"... También saqué la conclusión viendo el partido por la tele de que el Sevilla, que en opinión del comentarista podía "haberse llevado un punto o los tres", tenía motivos de queja arbitral cuando en mi opinión el árbitro dejó que el Sevilla rascara impunemente y dejó de pitar un par de penalties claros a favor del Madrid..."
Los especialistas de la tele
- Decidido: el sábado quitaré el sonido de la tele por precaución y veré el partido con Las cuatro estaciones de Antonio Vivaldi de fondo. Fuera especialistas. Abajo el luto. No quiero más tristezas.
5 de Febrero de 2015
Voy a tener que ir más al campo, aunque haga frío como ayer, y ver menos los partidos por la tele porque reconozco que acabo por no enterarme de nada. Salvando las oceánicas distancias existentes entre un genio del cine, el teatro y la literatura y un modesto plumilla como yo, a mí me pasa un poco lo que a don Fernando Fernán Gómez, que Dios tenga en su gloria, que decía que él iba a tener que ir al cine acompañado siempre por un crítico para que le explicara qué había querido decir el director con tal o cual escena. Ayer, sin ir más lejos, oyendo los comentarios de Luis Milla pensaba que el Real Madrid iba perdiendo al menos por uno o dos goles ante el Sevilla pero el marcador se empeñaba en decir todo lo contrario: Real Madrid, 2 - Sevilla, 0. No es menos cierto que, faltando diez minutos para el final del partido, el equipo de Emery acortó distancias y los jugadores del Madrid se acularon en tablas porque empezaron a pensar en ese suculento botín de 4 y 7 puntos que podían perder con respecto a Barça y Atlético de Madrid.
Oyendo a los especialistas de la tele (y ya no me refiero en concreto a Luis Milla, a quien sí convendría hacer cuanto antes una transfusión de sangre para que se viniera un poquito arriba y escuchándole no me viniera instintivamente a la cabeza el Miserere mei de Gregorio Allegri, o al partido contra el Sevilla) uno extrae dos conclusiones fundamentales: el líder defiende mal y ataca deslavazadamente y por rachas. Y es curioso porque, como en el caso del 2-0 que reflejó anoche el marcador hasta que, a falta de diez minutos, acortó distancias el Sevilla, los números indican todo lo contrario: el Real Madrid ha encajado hasta la fecha dieciocho goles, dos menos que el Atlético de Madrid, que es alabado universalmente por su forma de defender, y ha marcado setenta, trece más que el Barcelona, un equipo del que todo el mundo sin excepción destaca su virtuosismo en ataque.
Digo yo desde mi profunda ignorancia que probablemente hayan sido esos setenta goles a favor y dieciocho en contra los que hayan llevado al Real Madrid a liderar la Liga española recién iniciado el mes de septiembre con cuatro puntos de ventaja sobre el equipo que mejor ataca y siete con respecto al que mejor defiende. También saqué la conclusión viendo el partido por la tele de que el Sevilla, que en opinión del comentarista podía "haberse llevado un punto o los tres", tenía motivos de queja arbitral cuando en mi opinión el árbitro dejó que el Sevilla rascara impunemente y dejó de pitar un par de penalties claros a favor del Madrid. Yo, al contrario que Simeone, no me atrevería a decir jamás que el Real Madrid moleste aunque sí es ciertamente mosqueante la actitud de Tebas empeñándose primero en el homenaje para Messi en el estadio Santiago Bernabéu o defendiendo ahora a Bartomeu del malvado juez Ruz. Decidido: el sábado quitaré el sonido de la tele por precaución y veré el partido con Las cuatro estaciones de Antonio Vivaldi de fondo. Fuera especialistas. Abajo el luto. No quiero más tristezas.
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