Me piden que reflexione acerca de lo que ayer dijo Koke como si el pensamiento del capitán del Atlético de Madrid fuera tan complejo como las leyes de conservación en mecánica analítica. Es como si Koke se hubiera plantado delante del micrófono de Telemadrid y hubiera dicho de repente que "una coordenada que se dice cíclica o ignorable si no aparece en la lagrangiana y por lo tanto se anula la derivada parcial". No es tan complejo como eso, ¿verdad? Es más sencillo. Lo que dijo el capitán del Atlético de Madrid es que a ellos el club les pide quedar entre los tres primeros en la Liga y yo, efectivamente, no lo puedo entender. Pero si no lo entiendo no es porque sea un pensamiento profundísimo, no; lo que dice Koke está muy claro y es más bien simple, la verdad. No lo entiendo porque me parece un pensamiento pequeño, uno mediocre, una reflexión poco ambiciosa. Además, Koke no dice eso en la primera jornada de Liga (que también me parecería increíble) sino en el mes de marzo, casi tocando ya abril, cuando el Atlético de Madrid va primero y destacado con cuatro puntos de ventaja sobre el Barcelona y seis sobre el Real Madrid. ¿Os imagináis que Eddy Merckx luciera el maillot amarillo del Tour de Francia y, a falta de 10 etapas para llegar a París, dijera que su objetivo era quedar entre los tres primeros? Yo recuerdo cómo corría Merckx y, cuando iba primero, era aún más ambicioso que cuando iba por detrás, tiraba más, lideraba el pelotón. Dicen que una vez, en la Vuelta a España, de repente vieron cómo el belga esprintaba sin venir a cuento y, cuando le preguntaron, Merckx respondió que había confundido un cartel del Partido Comunista de España (había elecciones generales en aquel momento) con un sprint bonificable.
Y si el capitán dice eso, si Koke dice eso, ¿qué pensará el resto? ¿Qué pensará Dembélé, que lleva aquí dos días? El otro día, en un tuit muy atinado, Sergio Valentín comentaba que los atléticos quieren hablar del presupuesto de Barcelona y Real Madrid pero eluden hablar del suyo propio, y es verdad. Y les molesta que se diga que Simeone es el entrenador mejor pagado del mundo, probablemente porque Simeone es, efectivamente, el entrenador mejor pagado del mundo. Ese discurso pequeño, ese mensaje mediocre que han comprado muchos perioatléticos, no va acorde con la grandeza del Atlético. Hoy, en Fútbol EsRadio, el único colchonero presente en la sala, José Luis Garci, tampoco daba crédito a lo dicho por Koke; y eran curiosamente dos madridistas, Luis Herrero y Juan Pablo Polvorinos, los que le ponían paños calientes, imagino que porque ellos saben que es imposible que ningún futbolista del Real Madrid diga jamás que les han pedido quedar entre los tres primeros. Como decía Mourinho, el segundo clasificado es el primero de los perdedores. Garci, a quien sólo contemplan 77 años como atlético, conectaba el cable rojo de lo dicho por Koke con el cable amarillo del estilo impuesto por el Cholo, ese continuo nadar y guardar la ropa, irse para atrás cuando lo que tiene que hacer un equipo campeón es lanzarse hacia adelante. Y yo estoy de acuerdo con Garci. Es como si, en el fondo, Koke estuviera trasladando hacia afuera el mensaje de que el Atleti no está donde le corresponde y que lo suyo en la Liga es en realidad entrar por la puerta de servicio. Es cierto, no lo puedo entender. Y menos aún puedo comprender cómo le compran este discurso a Simeone. El objetivo del Atleti no es llevar a un hombre a la Luna, no, sino llegar detrás de los rusos y de los norteamericanos. Por eso el Atleti perdió dos finales de la Champions con el Real Madrid, que las ganó también por eso. Y por eso me parece que va a perder esta Liga. Si no quieres que te enfoquen las luces de neón, si tu objetivo es eludir el radar de la exigencia, entonces, amigo, no te dediques al teatro, lo tuyo es ser un asceta.
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