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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 22 de marzo de 2015

El Real Madrid amagó, el Barça mató / por Juan Manuel Rodríguez



 El Real Madrid amagó, el Barça mató

Al Real Madrid le falló el instinto asesino. Cuando tuvo el partido en su mano simplemente lo dejó escapar, y el Barça lo aprovechó. En ausencia de Leo Messi, que no apareció, el artista fue indiscutiblemente Benzema; el francés jugó por dentro, por fuera, remató, dio asistencias de todos los colores y, en especial, una que se recordará durante mucho tiempo: el taconazo a Cristiano que valió el gol del empate. Antes, en otro despiste defensivo, el equipo de Ancelotti había encajado el primero de la noche, obra de Mathieu tras un remate de cabeza a pase medido de Messi. Marcó primero el Barça y Neymar, que fue un desastre, tuvo el 2-0 solo ante Casillas, y justo entonces empezó a carburar el Madrid. Gol de Cristiano, disparo de Modric desde fuera del área, nuevo jugadón de Benzema, otra ocasión de Cristiano, gol bien anulado a Bale... Una tras otra se acumulaban las jugadas, el Barça acabó pidiendo la hora y el descanso le llegó al Madrid en el momento más inoportuno.

No había transcurrido ni un minuto de la segunda mitad cuando de nuevo el Benzema dejó constancia de que el partido era suyo y que pensaba seguir manejándolo a su antojo: pase filtrado a Bale y, justo dos minutos después, nueva ocasión ante Bravo. El Madrid jugaba, tocaba, disfrutaba sobre el campo... pero llegó nuevamente el col culé, en esta ocasión de Luis Suárez, en otro fallo defensivo notable. Y, entonces sí, desapareció el Madrid, que veía cómo se le agotaba el tiempo y, acuciado por el reloj, empezaba a transparentarse en defensa. De nuevo empezó a llegar con peligro el Barça, y Neymar y Messi tuvieron sus ocasiones porque el Madrid se descosió en el centro del campo. Desde entonces y hasta el final, y más aún desde la significativa entrada de Xavi al campo, con el viento a favor y los cuatro puntos de distancia en el horizonte, el Barça se sintió mucho más cómodo.

La Liga se pone difícil, muy difícil; imposible no, imposible nunca, pero cuatro puntos son muchos. Seguro que los jugadores del Real Madrid se estarán preguntando aún a estas horas, y lo harán durante mucho tiempo más, cómo es posible que se les haya escapado el partido con la sangría de ocasiones que tuvieron en la primera parte. El Barça ganó porque supo utilizar a su favor precisamente la principal fuente de energía histórica del Real Madrid en este tipo de encuentros, el instinto asesino. El Real Madrid dejó escapar tres puntos que le habrían dado un vuelco al campeonato, que ahora se pone muy feo para los blancos. Messi no estuvo, Cristiano marcó, Neymar no existió, Benzema se salió, Suárez hizo un gol que vale su peso en oro y a Bale, famoso por sus carreras por la banda, le obligaron a picar en la mina... y acabó perdido. El Real Madrid no fue peor pero el Barça entró a matar... y mató.


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