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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 4 de agosto de 2015

CALLEJONES SIN LEY / por Antolín Castro


Esta imagen debería ser siempre evitable


CALLEJONES SIN LEY

Antolín Castro 
Este domingo, y en la plaza de toros de Bayona, un toro saltó al callejón. Eso ni es noticia ni lo ha sido nunca. 

Lo que en esta ocasión lo diferencia de la mayoría de las veces que eso sucede, es que en esta ocasión han resultado heridas dos personas. Eso ya no es tan usual.

Menos usual es que ambas no formen parte directa del espectáculo y solo lo sean indirectamente: Un fotógrafo y el presidente de una Federación Taurina. A ambos, y de entrada, nuestro mejor deseo de que se restablezcan muy pronto de sus heridas.

Dicho esto, conviene hacer una reflexión sobre el conjunto de personas que pueblan los callejones de las plazas de toros. No siempre su presencia tiene algo que ver con el propio festejo y, lo que es peor, no siempre ocupan los burladeros destinados al efecto.

Ese sitio, los burladeros del callejón, está habilitado para hacer lógica su presencia. Ninguna otra posición que se ocupe en el callejón es la adecuada. En Bayona fueron dos, pero pudieron ser más, ya que más gente había en ese momento fuera de los sitios habilitados.

Es hora de tomarse muy en serio el control de presencia y el de ubicación en cada uno de los callejones de las plazas. No es ni un capricho ni una broma esto que denuncio. El toro tiene acceso a esa posición muchas más veces que las que quisiéramos y los callejones suelen estar siempre con demasiados a los que les gusta estar allí, tenga o no sentido su presencia.

De esa forma se convierten en callejones sin ley. Y la ley es imprescindible que impere en ese lugar, estamos hablando de peligro real no de un videojuego.

La autoridad debe velar por el cumplimiento estricto de lo antedicho en evitación de males mayores. Los habitantes de ese espacio han de tener todos, he dicho todos, un cometido concreto… y necesario para el desarrollo del festejo. No siendo así, allí no pintan nada. Además, cuantos tienen acreditado su acceso deben tener asignado el burladero correspondiente y no abandonarlo a capricho en ningún caso.

Esperemos, aunque lo dudo, que este hecho de Bayona, estos percances, puedan ser evitados en su totalidad, el toro no ha hecho nada más que recorrer su camino y ha volteado a los que se encontraban a su paso. Otra cosa muy importante y a tener en cuenta, es el que todos no tenemos las mismas condiciones físicas que tienen los toreros que saltan la barrera al derecho y al revés con habilidad gracias a su pericia y su preparación física.

Es hora de que los callejones recobren la ley y el orden, lo sucedido en la plaza francesa pone los pelos de punta sabiendo, como sabemos, cuántos hay que quieren estar a toda costa en ese pasillo al que llamamos el callejón. Habilitar a los necesarios es obligación de la empresa y las autoridades, pero velar por su seguridad es hacerles cumplir fielmente los requisitos de seguridad que una eventualidad, como la de saltar un toro, debe tener a resguardo.

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