Tras de ellas, obviamente, están las de segunda y posteriormente las de tercera. De cuarta categoría suelen considerarse las portátiles no fijas.
Las de primera son: Madrid, Sevilla, Valencia, Bilbao, Zaragoza, San Sebastián, Málaga, Córdoba y Pamplona. También Barcelona, pero estando cerrada, es de última. El vecino país francés aporta otras cuantas más: Nimes, Arles, Bayona, Dax, Mont de Marsan, Vic-Fezensac y Beziers. Un total de dieciséis cosos donde la importancia del toro y su afición suponen una exigencia mayor, siendo Las Ventas de Madrid el máximo exponente de dicha exigencia.
Las de segunda son todas las existentes en capitales de provincia, a las que se añaden por su prestigio e historia las siguientes: Algeciras, Aranjuez, Cartagena, Colmenar Viejo, Gijón, Jerez, Linares, Mérida, Plasencia, Puerto de Santa María y Vistalegre (Madrid), incluyendo Ceret y Floriac en Francia. Un gran número de plazas para que el reparto de puestos fuera más abierto entre las categorías de los matadores.
Los matadores de toros están divididos también por categorías: A, B y C. Los del A son aquellos que actuaron 37 o más veces en la temporada anterior, los del grupo B son los que actuaron de 13 a 36 y en el grupo C se encuentran todos los demás.
Se podría pensar que ese marco es determinante para que sus actuaciones tengan lugar en una u otras plazas, pero no es así. En otros tiempos sí se reservaban con más frecuencia los puestos en las plazas de tercera para los diestros de los grupos B y C, pero eso en la práctica hoy no lo es. De tal modo no es así, que no hay plaza de tercera, incluso de menos, que no desee tener a las máximas figuras en su pueblo.
En consecuencia, los del grupo A torean en todas partes, incluidas las portátiles. A esto ayuda el menor número de festejos que se dan. Los honorarios, para los que también hay regulación, no pueden ser los mismos por aquello de los aforos, pero los acuerdos a los que llegan solo lo saben las empresas y ellos, en el mundo del toro el hermetismo es total. Pero está claro que no pueden ser las cifras que se manejan en las grandes ferias.
Sea como sea, las máximas figuras ‘hacen camino al andar’ y van llenando de actuaciones su temporada y el escalafón, donde se puede presumir de números.
Claro que no son lo mismo unos números y otros, para ello basta con pegarse una vuelta por la clasificación actual. A la cabeza en estos momentos figura Talavante con 9 corridas y 17 orejas. Es decir, unos datos de mucha regularidad. Si se ven las entrañas lo de la regularidad viene del adjetivo regular, pues de los 9 festejos, 5 han sido en plazas de tercera y es ahí donde ha obtenido la casi totalidad de trofeos: 15 orejas. En los cuatro festejos en las de 1ª y 2ª solo ha cortado 2 apéndices, ambos en las de 2ª.
En el otro lado podemos observar a Roca Rey, quien ha dosificado sus actuaciones en distinta medida y resultados. Solo ha actuado cuatro tardes, pero, eso sí, todas en plazas de 1ª, siendo el resultado de 7 orejas. Parece que el peruano quiere dineros fuertes y entrega máxima donde resulta más rentable ese esfuerzo.
Vemos a dos espadas, Víctor Hernández y Molina, que han actuado tres tardes cada uno en plazas de 3ª, con éxito en trofeos, 8 y 6 respectivamente, haciendo bueno eso de que esas plazas deberían brindar oportunidades a quienes se quieren abrir camino. Este podría ser el reparto adecuado para los paseíllos, las figuras en las de 1ª y 2ª y los aspirantes en las de 3ª. Que no sean estas últimas plazas las que desvirtúen los números del escalafón.
Las plazas de tercera, a lo que se ve, tienen mucha importancia para unos y otros toreros.
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