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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 14 de enero de 2015

Cristiano Ronaldo, el grito más famoso del mundo / por Juan Manuel Rodríguez




"...Ya sabía yo que el grito de Cristiano sería motivo de profundísimo debate y de sesudo análisis en los medios de comunicación, así anda la cosa. De la cara de Messi al recibir el mensaje de Luis Enrique mejor no hablemos..."

El grito más famoso del mundo 

14 de Enero de 2015
Si algo me ha dolido de verdad, si algo me ha llegado a lo más hondo del corazón, es que futbolistas destacados de la primera plantilla culé como Leo Messi o el profesor de Ciencias de la Información Javier Alejandro Mascherano hayan puesto en tela de juicio la extraordinaria capacidad (constatada a lo largo y ancho de cientos y cientos de casos que sería imposible enumerar aquí y ahora) del periobarcelonismo para arrastrarse ante ellos, ocultar lo malo y exagerar lo bueno y, en fin, hacerles más la pelota que Gervasio Losada al Nobel Antonio Miguel Albajara en Volver a empezar. Después de tanto esfuerzo y tanta dedicación a la tarea de desinformar vienen ahora los jugadores del Barça y dejan en fuera de juego a estos auténticos cortesanos de la pluma al acusarles de mentir por decir que Messi pidió la cabeza de Luis Enrique. Un golpe bajo. Pero tranquilos: no hay más que ver las portadas del día después a la entrega a Cristiano de su tercer Balón de Oro para darse cuenta de que los directores han captado el mensaje del Jefecito.

De repente el periodismo de bufanda antimadridista ha descubierto la palabra mágica, su particular abracadabra que vuelve derecho lo que a sus ojos anda torcido: el marketing. Es indudable que Leo Messi ganó sus sus cuatro Balones de Oro porque era, es y será el mejor, pero a Cristiano acaban de concederle el tercero por la sencilla razón de que interesa a las casa comerciales. Y ahora, pero no antes cuando lo ganaba Messi, conviene incluso alinearse del lado del mismísimo Belcebú de Setúbal, del Samael que metió el dedo en el ojo a Tito Vilanova, del Lucifer que cuestionaba la limpieza de la competición, para preguntarse en voz alta lo siguiente: "¿Nos podemos fiar de este sistema de votación?"... Claro que no nos podemos fiar, por supuesto que no nos podemos fiar, pero no porque lo haya ganado ahora Cristiano, que ha sido de largo el mejor, sino porque, por ejemplo, se lo regalaran a Messi en 2010 tras el éxito de España en el Mundial sudafricano. No es sospechosa la victoria de Cristiano en 2014, sí lo es la aparición de Messi como segundo mejor futbolista mundial.

Ya sabía yo que el grito de Cristiano sería motivo de profundísimo debate y de sesudo análisis en los medios de comunicación, así anda la cosa. De la cara de Messi al recibir el mensaje de Luis Enrique mejor no hablemos. Si Luis Enrique apareció allí felicitando a Leo fue, como todo el mundo sabe bien, porque Florentino llamaría a Aznar, que llamaría a Gallardón, que llamaría a Bartomeu, que llamaría a Blatter. No es necesario recordar que el motivo de burla después del segundo Balón de Oro que le fue otorgado a Ronaldo no fue el grito sino sus lágrimas de emoción al recibirlo. Ahora es el grito, que ya es más famoso incluso que el de Munch. Y en 2015, cuando le entreguen el cuarto, será otra cosa distinta, la que sea. Porque lo que demandan de Cristiano los Gervasio Losada del periodismo deportivo español es precisamente que deje de ser él y se convierta en Messi, que no haga ruido, que se siente, se levante y después coja su avión en silencio y sin que se note. Pero la presencia de Cristiano se nota en cualquier sitio. Y, por cierto, ya ha dejado claro que está a tope y se seguirá notando al menos hasta 2020. Estoy convencido de que, al saberlo, algún grito de honda emoción habrá surgido desde la redacción del Sport.


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