Tres orejas cortó, dos con una frondosa faena a un sobrero de vuelta al ruedo. De Justo recibe doble saludo y Juan Ortega aplaudido en ambos turnos. Petardo de Garcigrande.
Morante apasionado
Jorge Arturo Díaz Reyes
Crónica Toro / Cali, X 16 2021
Los tres toreros de la temporada y una plaza casi llena chocan con un encierro esmirriado, impresentable, manso y desclasado, pero con todo pasaron muchas cosas.
Pese a la faena premiada de Morante con el incierto seisañero que abrió el festejo (no sabía si venía por el trapo o por mí, dijo después), la tarde parecía condenada. Sí, acababan de devolver el cuarto, con sus 449 míseros kilitos, pero sin causa reglamentaria, solo por feo (eso han debido hacerlo en el apartado). Había recibido cinco verónicas y una buena vara de Cristóbal Cruz. Pitos y pañuelo verde. José Antonio se frunció de hombro sorprendido.
Y saltó el cuarto bis, de Sancho Dávila, “Viña”, cuatreño, negro, número 25 bien puesto de pitones, de 463 kilos (el peso de la corrida fue como para plaza colombiana). Disperso, no lució en el capote y se dejó pegar blandeando en los dos puyazos de Cristóbal Cruz. Tampoco en banderillas. No había optimismo presencial ni televidente. Serio, José Antonio lo afronta con cuatro ayudados por alto, un molinete y uno de la firma. Cuatro derechas, trinchera cambio de mano y de costado. Una tanda natural. Todo bien hecho, todo con ese aire morantista, todo aplaudido, pero sin lo esencial, bravura, codicia. Como fuera, la banda se arranca, y de pronto, cuando tras dos naturales el toro se paró, ella también. Nada, cuatro derechas, giro con cambio de mano, pecho y molinete invertido, y la música reinicia. El torero que citaba, da un paso atrás y airadamente mirando los músicos los calla. En ese temperamental momento cambió todo, fue como un ictus. Muleta en mano izquierda, se mete a los terrenos del toro, este se va a más, y repite fiero una y otra vez, por los dos pitones. Variaciones pintureras en los precisos abroches y parandose de frente a pie junto en seis naturales arrebatados. Kikirikís, trincherillas y flores, una faena copiosa, larga, torrencial y sobre todo arrimada. El tendido también cambió el chip y se fue arriba y todos tras el estocadón. ¡Torero! ¡Torero! Y don Lope Morales Arias tiró los tres pañuelos de una. Y tras la inopinada vuelta del arrestre y la suya triunfal, Morante declaró ante las cámaras: "Fue una faena de locos". Artista único, pero también torero de todo toro, es como se ha mostrado a lo largo de este infeliz año 2021 que ha quedado marcado por él.
Emilio De Justo, afrontó la poca raza y mala traza de su lote con solvencia y compromiso. Es lo más que se puede pedir a un torero, estar por encima de sus toros. Lo estuvo, por eso le pidieron la oreja del segundo y le ovacionaron en ambos. Al uno que fue muy bien adornado por sus banderilleros Gómez y Valcarce, que se desmonteraron, le suplió la sosería con actitud, doblones de rodilla flexionada y series iniciales muy ajustadas y al unipase cuando no se pudo más. Gran Volapié. Al otro, larga cambada de rodillas y bello quite por chicuelinas muy bajas a compás abierto enervaron e ilusionaron, pero el colorado se rajó rajado, sin rubor, desacaradamente se recostó en la tablas, en toriles a donde tuvo que ir el extremeño a darle hierro. Dos pinchazos y tres estocadas, la primera en guardia. Con todo y eso lo sacaron al tercio para ovacionarle. Cómo sería.
Juan Ortega, solo dejó exquisiteces, desperdigadas y dos grandes estocadas. Una verónica lánguida de oro puro al tercero (mansobronco), ocho majos por bajo y un pase lentísimo, templado, pintado aquí y otro allá, entre muchos muletazos de vulgar brega que obligaba el desordenado acometer. Con el sexto que era peor, menos. Cierto, lidió decoroso, pero la gente que lo sabe diferente no viene para verle trabajar, haciendo lo que hacen los del común. Viene a verle crear belleza y eso no se puede con desechos como los que le echaron hoy. Lidiar y matarlos bien, muy bien fue lo que hizo hoy. La aplaudieron dos veces por esas pocas, pero profundas creaciones. Justo.
¿Cómo Garcigrande y Domingo Hernández le traen esa corrida maluca a los tres toreros de la temporada y cómo sus veedores la aceptaron? Que lo digan ellos, yo no. Por fortuna el buen reserva de Sancho Dávila metió la cara y por fortuna también todos los desarciertos desataron el enojo y la pasión de un Morante que todo lo puede este año.
FICHA DEL FESTEJO
Jaén. Coso de la Alameda. Sábado 16 de octubre 2021. 1ª de San Lucas. Más de tres cuartos de entrada. Siete toros, cuatro de Garcigrande, 3º y 6º de Domingo Hernández, impresentables, de bajo peso y mansos, el 4º bis de Sancho Dávila, “Viña” # 25 de 463 kilos, fue a más y recibió la vuelta al ruedo.
Morante de la Puebla, oreja y dos orejas.
Emilio de Justo, saludo tras petición y saludo.
Juan Ortega, palmas y palmas.
Incidencias: Saludaron: Saludaron Ángel Gómez y Pérez Valcarce tras parear al 2º. Al terminar la corrida Morante se negó a salir a hombros.
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