Por Bocanegra
Domingo, 19 de Septiembre de 2010.-
Entonces qué hacemos, ¿los retiramos o no los retiramos?
Se van a tener que esperar un poquito los del puchero, como bien los bautiza un salmonete ilustre que surca las turbias aguas de la crónica taurina con la independencia y autoridad de un delfín.
Mala suerte tienen los pobres cuando unos toreros, como Enrique Ponce y Manuel Jesús El Cid, se empeñan en ejercer su profesión con dignidad, con bien ganado prestigio, con la interpretación del concepto clásico del toreo, comportándose con educación dentro y fuera de los ruedos, con respeto a sus compañeros e incluso hacia aquellos que de forma artera y maliciosa le procuran perjuicio convirtiéndoles en el blanco de sus equívocas críticas.
No se sabe qué interés moverán a estos pucheretes para situar a El Cid en un bache al más mínimo traspiés, y cuando son dos seguidos en un socavón. Ni esa contumaz obstinación de jubilar al maestro de Chiva cuando una racha de malos toros, a los que consigue sacar mayor partido que cualquiera otro del escalafón, le impide aumentar el score de orejas que mantienen a otros y que las airean como los goles futbolísticos.
Ya se sabe que la envidia es el deporte nacional español y que la degeneración generalizada que invade a este pobre país permite que el ámbito taurino no se quede ajeno a ella, y así puedan proliferar estos especímenes periodísticos que, a golpe de telefónicas y con aires mundanos, igual te convierte un invento mediático en dios de piedra, que te mandan a sus respectivas casas a estos toreros para que, eso sí, disfruten de la paz y alegría familiar.
Ahora parece que le ha tocado el turno al que, hasta ahorita mismo, ha sido la fuente de inspiración artística del toreo moderno, cuya desastrosa campaña, por cierto muy bien tapada y hasta cantada por los corifeos de turno, la achaca a la deficiente gestión de su apoderado. Aquí el móvil de la fechoría no parece que provenga de la magnificencia de un operador celular, aunque ya se sabrá próximamente, de dónde ya, y como diría El Padrino, se verá cuando aparezcan las manos que firmen el nuevo apoderamiento del Pasmo de Cantalejo.
No solo de matildes vive el hombre, pensará el gachó…..
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