13 de Abril de 2016.-
A pesar de la alarma alta y sonora que ha derivado en la huida de aficionados por la indecorosa manipulación de la fiesta desde todos los estamentos de la misma, no parece que tengan intención alguna de oírla y poner remedio. Poner remedio no es ni esfuerzo ni inversión en corregirlo, si no en todo lo contrario, es dejar de hacer el esfuerzo y la inversión para modificar un código genético que de lo bravo y encastado se convierta en lo que en esta misma publicación se le llama el medio toro.
Está muy claro que nada podemos esperar de los artífices de esta mofa y escarnio, porque sólo con el toro toro la fiesta tiene salida. Lo de ayer en Sevilla hace, incluso, pensar en la brutalidad de maltratar a un animal tan indefenso, tan mermado de sus vitales verdades, en un jugueteo ventajista e inmoral. Eso si, un jugueteo sudoroso que incluso conlleva riesgos.Pero que nadie se engañe, el argumento del esfuerzo y del riesgo no es suficiente para soportar ni el interés por ello, ni la defensa ante el anti taurinismo. La presencia masiva de espectadores, sólo ante carteles "de clavel", y como pasarela social de belleza o posición no sirve para la fiesta, la fiesta sólo se regeneraría con el romanticismo desde el conocimiento y la afición.
Mi desaprobación al modelo de gestión toros, toreros y empresa y mi rechazo al abuso de ventajas que deriva en repugnante barbarie.
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