En la Opinión de Pepe Mata:
¿A dónde se fueron la bravura y la casta?
¿A dónde se fueron la bravura y la casta?
Publicado por José Mata el 28/4/2011 /México
[José Mata] Resulta, salvo su mejor opinión, lector amigo, ya exasperante ver, en México, astados mansos…
...bobalicones, que acuden sumisamente a las muletas, con una obediencia alarmantemente borreguna, y que hasta se intentan indultar, o se premian inadmisiblemente a sus despojos, con inmerecidos arrastres lentos o absurdas vueltas al redondel.
Esto, por supuesto que no es ni el AUTÉNTICO TORO ni un homenaje al toro bravo; como tampoco las moles de carnes que salen en España, en este caso, las que han aparecido en Sevilla, que dentro de la mansedumbre desarrollan el peligroso genio, y luego no sirven para nada.
Ni uno ni otro.
El toro bravo y encastado es otro tema, y no se debe confundir con el toro bobalicón ni con el toro violento.
Es inadmisible ver, cómo ciertos ganaderos, se dan coba ellos mismos, porque sus bovinos fueron en interminables pases, a media altura, sumisos, y lo peor, hayan pasado casi sin pelear con los del castoreño, porque salieron huyendo despavoridos, cuando sintieron apenas el rasguño de la puya.
El toro bravo y encastado, es el que se arranca de largo y siempre va al capote con fuerza, peleando con poderosa embestida, que va atemperando el torero, luego acude al caballo, pelea abajo del peto buscando tumbar al oponente, y conseguirlo en ocasiones, mientras en banderillas va de largo acometiendo con inaudito poder, y en la muleta siempre fijo y con fuerza al engaño.
Si el AUTÉNTICO TORO BRAVO, que cuando tiene enfrente al artista, que representa la naturaleza inteligente y que decidió confrontar a la instintiva, tras domeñarlo, atemperando las embestidas a través de la técnica, del aguante, del valor natural, del poder del sentimiento… consigue trazos tan largos y sentidos, logrando extraer las virtudes del toro como la clase, calidad y emotividad en el recorrido, y al mismo tiempo, ir produciendo los intensos, aunque efímeros, momentos escultóricos, plenos de ritmo y belleza, que conducen irremediablemente, a la sublime locura al diletante taurino.
El toro bravo y encastado transmite peligro, pero también transmite emoción, una inenarrable emoción que nos hace ver, de quien le enfrenta, la diferencia que hay, entre ser torero y el común de los mortales.
Por ello, el pasarse en infinidad de pases a un bovino que más parece un lindo gatito, no produce nada, y es por ello que se hace necesario que esos ciertos ganaderos, recuerden la grandeza de su maravillosa profesión, así como de la buena crianza del AUTÉNTICO TORO BRAVO Y ENCASTADO, que será el que en definitiva le devuelva a la Fiesta BRAVA, la razón de ser y estar
Esto, por supuesto que no es ni el AUTÉNTICO TORO ni un homenaje al toro bravo; como tampoco las moles de carnes que salen en España, en este caso, las que han aparecido en Sevilla, que dentro de la mansedumbre desarrollan el peligroso genio, y luego no sirven para nada.
Ni uno ni otro.
El toro bravo y encastado es otro tema, y no se debe confundir con el toro bobalicón ni con el toro violento.
Es inadmisible ver, cómo ciertos ganaderos, se dan coba ellos mismos, porque sus bovinos fueron en interminables pases, a media altura, sumisos, y lo peor, hayan pasado casi sin pelear con los del castoreño, porque salieron huyendo despavoridos, cuando sintieron apenas el rasguño de la puya.
El toro bravo y encastado, es el que se arranca de largo y siempre va al capote con fuerza, peleando con poderosa embestida, que va atemperando el torero, luego acude al caballo, pelea abajo del peto buscando tumbar al oponente, y conseguirlo en ocasiones, mientras en banderillas va de largo acometiendo con inaudito poder, y en la muleta siempre fijo y con fuerza al engaño.
Si el AUTÉNTICO TORO BRAVO, que cuando tiene enfrente al artista, que representa la naturaleza inteligente y que decidió confrontar a la instintiva, tras domeñarlo, atemperando las embestidas a través de la técnica, del aguante, del valor natural, del poder del sentimiento… consigue trazos tan largos y sentidos, logrando extraer las virtudes del toro como la clase, calidad y emotividad en el recorrido, y al mismo tiempo, ir produciendo los intensos, aunque efímeros, momentos escultóricos, plenos de ritmo y belleza, que conducen irremediablemente, a la sublime locura al diletante taurino.
El toro bravo y encastado transmite peligro, pero también transmite emoción, una inenarrable emoción que nos hace ver, de quien le enfrenta, la diferencia que hay, entre ser torero y el común de los mortales.
Por ello, el pasarse en infinidad de pases a un bovino que más parece un lindo gatito, no produce nada, y es por ello que se hace necesario que esos ciertos ganaderos, recuerden la grandeza de su maravillosa profesión, así como de la buena crianza del AUTÉNTICO TORO BRAVO Y ENCASTADO, que será el que en definitiva le devuelva a la Fiesta BRAVA, la razón de ser y estar
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