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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 14 de enero de 2013

Qué malos somos / Por Ignacio Ruiz Quintano


Tótem del Txistu
(Samuel lidiado en Valencia por Enrique Ponce)

"...El objetivo, en fin, no es Mourinho, sino el Madrid, sólo que contra el Madrid lo más seguro es Mourinho, los hijos de Mourinho y hasta la madre de Mourinho..."

Ignacio Ruiz Quintano
Abc
En un país que todos los amigos te dicen que quisieran marcharse (muy lejos), ¿por qué Mourinho tendría que quedarse?

Peor que el Madrid en Pamplona sólo ha jugado el Barcelona, sólo que al Barcelona le sacó del apuro la muchachada de Villar: era el arranque de la temporada y el Régimen, huérfano de Pep, que se había ido al exilio neoyorquino a tocar la flauta travesera, estaba tan asustado por la exhibición madridista en la Supercopa que decidió resolver la Liga cuanto antes.

El campeón no manda.

Parafraseando a Curro Fetén:

–Para ser campeón hay que mandar. El Madrid no manda. Y si manda, aquí no ha llegado nada.

Mateu Lahoz dio golletazo a la Liga en Sevilla, y Muñiz, el Gardel de cuna belchute, lavó la sangre de Cristiano en las marismas del Levante con el mismo desparpajo que el hermano de Juan Guerra enterrara a Montequieu entre los dos leones del Congreso.

La Liga 20122013 es un 27-7, que son las faltas recibidas por el Madrid y por el Barcelona en el estadio Ciudad de Valencia.

Sin Liga desde el otoño, hay tiempo para todo: para birlarle a Cristiano el Balón de Oro, para tapar los molestos records mourinhistas en la LFP (ese disparate de puntos y goles sin competición está en marcha) y para, en plan Soprano, echar de España a Mourinho, azuzando a los Moltisantis contra su familia, de la que no quedan libres ni la madre, anónima, ni los hijos, menores, en lo que parecen estampas sacadas del Madrid milicianesco que describiera el cónsul noruego Felix Schlayer.

En este contexto, el Madrid, descolgado de la competición y comido por las bajas, fue a Pamplona a jugar la consabida partida de “pinball” con el Osasuna: le expulsaron a Kaká, que ya sólo es el enano del circo que crece, y le anularon un gol por el tupé de Callejón, un fuera de juego por el que Pep, depositario de los valores culés, hubiera felicitado al árbitro, como en la final de Valencia.

La prensa catalana, que es una tómbola de “seny”, se mofa:

–Qué malos sois. (“Que dolents que sou”, en lengua de Messi).

Lo culé.

Lo culé que va más allá de la proclama de “Catalonia is not Spain”, del voto independentista de Pep, del marxismo ortodoxo de Roures, de las carreras de camellos de Al Jazeera, de la Alianza de Civilizaciones, del feudalismo glamouroso de Qatar, del panal de rica miel de Platini y de la “Pilota d’Or” de Messi por el chicle del tiquitaca.

El objetivo, en fin, no es Mourinho, sino el Madrid, sólo que contra el Madrid lo más seguro es Mourinho, los hijos de Mourinho y hasta la madre de Mourinho.

Estaba yo el día de la Copa con el Celta en el primer anfiteatro del Fondo Sur del Bernabéu. Delante, un pipero con su “kit” (transistor, saco de pipas y pancarta-cebo de TV) que se marcaba a cada rato un “hosanna” con “Íker, Íker, Íker”, mientras recibía los goles de Cristiano con una indiferencia castiza.

–¿No le gustan los goles?

–Es que Cristiano no es español.

Curro Fetén

FORMAS Y FONDOS
Cuando a uno le dan a un premio, puede hacer como Marlon Brando: mandar a una india, Sacheen Littlefeather, a que lea un folio para rechazarlo. O puede hacer como Del Bosque: ir y venir por los periódicos dejando caer que se tiene muy adentro una pena guardada y que se niega uno a aceptarlo. ¿Qué debió hacer Mourinho al ser invitado a la gala de Reyes de Platini? ¿Acudir al desfile y sentarse como Zapatero al paso de la bandera americana de Messi? ¿Acudir y aplaudir la pirula platinesca a Cristiano? ¿Convocar rueda de prensa, como Marías, para decir lo que piensa del anfitrión? ¿O quedarse en casa tocando el clarinete, como Woody Allen?

Pipero con su kit
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