LA FIESTA DE LAS COMUNIDADES
Por Fernando García Terrel
Lunes, 20 de Septiembre de 2010
Quien piense que un jubilado no necesita vacaciones, está muy equivocado. Por eso las he disfrutado por partida doble, es decir durante dos meses. Uno a la salud del tiempo trabajado y el otro a la de mis nietos.
Me desconecté de casi todo lo que por el mundo sucedía, especialmente en lo referente a los toros y he vuelto a casa sin síndrome postvacacional. Me he perdido, por vez primera en muchos años, todas las ferias de Aragón pues se celebraban en lugares muy distantes de donde me encontraba y además he querido curar en soledad y silencio la herida que me propinó el toro de Barcelona, de la que desgraciadamente no me intervino el Doctor Valcarreres.
Al despertar me llamaron la atención muchas cosas, algunas noticias pasadas de actualidad, que para mí, al menos, encerraban una ignorancia insultante. Leí que algunos profesionales del estamento taurino, incluido el padre de un célebre matador, pedían, que para salvar la Fiesta, debería pasar a depender del Ministerio de Cultura y dejar el del Interior puesto que ellos no son “chorizos” y sí, artistas e “intelectuales”.
Será que esos señores ignoran que hace ya muchos años, los espectáculos taurinos, no dependen directamente de Interior, sino de cada una de las Comunidades Autonómicas y en ellas cada cual los ubica en el departamento que encuentran más adecuado, y que por cierto en ninguna de ellas es el de Cultura. Será que son los únicos que conocen las excelencias del culto Departamento, incapaz la raigambre de un arte, que aun no han reconocido y una Fiesta secular.
El Ministerio de Cultura, dicen que se tambalea. Incluso que puede desaparecer, tal vez por ineficaz, y pese a ello, algunos taurinos de ancho paraguas, (con la que está cayendo), quieren cobijarse en él. Será porque les gusta eso de los galardones que concede, de forma “tan acertada”. Será… ¿qué será?
¿Cultura asumirá la ordenación reglamentada del espectáculo, el control sanitario de las reses en las plazas y dehesas y elevará nuestro excelso espectáculo al cielo del que nunca debió bajar?
Hay que reconocer que si lamentablemente los reglamentos taurinos proliferan es precisamente consecuencia de esas trasferencias constitucionales y porque cada comunidad añade a sus textos legales alguna nota diferencial, banal y a veces molesta para distinguirse del de su vecino y todos ellos ser diferentes del referente nacional, pues todo lo que suene a nación parece que apesta.
Antes de que se vayan a Cultura, bien debieran los susodichos pasarse por Interior, y despedirse educadamente, agradeciendole los servicios prestados durante casi un siglo, y de paso pedir que Delegados y Subdelegados de Gobierno de las respectivas Autonomías, por el bien de sus clientes, al menos, no autoricen manifestaciones antitaurinas a las puertas de los cosos y en días de feria, si es que quieren velar por la paz y el orden entre los ciudadanos. Varios han sido los casos de enfrentamientos entre aficionados y antis que se han podido evitar. Que las autoricen, ¿por qué no? pero en fecha, hora y lugar en que se garantice la libertad y convivencia ciudadana.
¡Ah! y que dejen en paz al Rey de todos los españoles, taurinos o no, que bastante se ha mojado en pro de una Fiesta que de siempre fue Nacional, para pasar a ser Internacional y acabar rebajando su rango y convertirse en tristemente Autonómica.
Fernando García Terrel
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