'..Nadie va a la Feria del Aficionado a ver cómo se le escacharra el Patek Phillippe que heredó del abuelo, que aquí se viene a lo serio: al toro y al que tenga redaños de ponerse enfrente. Y si además sale el toreo, miel sobre hojuelas..'
JOSÉ RAMÓN MÁRQUEZ
'Salmonetes ya no nos quedan' blogspot
Para la corrida matinal del segundo día de la Feria del Aficionado, que organiza el Club 3 Puyazos en San Agustín del Guadalix se optó por la difícil apuesta de plantear una corrida de un solo matador, Damián Castaño, frente a un encierro de Dolores Aguirre, comprometida empresa de la que ya me gustaría ver cómo saldrían parados esos toreros de largas tauromaquias, de poderes fingidos, de suficiencias posteadas a tanto alzado o de arte inmenso capaz de detener hasta los relojes de cuco. En la grata placita de San Agustín el tema del reloj lo han solucionado estupendamente poniendo un reloj que marca las horas como le da la gana y si ayer sábado nos daba la hora de Miami hoy nos estaba ofreciendo la hora de las Azores. Con eso se consigue que nadie eche cuentas del dichoso reloj y si acaso se para a nadie le importe. Ignoro si en eso han tenido algo que ver los de 3 Puyazos, que están en todo, imagino que sí.
Nadie va a la Feria del Aficionado a ver cómo se le escacharra el Patek Phillippe que heredó del abuelo, que aquí se viene a lo serio: al toro y al que tenga redaños de ponerse enfrente. Y si además sale el toreo, miel sobre hojuelas. En este caso el de los redaños fue, como se dijo antes, Damián Castaño, que fue saludado al inicio del paseíllo con una cerrada ovación de reconocimiento, subrayada por otra igual al terminar el paseo y despedido con otra al terminar su labor tras dos horas y media de toma y daca con unos toros que tantos nombres que festonean los carteles de las grandes ferias no quieren ver ni en sueños.
No cabe duda, y esto fue motivo de controversia entre los aficionados, en el tiempo previo al inicio de la Feria, que Damián no es ni mucho menos el As de Espadas, por lo que muchos pensábamos que esa deficiencia en su oficio lastraría el desarrollo de la corrida, como a la postre sucedió. Siempre hemos sostenido que en una corrida de seis toros hay que salir a estocada por toro, y que esa es una de las claves del éxito en una empresa de esta envergadura. No es preciso tener una gran variedad capotera o muletíl, porque eso se suple con la verdad de los cuatro pases y los dos lances fundamentales, pero matar bien es netamente imprescindible en una ocasión como ésta.
Desde la Dehesa de Frías se vinieron seis toros y un sobrero de Dolores Aguirre a su cita con Damián Castaño, cuatro negros y dos colorados los de lidia ordinaria: Carafea, Salado, Cigarrero II, Langosto, Pitillito y otro Carafea, números 19, 2, 30, 41, 50 y 45, que nos ofrecieron la variedad de sus encastados comportamientos y sus bien presentadas hechuras, de sus reiteradas acometidas al cite de los picadores, de su celo en permanecer junto al caballo sin atender a capotes, de su seriedad de toros de lidia, de su lustre y su musculatura: el toro que impone respeto y que no facilita las monerías.
El primero de los Carafea fue un negro mulato y salpicado que acudió cuatro veces al caballo. Fue banderilleado con solvencia por Iván García y recibió un sobrio y dominador saludo de muleta de Damián, que le sirvió para hacerse con el toro. A continuación una faena basada en la derecha, sin la ligazón de quedarse quieto, que el toro no lo consentía, con la muleta de Castaño siempre por delante a base de mando que, por momentos, llegó mucho al tendido. Muy solvente y por encima del toro, Castaño estropeó lo conseguido en su resuelto trasteo por el mal uso del estoque.
