Con las orejas del gran quinto, David de Miranda salió a hombros por la puerta de cuadrillas. José Garrido recibió una del primero y Leo Valadez cogido dos veces, fue silenciado. Enrazado encierro...
Triunfó Santiago Domecq
Jorge Arturo Díaz Reyes
CronicaToro/Cali, IV 9 2024
Con las medidas al gusto sevillano y la bravura por bandera, la corrida de Santiago Domecq se tomó la Maestranza y honró al selecto público que la ocupó a medias (los otros en fútbol). Cuatreños, de toreras caras y mediano calado, los cinco negros y el colorado tercero, pesaron 529 kilos en promedio. Pero derrocharon prontitud, codicia, tranco, humillación, repetición, compás y fondo suficientes para sacar por la Puerta del príncipe a quien pudiera con eso y lo firmara, como lo merecía.
Saleroso, Diestro, Listillo, Coronado, Tabarro y Dormidito no tuvieron la culpa de que cuando fueron bien interpretados y toreados, los hubiesen matado mal, alguno hasta horrible, y viceversa. Alegre y generosamente acudieron a los capotes, a los caballos (desde los medios del gran ruedo el cuarto), a las banderillas e incansablemente a la muleta. Todos, menos el tercero, se fueron ovacionados en el arrastre, y al quinto se le pidió el indulto y luego, cuando en medio de la petición se fue a tablas, el consuelo de la vuelta al ruedo. Pero ni lo uno ni lo otro. Don Losé Luque Teruel, maestro del indulto, no estaba en vena esta tarde. Ni siquiera sacaron el mayoral a saludar. Qué ingratitud. Y qué dirían las figuras, que tanto escogen, viendo lo que despreciaron. El Juli en el tendido, aplaudía como un niño embelesado viendo embestir y embestir, y se tomó la cabeza, consternado cuando pincharon al gran Tabarro.
Una tarde para aficionados a los toros, más que a los toreros. Quizá en algunas latitudes, no muchas hubiesen agradecido más velamen, más tonelaje, más madurez, pero no en esta augusta plaza. Donde desde la época de los dieciochescos Romero, se han construido la corrida moderna y el llamado arte de torear. El cual brilló por momentos. Sí señor. Sí, sí.
En José Garrido, abriendo a porta gayola con larga cambiada de rodillas, engarzada con seis vibrantes verónicas y media sin solución de continuidad. Y en el quite de Miranda con cinco gaoneras a pie junto y en la réplica y en los seis rematados naturales y sobre todo en la estocada de la tarde.
Y más en David de Miranda, que salió a hombros por la puerta de atrás, cuando ha debido salir por la del Guadalquivir, en castigo a la injusticia de colocarle una espada suelta ineficaz y encimarle seis golpes de cruceta, a un toro que se lo mereció todo. Y lo peor, luego de haberse puesto a su nivel toreándole por bajo, rodilla en tierra, y erecto, por la derecha y por la izquierda como mandan los cánones. Por eso, fue por eso.
Peor con el quinto. La faena se encumbró tras la excelsa calidad del santiaguino. ¡Uf! Los naturales de largo, templados y bajos, rimados en tandas prolijas. De a cinco, de a seis, de a siete. Y las derechas en redondo, y el baile que se hacía infinito, y la gente loca, y los perdonavidas pañuelo en mano y voz en cuello rogándole a su señoría. Y este desde su palco haciendo gestos neronianos de muerte, asestando al aire con su mano y cara de pocos amigos. Ahí fue cuando, el objeto del clamor se fue a tablas, y vinieron el pinchazo y la estocada frontal cambiada por un puntazo en la ingle. Y las dos orejas, y la procesión por el ruedo, y todos con el torero. Y con el bravo y su criador nada. Cómo así. Cómo así
Muchos recuerdos, que no caben aquí, deja esta tarde gloriosa de los santiagos en Sevilla. Uno de los menos dulces, la gris presentación del valiente mexicano Leo Valadez, cogido dos veces por el tercero y que salió aporreadísimo de la enfermería para no poder completar exitosamente la lidia del buen sexto que a comienzos había sido jaleada y musicalizada, ilusionando.
FICHA DEL FESTEJO
Martes 9 de abril 2024. Sevilla, Plaza de La Maestranza. 3ª de temporada. Sol. Más de media plaza. Seis toros de: Santiago Domecq, nobles y enrazados, todos ovacionados el arrastre menos el 3º, al 5º se le pidió el indulto.
José Garrido, oreja y silencio tras aviso
David de Miranda, saludo y dos orejas
Leo Valadez, silencio y silencio
Incidencias: Terminado el Festejo, David de Miranda salió a hombros por la puerta de cuadrillas.
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