definitiva, a la mismísima Yolanda Díaz.
A la vez, The Economist le dedicaba un reportaje a la economía española. Por allí pasaban, sonrientes, Entrecanales, voces del Santander, del BBVA… España crece más que los demás, nos explicaban, por su energía verde y barata y por la inmigración masiva. En la biblia liberal parecían encantados.
Por mucho que se afanen en convertir a Sánchez en el Anticristo y en un radical comunista, es bastante apreciado por las instituciones del globalismo: en Bruselas y Davos le quieren; le recibe Xi, nuevo líder del libre comercio, y en Washington los demócratas le tenían por gran franquiciado. La apertura a la inmigración masiva tiene la bendición de las élites financieras: así se crece.
En lo general, en lo importante, Sánchez está donde está el PP. Las diferencias son mínimas en relación con Ucrania, con Trump, con la inmigración, con la política climática o la cesión de soberanía a una Europa federal… Luego meten un ruido ensordecedor con el máster de la parienta y el hermano, pero en poco se distinguen.
Y en estas llega la propuesta de Mayor Oreja (por supuesto bienintencionada) para propiciar un acercamiento entre PP y Vox y echar a Sánchez con un calendario de movilizaciones, nuevos e ilusionantes Woodstocks de Colón en los que el PP pondría el DJ y Vox todo lo demás.
Mayor Oreja, que ha avisado más que nadie y merece toda la atención, lo explica: hay un proceso en marcha para la destrucción de España, guiado por el PSOE y apoyado por su Frente Popular.
Pero esto del Frente Popular, ¿qué le puede decir a un PP que ha asumido casi al completo el marco histórico del PSOE?
Salir a estas alturas con el frente popular destila melancolía. El PP es un partido oficialmente antifranquista que en poco se diferencia de la visión del PSOE. El Frente Popular puede tener efecto en otros, pero no en el PP, que bien llamó a «naturalizar» a Bildu y a sondear a Puigdemont.
Por mucho que acierte en sus temores el señor Mayor Oreja, se antoja un poco tarde. Al menos se lo parece a este insignificante plumilla. La realidad de nuestro siglo XX, incluso las afrentas del 78, han sido superadas día a día en los medios del PP, creadores de una burbuja de subdesarrollo informativo e intelectual. Están a otra cosa. Su fundador ya no es Fraga, es Churchill.
El antisanchismo es una parte más del sanchismo. Sin el Sánchez monstruoso, ¿qué tendría el PP y su casta periodística, embalsamada en un mundo extinto hace décadas?
Para ellos, Sánchez es como Trump y como Orban. Vemos, por tanto, Sánchez distintos.
Su Sánchez, peligroso comunista que engaña al Papa y al Economist, es una distorsión para ocultar lo cerca que están de él.
Ofrecer acuerdos de mínimos con el PP es algo curioso cuando son sus máximos y marcos generales los que obligan a tentarse la ropa. Si en nombre del antisanchismo se aceptan esos «mínimos», ¿qué se hace con el resto, con aquello en lo que son exactamente como Sánchez?
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