Si es que llega a producirse, el consentimiento para dar toros no lo anunciarán las autoridades sanitarias con demasiado tiempo de antelación. Así es que los empresarios taurinos han de tener previstos los carteles de las ferias que deben organizar para poder abrir las plazas de un día para otro.
Las combinaciones sevillanas son altamente atractivas; con lagunas y hasta injusticias, pero prima la expectación que han levantado. Algunos abonados están molestos con las condiciones impuestas para la renovación, y probablemente tengan razón. Faltan oportunidades para los novilleros, para que el futuro siga existiendo, aunque no es momento para reproches sino para alabar el empeño por tenerlo todo listo para dar toros si se dan las circunstancias. Se ha negociado con los toreros. Se han visto y elegido las ganaderías. Se ha encargado el diseño de un cartel y se ha efectuado una rueda de prensa. Ahora la pelota está en el tejado de la Junta de Andalucía.
En Madrid se deja entrever que la posible reapertura de Las Ventas no llegará hasta otoño, si es que llega, y las perspectivas son diferentes según el resto de Comunidades. Es lo que tiene la España de las autonomías. 17 gobiernos. 17 legislaciones. 17 condiciones. 17 posibilidades. 17 decisiones. 17 tipos de ciudadanos con 17 derechos distintos. Pero que los gestores no se duerman porque Sanidad no avisará con mucho tiempo de antelación en ninguna parte. Si algo nos ha enseñado la pandemia es que todo se vive en un presente muy corto. Así es que hay que tenerlo todo planificado para cuando se abra la veda porque muy probablemente será por un periodo muy limitado, el que imponga una nueva ola de contagios.
Hay quien afirma que cualquier anuncio de carteles es una venta de humo. Y tendrán razón quienes opinan así porque, a día de hoy, no hay posibilidades reales de abrir las plazas como mínimo al 50% de su aforo, como demanda el sector profesional para que la celebración de corridas sea viable, lo cual no quita que hay que ponerse las pilas, ajustarse con apoderados y ganaderos y reunirse con las autoridades para presentar estudios y ofrecer alternativas. A Dios rogando y con el mazo dando. Esperar a que la normalidad llueva del cielo y que de golpe todo vuelva a ser como antes es un error.
Tenerlo todo pactado para una inminente reactivación de la tauromaquia es la única vía para que los toros vuelvan. Eso confiere seriedad al sector y llena de ilusión a los aficionados. Hay muchos administradores pendientes de los consentimientos necesarios para poder dar las ferias que deben organizar, y demasiados que no han movido un solo dedo a la espera de indicaciones. Desde luego que la incertidumbre no es buena para nadie, y menos para quienes tienen que sustentar el toreo con su bolsillo. Así que, señor empresario… ora et labora.
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