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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 13 de julio de 2019

Griezmann coge un tren y pierde cien / por Juan Manuel Rodríguez



Griezmann tiene en su haber el dudoso mérito de haberse burlado a mandíbula batiente de dos aficiones a la vez, la del Atleti, que es pasado para él, y la del Barcelona, que es presente y futuro. 

Griezmann coge un tren y pierde cien

A la segunda fue la vencida y, ahora sí, Antoine Griezmann coge el tren que pasó otra vez, el del Fútbol Club Barcelona. Pero el delantero francés ha perdido por el camino otros muchos trenes. Ha perdido, por ejemplo, el tren de la posibilidad de salir de un modo razonable, honorable y negociado del Atlético de Madrid, que es indudablemente el equipo que le convirtió en estrella a nivel mundial; los maquinistas colchoneros están que trinan con la actitud de Antoine, traidor por partida doble, de ahí precisamente que exijan el pago de los 200 millones de euros de cláusula de rescisión y no los 120 que se depositaron ayer en la sede de la Liga de Fútbol Profesional; el club vendedor (a la fuerza) esgrime que los azulgrana y su futbolista hablaron, negociaron y sellaron su acuerdo allá por el mes de marzo, en plena competición y cuando esa cláusula era de 80 millones de euros más. Enrique Cerezo asegura que el Atleti tiene pruebas que así lo atestiguan y por eso quiere ir hasta el final, y me parece muy bien.

Griezmann ha perdido otro tren más, el del respeto de su ya ex afición. Antoine no ha sabido irse, del mismo modo que los atléticos interpretaron que tampoco supo quedarse la pasada campaña; en el fondo, quien más y quien menos pensaba que si el francés se había quedado era única y exclusivamente por la posibilidad de disputar y ganar una Champions en el Metropolitano y que, pensando ya en su huída, urdió esa cláusula trampa que le permitía volar pagando mucho menos. 

Griezmann tiene en su haber el dudoso mérito de haberse burlado a mandíbula batiente de dos aficiones a la vez, la del Atleti, que es pasado para él, y la del Barcelona, que es presente y futuro. Y ese es otro de los trenes que ha perdido Griezmann, que ha enfadado de tal modo al barcelonismo que en la víspera de su presentación (sin público) José María Bartomeu ha tenido una epifanía en forma de salvadora retroescavadora: las obras, las benditas obras, esas obras nunca suficientemente valoradas que impedirán al Camp Nou dictar sentencia y pedir la dimisión del presidente. Aún así, llegará un momento en el que Griezmann deberá saltar al campo con la camiseta azulgrana y jugar al fútbol aunque sea un rato, ¿no?...

Griezmann es un fantástico jugador, eso nadie lo duda. Lo que se pone en duda es que el francés pueda comer algún día en la mesa de Messi y de Cristiano. Antoine, que ha quedado retratado como un futbolista genial, sí, pero al mismo tiempo como un hombre sin palabra, quiere coger ese tren como sea y, para eso, ha esperado pacientemente en la estación culé. En el vídeo de su presentación, Antoine Griezmann habla de eso precisamente, de los trenes y de las segundas oportunidades, y de lo que le decía su padre. A mí lo que me decían es que cuando pierdes una vez el tren de la honestidad luego es muy difícil reengancharse. Griezmann, en fin, se ha burlado de la afición del Atleti, de Simeone, de la afición del Barcelona y hasta de la Renfe si me apuran. Ha cogido a tiempo el tren deportivo pero ha llegado tarde a otros que igual le dejan marcado de por vida. O igual no porque alguien que es capaz de protagonizar esa tomadura de pelo mundial que se llamó La decisión tiene que tener un fondo muy especial. Mejor así, Antoine, sufrirás menos aunque hagas sufrir más a los demás.

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