PASIÓN EN LOS RUEDOS, PASIÓN EN LA CALLE
Por Fernando García Terrel
Zaragoza, 19 de Abril de 2011
Cada tarde el torero tiene una cita incierta, quizás con la muerte. Gloria, sangre, triunfo, riesgo…, son opciones con las que a diario juega. Conoce el peligro de su profesión que le obliga a la ejecución de una obra que será de arte si se encuentra inspirado y ha vencido u olvidado el miedo. Enfrente, no tiene un enemigo, sino un oponente al que ha de dominar para que sea su colaborador y es consciente de que le puede hacer mucho daño, llevarle al hule. En su léxico utiliza a menudo la palabra Dios y al Él se encomienda, confiando en la protección ante el reto que se plantea.
Por lo general, los toreros son personas religiosas, creyentes, incluso piadosas, conformes con la voluntad del Creador y deseosos de que nunca les toque a ellos la decisión fatal, pese a sus continuos retos con la muerte. Por eso, en las horas anteriores a la corrida, en la habitación del hotel rezan en intimidad en sus capillas portátiles, que sus mozos de espadas les preparan, a sus Vírgenes, Cristos o Santos de su advocación.
Antes del paseíllo, en la capilla de la plaza, algunos rezan, pienso que todos los que entran a ella es para pedir protección y fuerzas para sobrellevar el temible peso de la cornada, si se produce, y de sus consecuencias. Hay toreros que no entran a la capilla y otros que lo hacen, según ellos dicen, no para rezar y si para quitarse del medio ocultándose de la multitud que les agobia en el patio de cuadrillas.
La mayoría de ellos cuando salta su toro a la arena, antes de iniciar la faena, en la tronera del burladero, se santigua de nuevo repetidas veces, como por lo bajini, tocando y retocando el crucifijo que suele llevar en el corbatín. ¿Plegaria, superstición?
La Semana Santa este año llega mezclando corridas de toros y estaciones de penitencia, sin tiempo casi de cambiarse los diestros el traje de luces por el de penitente, para seguir, como les gusta, a sus Cristos y Dolorosas por las calles de España.
Es preferentemente en Andalucía donde los toreros, los de antes y de ahora, han sido y son, fervientes devotos y hasta han llegando a ser hermanos mayores de las cofradías. El mundo del toro y la Semana de Pasión han estado vinculados y es quizás en Sevilla donde más se demuestre esta unión pues en ella existen dos cofradías toreras: la de San Bernardo, de la que eran miembros Pepe Luis Vázquez y sus hermanos y la del Baratillo, que tiene como sede la que fue capilla de la Maestranza, a ella perteneció el mismísimo “Pepe-Hillo” a la que con frecuencia Iba a rezar. Actualmente son miembros de ella diestros como: El Cid, Morante y otros famosos toreros, además de subalternos.
Les gusta seguir en las noches de incienso y romero, de saeta y mantilla, a la Virgen o a su Hijo y se hacen penitentes, algunos portando incluso su propia cruz como Enrique Ponce y su cuadrilla. Toreros piadosos, que sentirían mucho no poder acompañar a su Esperanza o a su Crucificado.
Precisamente fue el diestro de Chiva quien pronunciando el otro día el Pregón de la Semana Santa Marinera de Valencia, emocionó a los presentes con su discurso al decir frases tan sentidas como: "Desde mi yo torero, comprendo, entiendo perfectamente la Pasión de Jesús esta Semana Santa”; “La llegada en loor de multitudes a la plaza es como nuestro domingo de Ramos; todo son parabienes, ensalzamientos, pero sabemos perfectamente que esas personas serán implacables en el juicio al que nos someterán en el ruedo”. “Los toreros nos ceñimos al cuerpo el capote de paseo, con el Cristo o con la Virgen de nuestra especial devoción".
La Fiesta Brava por momentos deja de serlo para convertirse en Fiesta de Pasión. Es la hora de agradecer y los hombres de luces, de oro, plata o azabache lo hacen en esta Semana Santa.
Pasión en los ruedos, pasión en las calles. Devoción y arte.
Por lo general, los toreros son personas religiosas, creyentes, incluso piadosas, conformes con la voluntad del Creador y deseosos de que nunca les toque a ellos la decisión fatal, pese a sus continuos retos con la muerte. Por eso, en las horas anteriores a la corrida, en la habitación del hotel rezan en intimidad en sus capillas portátiles, que sus mozos de espadas les preparan, a sus Vírgenes, Cristos o Santos de su advocación.
Antes del paseíllo, en la capilla de la plaza, algunos rezan, pienso que todos los que entran a ella es para pedir protección y fuerzas para sobrellevar el temible peso de la cornada, si se produce, y de sus consecuencias. Hay toreros que no entran a la capilla y otros que lo hacen, según ellos dicen, no para rezar y si para quitarse del medio ocultándose de la multitud que les agobia en el patio de cuadrillas.
La mayoría de ellos cuando salta su toro a la arena, antes de iniciar la faena, en la tronera del burladero, se santigua de nuevo repetidas veces, como por lo bajini, tocando y retocando el crucifijo que suele llevar en el corbatín. ¿Plegaria, superstición?
La Semana Santa este año llega mezclando corridas de toros y estaciones de penitencia, sin tiempo casi de cambiarse los diestros el traje de luces por el de penitente, para seguir, como les gusta, a sus Cristos y Dolorosas por las calles de España.
Es preferentemente en Andalucía donde los toreros, los de antes y de ahora, han sido y son, fervientes devotos y hasta han llegando a ser hermanos mayores de las cofradías. El mundo del toro y la Semana de Pasión han estado vinculados y es quizás en Sevilla donde más se demuestre esta unión pues en ella existen dos cofradías toreras: la de San Bernardo, de la que eran miembros Pepe Luis Vázquez y sus hermanos y la del Baratillo, que tiene como sede la que fue capilla de la Maestranza, a ella perteneció el mismísimo “Pepe-Hillo” a la que con frecuencia Iba a rezar. Actualmente son miembros de ella diestros como: El Cid, Morante y otros famosos toreros, además de subalternos.
Les gusta seguir en las noches de incienso y romero, de saeta y mantilla, a la Virgen o a su Hijo y se hacen penitentes, algunos portando incluso su propia cruz como Enrique Ponce y su cuadrilla. Toreros piadosos, que sentirían mucho no poder acompañar a su Esperanza o a su Crucificado.
Precisamente fue el diestro de Chiva quien pronunciando el otro día el Pregón de la Semana Santa Marinera de Valencia, emocionó a los presentes con su discurso al decir frases tan sentidas como: "Desde mi yo torero, comprendo, entiendo perfectamente la Pasión de Jesús esta Semana Santa”; “La llegada en loor de multitudes a la plaza es como nuestro domingo de Ramos; todo son parabienes, ensalzamientos, pero sabemos perfectamente que esas personas serán implacables en el juicio al que nos someterán en el ruedo”. “Los toreros nos ceñimos al cuerpo el capote de paseo, con el Cristo o con la Virgen de nuestra especial devoción".
La Fiesta Brava por momentos deja de serlo para convertirse en Fiesta de Pasión. Es la hora de agradecer y los hombres de luces, de oro, plata o azabache lo hacen en esta Semana Santa.
Pasión en los ruedos, pasión en las calles. Devoción y arte.
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