En resúmen: mientras Guardiola se gasta mil millones sin despeinarse, el jeque del PSG otros 400 de vellón sólo en dos jugadores y Klopp 80 en un central semidesconocido, el Real Madrid, para evitar ser criticado, debería jugar con el Castilla: moralmente irreprochable, económicamente aceptable, humanamente incuestionale y emocionante, sin duda alguna, desde el punto de vista exclusivamente deportivo.
Cómo acertar de una puñetera vez con los fichajes del Madrid
El límite del mercado futbolístico está ahora mismo... en que no tiene límite. Es posible que la burbuja salte por los aires hecha añicos, es posible que los jeques y millonarios rusos estén matando la gallina de los huevos de oro, es posible que todo se reordene y regresemos a la casilla de salida, a la de los orígenes del fútbol como deporte y no como negocio... todo eso es posible, pero en este momento histórico parece improbable. Así que, como decía al comienzo, el mercado futbolístico está ahora mismo... en que no tiene límite, y puede que la máxima expresión de esta locura colectiva sea la contratación por parte del Liverpool de Virgil van Dijk por 80 millones de euros. Sí, sí, el Liverpool de Klopp, el hombre que, hace tan sólo un año, explicaba que él jamás ficharía a un jugador por 100 millones aunque pudiera, que él prefería hacer las cosas de otra forma. Las ha hecho, sin duda: no se ha gastado 100, se ha gastado 80.
El Real Madrid de Florentino Pérez fue pionero en lo que a acometer fichajes astronómicos desde el punto de vista económico se refiere, pero con un matiz importante: cuando el club blanco invertía 100 millones de euros lo hacía por un futbolista contrastado y de talla mundial, un jugador incuestionable deportivamente hablando. Figo, Cristiano, Bale o James, por poner sólo cuatro ejemplos, respondían a ese retrato robot y, pese a ello, el Real Madrid no tuvo la suerte de pasar por debajo del radar de las críticas como sí sucede ahora con City, United, Liverpool, PSG... o el propio Barça.
Bartomeu acaba de convertir a Leo Messi en el futbolista más rico del mundo pero sin embargo la iglesia católica catalana no se ha llevado las manos a la cabeza como sí hizo en 2009 con el fichaje de CR7. Una de dos: o Sistach es un cínico o en 8 años ha cambiado radicalmente el baremo moral.
Cuando decimos que el Real Madrid está en otra Liga, es otra cosa, un club diferente, es también por situaciones como las que relato. Sí porque al Real Madrid, y no al City, se le afea hasta el insulto cuando gasta 100 millones por Cristiano... pero también cuando invierte 10 por Varane ("como este hay cinco o seis en el filial") o 30 por Modric ("Song va a ser más importante para el Barcelona que Modric para el Real Madrid"). Y si, por esas cosas que tiene el fútbol, el vigente campeón español, europeo y mundial se da de bruces con una ganga absoluta y contrata a un futbolista de la talla mundial de Toni Kroos por una cantidad irrisoria de 25 millones de euros... entonces a la operación se le aplica el silencio stampa cuando no se atribuye directamente a la suerte, a la flor. Que no se me olvide: también se critica al Real Madrid por vender a un canterano por 80 millones o a Di María por 75.
Ya sea por caros o por baratos, los fichajes del Real Madrid nunca gustan, siempre son inoportunos o carecen de sentido, no acaban de llenar o llenan demasiado, se hacen demasiado pronto (Vinicius) o demasiado tarde (Neymar). Es más, al Madrid se le critica por pagar mucho, por pagar poco... e incluso por no pagar, como en el caso del chaval Mbappé. Ante esta tesitura, y a la espera de que estalle la burbuja, Florentino Pérez y José Ángel Sánchez han optado por acudir raudos al caladero de los más jovenes como Asensio, Theo, Ceballos, quien sabe si Kepa... Pero hay quien, como Simeone, también critica la voracidad merengue en este aspecto. En resúmen: mientras Guardiola se gasta mil millones sin despeinarse, el jeque del PSG otros 400 de vellón sólo en dos jugadores y Klopp 80 en un central semidesconocido, el Real Madrid, para evitar ser criticado, debería jugar con el Castilla: moralmente irreprochable, económicamente aceptable, humanamente incuestionale y emocionante, sin duda alguna, desde el punto de vista exclusivamente deportivo.
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