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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 24 de noviembre de 2017

HISTORIETA TAURINA (I) / por Eduardo Soto



HISTORIETA TAURINA (I)

Eduardo Soto
Mérida (Venezuela), 24 Noviembre 2017
Hace mucho tiempo, asentado en un valle, a la vera de rumoroso río, existía un pueblo de gente hacendosa, hospitalaria, de espíritu festivo y particularmente inclinado a las corridas de toros. 

Era tan profundo este arraigo, que con motivo de su feria, dedicada a la Virgen Patrona con advocación andaluza, se han venido celebrando espectáculos taurinos año tras año, hasta llegar a ser una de sus tradiciones más antiguas y su afición una de las de mayor solera del país.

Esta tierra, antaño estaba habitada por una de las tribus aborígenes culturalmente más avanzada, lo que explica en parte que sus habitantes de hogaño, tengan inclinación innata por las disciplinas humanísticas.

Este pueblo feliz, en donde nadie se moría ni de mengua ni de hastío, se empezó a distinguir por su gente alegre e ingeniosa y muchos de sus hijos destacaron en las artes, las letras y la política, de forma tal que el terruño, con duende indiscutible, se fue convirtiendo en importante foco cultural. 

La población contaba con varios de los mejores institutos educativos de la región, donde confluían además alumnos de muchas partes en búsqueda de enseñanza, en el saludable clima de un pueblo anidado entre montañas. 

Su afición a la tauromaquia se fue desarrollando a lo largo de más de un siglo, desde las plazas portátiles cuadradas que se montaban para la feria, hasta llegar a uno de los cosos más interesantes del orbe taurino, cuyo techo, verdadera obra de arte, al reflejarlo el sol sobre la arena, produce efectos como de magia. 

Así pues, la vida del pueblo transcurría sin mayores sobresaltos, hasta que empezó a gestarse la debacle, que hoy arrasa la patria entera. La autoridad cayó en manos de la arbitrariedad, afanosa de imponer, a toda costa, un nefasto credo que solo ha conducido a crecientes padecimientos. 

Su tradicional afición a la Fiesta Brava, empezó a ser distorsionada, con la complicidad de algunas de sus autoridades taurinas, las cuales se prestaron por acción, omisión o ignorancia, a servir de comparsas a tamaño atropello. De aquella estirpe de aficionados que con su sapiencia taurina irrigaron los cosos merideños, van quedan muy pocos; y no existe en el pueblo prédica taurina (salvo honrosas excepciones), para contrarrestar una práctica malsana que propicia el gusto por la ramplonería y la mojiganga, en franca contradicción con la idiosincrasia de su gente.

También se ha intentado desecar una fuente primarias de la inclinación taurina, al impedir el acceso a la plaza de los niños, aunque vayan de la mano de sus padres, cuando es precisamente de esa manera, que los infantes del pueblo se asoman por vez primera a una novillada de sus ferias patronales, lo cual es fundamental para mantener viva la tradición.

Las corridas de toros ahora hasta se usan para fines politiqueros, que corroen la afición y desorientan a un público, que se va acostumbrando a entusiasmarse con faenas insulsas y sin valía, pero repletas de oropel. 

De esto, por supuesto, sacan partido los toreros actuantes y si se añade la falta de sindéresis del palco presidencial, cuando al premiar tales trasteos de manera indebida, con largueza y por motivos ajenos al ruedo, convierte el espectáculo en verdadera parodia, que desdice del calibre taurino del pueblo y echa por la borda la credibilidad de su plaza de toros.

Sin embargo, ante esta situación, que se inscribe en una estrategia más amplia con fines similares, es necesario señalar que todavía quedan algunos rescoldos que permiten abrigar esperanzas de un rescate taurino, camino que comienza por contar con una autoridad municipal consciente de la necesidad de proteger las tradiciones, lo cual, al parecer, puede estar en vías de recuperación.

Tal fue la intención en 2010, cuando el Alcalde decretó Patrimonio Cultural Inmaterial a los espectáculos taurinos de la Feria y colocó el pueblo a la vanguardia en la defensa del Arte de la Tauromaquia a nivel mundial.

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