Así hay que proclamarlo en base a las circunstancias y particularidades que rodean el espectáculo taurino, señalando que estamos precisamente en tiempo de esto, necesitados más que nunca de que los grandes, empresarios y apoderados, vuelvan la mirada y demuestren su interés por el futuro, los novilleros.
El caso de Rufo clamaba al cielo. Novillero que se proyectó en los dos últimos años como gran revelación y esperanza y ahí está, entre otros triunfos suyos, el de la salida a hombros en Madrid en otoño de 2019. Uno de los socios de la empresa que gestiona Las Ventas se interesó entonces por él, llegando incluso a anunciar su fichaje en toda regla... y no fue capaz de proyectarlo en la extraordinaria dimensión que apuntaba.
Taurinos de pacotilla es lo que le sobra al "sistema". Menos mal que siempre está por medio la excusa de la pandemia para justificar que apenas se pudo torear en 2020. Y eso que adelantaron a dar un cartel de alternativa de lujo en Nimes, con Talavante y Roca Rey.
Los Lozano, hay que agradecerle, han llegado a tiempo de evitar el naufragio de una carrera que se vislumbra esplendorosa, puesto que es Rufo el torero con más empuje y mejores perspectivas para pensar que está cerca el relevo. Cuando menos, las figuras se van a sentir motivadas por lo que viene apretando el joven toledano. Torero avispado, pero nada soberbio, su talento y ambición los manifiesta sólo en su concepción y forma de torear. Claro que, la humildad, tan sincera, es también un arma muy poderosa.
De él y la coyuntura de este apoderamiento ha dicho uno de sus nuevos apoderados, Pablo Lozano, que comparte la responsabilidad de la carrera del joven espada con su hermano Luisma, que están muy ilusionados con él "por las posibilidades extraordinarias que tiene, al tratarse de un torero que está muy hecho. Un torero con mucha capacidad, valor y una técnica muy depurada, y variedad también".
"En nuestra casa -añade Lozano- siempre hemos buscado sobre todo los toreros que quieran crecer, que tengan afición y que desarrollen, como Tomás está haciendo con sus inquietudes, una carrera que, si Dios quiere, le llevará a ser un torero muy importante. Nuestro padre confió siempre mucho en este tipo de toreros. Y de hecho nos hizo hincapié en Tomás en su momento, pues lo venía siguiendo".
"Vamos a ver si tenemos suerte. Tomás, desde luego, se la merece", apostilla el nuevo apoderado.
Y el mismo Tomás Rufo corrobora también con sus palabras la ilusionante situación que nace con este apoderamiento, al sentirse "como un privilegiado por haber podido ser apoderado por esta gran casa. De ahí mi ilusión y mis ganas porque la temporada comience y empecemos a caminar juntos, porque está claro que estoy en las mejores manos que podía estar".
Ahora, no hace falta decir, se necesita eso que en el toreo es como una invocación sagrada: suerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario