Vamos a intentar demostrar que una vez más se equivocan, y para ello debemos empezar por decir que los animales irracionales no tienen derechos.
De acuerdo con Brenda ALMOND, profesora de Moral y Filosofía Social de la universidad de Hull (Inglaterra)(1995): “Si se entiende un derecho como una potestad a ejercer o no por decisión propia, solo pueden tener derechos los seres capaces de elegir”. No confundir derecho con privilegio que es la, “exención de una obligación o ventaja exclusiva o especial que goza alguien por concesión de un superior o por determinada circunstancia propia”. El derecho se tiene solo por ser humano, y el privilegio necesita ser otorgado por alguien con autoridad para ello. Sin embargo, los animalistas, intencionadamente, hablan de derechos de los animales sabiendo que están induciendo a la confusión, pero les interesa utilizar ese lenguaje.
Es que desde el punto de vista Ético y Jurídico todo derecho tiene un depositario responsable, alguien que puede adquirir derechos porque puede, a la vez, adquirir obligaciones, y esto es algo que los animales no pueden.
El doctor en Derecho, don Alfonso Aguado Puig, en artículo publicado en ABC de Sevilla, el 20 de agosto del 2020, afirma: “Decir que los animales tienen derechos es una falacia”. Sin embargo, Peter Singer, destacado animalista, llegó a decir, “Tiene más derechos un ternero recién nacido que un anciano humano al final de sus días”. Creo que lo dijo para vender más libros (es el autor de Animal Liberation), aunque no lo piensa en realidad.
El 23 de septiembre de 1977 se adoptó, por la Liga Internacional de los Derechos del Animal y otras Ligas asociadas, una Declaración, que fue proclamada por dichas Ligas el 15 de octubre de 1978, pero nunca votada. Fue leída, pero no votada, en la ONU, por tanto, no puede decirse que haya sido aprobada por ONU y UNESCO, aunque ellos así lo dicen y propagan.
Por todo lo expuesto los animales irracionales no pueden tener derechos, pero nosotros si tenemos Deberes para con ellos: El primero, Respetarles. Tratar de conceder Derechos a los animales es una aberración jurídica (Aberratio Iuris).
La Ética es una rama de la Filosofía que se ocupa del estudio racional de la Moral, la Virtud, el Deber, la Felicidad y el Buen Vivir, en definitiva, de la conducta humana. Nos dirá qué es bueno, qué es malo, qué es correcto y qué es incorrecto, teniendo como objeto los actos que el ser humano realiza de modo consciente y libre. Trata de buscar las relaciones entre las personas, no entre las personas y los animales o plantas. La Ética es humanística, no es panteísta, según el profesor don Fernando Savater, catedrático de Ética en la universidad del país vasco. (2017)
El comportamiento ético -frecuentemente se utilizan las palabras moral y ética con el mismo significado- es comportarse de acuerdo con las costumbres impuestas por la propia sociedad en que se vive, poniendo en práctica los valores y principios morales. Ser ético significa cumplir con los estándares morales aceptados. Los animalistas dicen que el toreo es una actividad no ética, a lo que el profesor Savater contesta: “El argumento de que no se puede causar dolor, porque es inmoral es un invento de los animalistas, sin fundamento ético” (2017).
El catedrático emérito de Filosofía de la universidad autónoma de Barcelona, don Víctor Gómez Pin dice, “También sufre el deportista en su entrenamiento, el bailarín en el suyo, el niño aprendiendo en el colegio, etc. En la vida hay sufrimiento, es parte de la misma. No hablamos de ese sufrimiento porque de él se derivan frutos que fertilizan nuestra cultura. Pero admitido este sufrimiento, ¿por qué no admitimos el de los animales, que igualmente fertiliza nuestra cultura”, y continua: “Los niños deben acudir a los Toros porque es un espectáculo éticamente recomendable, y sin ningún rasgo negativo. …incluso al niño le puede ayudar ver la dureza de la existencia y la entrega que se exige para enfrentarse a ella” (2010).