En segundo lugar salió el negrito Salado, que dio un vibrante tercio de varas con las tres que le endiñó Javier Martín. Después pareció que se acalambró o acaso que tenía menos fuerzas de las que se esperaba; el caso es que apenas se movía y no pasaba en los cites, más bien daba cabezazos. De nuevo mal con la espada Castaño.
Cigarrero II fue el tercero, un colorado de gran volumen que entró al caballo por tres veces sin gran ahínco y que se puso denso en el segundo tercio, resaltando su condición mansa y encastada, esa ecuación tan complicada a la que Damián de nuevo opuso la claridad de su inicio por abajo, justamente jaleado, y después la franqueza de su honesta propuesta muletera, realizada con la mano derecha, con mucha verdad y arrojo y, sobre todo, una enorme generosidad. Todo su empeño se volvió a venir abajo a causa de la espada y la cosa quedó en una ovación.
La segunda parte de la entretenida corrida principió con otro colorado, Langosto, de impresionante presencia que propició un tercio de varas en el que fue colocado de extremo a extremo de la Plaza, desde la puerta de chiqueros hasta el burladero de capotes, con una pelea de altibajos, pronto al cite pero acudiendo sin gran ánimo. Tras la eficaz brega de Iván García, otra vez más Damián puso sobre la arena de San Agustín la honestidad y la generosidad de su trasteo, tratando incluso de dar algunos pase relajada y verticalmente. Faena con altibajos que pareció que podía romper, aunque finalmente el toro se fue quedando más parado. Su mejor estocada de la tarde fue la media tendida con la que despachó a Langosto.
Y como no hay quinto malo, ahí tenemos a Pitillito, negro burraco, de hermosa lámina al que Castaño recibió por verónicas. El tercio de varas fue un descalzaperros en el que Adrián Majadas estuvo sumamente desacertado, recibiendo agrias críticas por parte de la afición que consideró con buen criterio que el pica se había cargado al toro. La cosa es que el animal se quedó parado y descompuesto, aunque de nuevo Damián se empeñó en tratarle como si fuera bueno. El animal se daba cuenta de todo y en uno de los pases, en el que le llevaba menos toreado, el animal le vio y le lanzó por los aires. La honradez de Castaño y sus ganas de complacer a la parroquia y no rehuir la pelea le valieron el revolcón. Otra media estocada tendida acabó con la vida del toro, pero sus posibilidades se habían acabado antes, en el caballo.
Con el segundo de los Carafea, negro y girón, se ponía fin a la Feria del Aficionado 2025. El toro fue ovacionado de salida por su seriedad y sus hechuras. Recibió tres buenas varas de Luc Tosello y le hizo sudar tinta a Mathieu Guillon -Mateo para los amigos- durante su lidia. Se marchó hacia toriles y allí le buscó Castaño, que en ningún momento de la mañana ha rehuido la pelea, incluso en estos momentos tras la lidia de los cinco anteriores y la paliza recibida en el anterior, atacando siempre al toro, buscando la colocación y tratando de obtener algunos muletazos estimables. De nuevo la espada fue la inútil compañera de la labor de Damián Castaño.
Gran mañana de toros la que nos han dado los doloresaguirre y Damián Castaño, de ésas en las que no apartas los ojos del ruedo. Se debe resaltar la generosidad del torero para con el ganado, poniendo siempre al mismo nivel el lucimiento de los toros que el suyo propio. La primera vez que un matador se encerraba con seis de Dolores Aguirre fue hoy y aunque el resultado orejil sea inexistente, Castaño, puede estar contento de su acierto en el modo en que ha planteado el reto, ante el que muchos toreros habrían demostrado de manera patente su insignificancia.
Al término de la corrida se anunció por la megafonía que se concedía el premio del Club 3 Puyazos a Javier Martín por el tercio de varas al segundo de la mañana.
A partir de aquí ya estamos contando los días que faltan para la Feria del Aficionado 2026. Enhorabuena a los organizadores y el más sincero agradecimiento.
ANDREW MOORE
FIN






















No hay comentarios:
Publicar un comentario