Abundando en la reflexión del profesor Gómez Pin, nosotros añadimos: Las niñas que se dedican a la gimnasia rítmica sufren mucho, -muchísimo podemos asegurar- y no solo eso, sino que tanto ejercicio a esa edad les altera su sistema endocrino y modifica el normal desarrollo de la pubertad, pero lo admitimos por la belleza que genera, por los premios que se obtienen y porque a la sociedad le gusta. El toro, por una parte, es un animal biológica y fisiológicamente diseñado para la lucha, como otros están diseñados para huir, por ello tienen un sistema neuroendocrino que le hace muy poco sensible al dolor, muchísimo menos que otros animales irracionales, y por otra, si desapareciera la tauromaquia también desparecería el toro de lidia, pues no sirve para otra cosa. El hombre le pide que luche, defendiendo su vida, durante quince minutos, para que el torero puede hacer una obra de arte, a cambio de vivir plácidamente, con todo tipo de cuidados, cuatro-cinco años en la dehesa. ¿Por qué admitimos el sufrimiento de las gimnastas y no el del toro? En ambos casos se crea belleza. No admitir la Tauromaquia es, para nosotros, una hipocresía, sustentada en un serio trastorno mental.
Cada uno puede pensar lo que quiera, o le permita su cerebro, pero la realidad no se puede cambiar, y esta es que los animales irracionales están en el mundo para que el hombre -género humano- los utilice como mejor convenga, siempre, naturalmente, respetándoles. A cada uno como es, pues no podemos tener el mismo respeto a un caballo, que ayuda al hombre en sus trabajos, qué a una serpiente, que si nos descuidamos nos pica causándonos o la muerte, o al mosquito anopheles que trasmite la malaria.
Según don Francis Wolff, catedrático de Filosofía en la Soborna de Paris, piensa que el hombre tiene hacia los animales los siguientes deberes: a)Respetarles pero como el otro, no como semejantes; b) Respetar su naturaleza -brava e indómita en el Toro-. La bravura es la justificación de la corrida; c) Respetar sus relaciones afectivas con ellos (el toro no es amigo ni enemigo, es adversario). En la corrida esos tres deberes no son transgredidos sino exaltados. Por tanto, “La Fiesta de los toros es un bien Moral y Ético, es un Tesoro de la Humanidad, uno de los dones de España a la Cultura Europea” (2007).
Por todo lo expuesto, al menos para nosotros, el Toreo es una actividad Ética, pero admitimos que podemos estar equivocados, pues existe más de una Ética, y lo que para unos puede ser ético para otros no. Para Sócrates un acto será ético o no según nos dicte la razón; para Immanuel Kant es ético lo que se hace con buena voluntad; para Ortega y Gasset será o no ético según las circunstancias; para Baruch Spinoza todas las cosas son neutras, y los intereses humanos determinan lo que es bueno o malo. Todo lo que contribuya al conocimiento de la naturaleza del ser humano es bueno. Así podíamos seguir citando grandes filósofos. En cualquier caso, es universalmente aceptado que todas las posibles Éticas deben dialogar entre sí, y tener un fundamento común cual es el RESPETO y reconocimiento mutuo de la dignidad intrínseca del ser humano, y como objetivo los derechos humanos, sin olvidar los deberes. Los principios de la Ética cívica (valores mínimos que una sociedad debe mantener para relacionarse y perfeccionarse) son: Tolerancia, Libertad, Igualdad y Solidaridad. Ocurre que los animalistas no cumplen ni uno solo.
Una idea de cómo son, nos la da el siguiente ejemplo: Dicen que el aborto debe ser legal porque a nadie se obliga a abortar, pero no aceptan que las corridas de toros sean legales, aunque a nadie se le obliga air a la plaza.
-Su pensamiento es: “Lo que yo digo y hago es lo correcto, lo que tú dices y haces soy yo quien decide si es o no correcto”. No admiten su posible error, creen estar en posesión de la verdad absoluta, y dicen estar siempre seguros de todo. Quieren humanizar a los animales irracionales y deshumanizar a los humanos, olvidando que, “Aquel que siempre está seguro de todo ignora algo completamente seguro: que es necio con toda seguridad”.
Vamos a terminar con dos citas del profesor don Fernando Savater que nos parecen muy adecuadas: “No es aceptable, para una convivencia democrática en pluralidad de valores, que los anti-taurinos califiquen como asesinato o tortura lo que ocurre en las plazas…la barbarie no consiste en tratar con inhumanidad a los animales, sino en no distinguir el trato que se debe a los humanos y el que puede darse a los animales” (2011). “El animalismo actual es una chaladura” (2019).
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