Cuando Mbappé dice que él informó al PSG a finales de julio de que se quería ir esgrime un doble motivo: quería dejar un dinero importante en las arcas del club como agradecimiento al trato dispensando durante todos estos años y, además, daba tiempo para que la dirección deportiva buscase para él un reemplazo. Supongo que desde el punto de vista del PSG el razonamiento era lógico y, por otro lado, estaba cargado de buenas intenciones por parte del futbolista. Pero, insisto, desde finales de julio hasta finales de agosto, nadie hizo nada. O, por mejor decir, el Real Madrid, que es el club interesado en Mbappé, no movió ficha. Y, después, de repente, al Madrid le entró la prisa y aceleró: primera oferta de 160 millones el 24, segunda oferta de 180 millones el 26, dicen incluso que una tercera oferta de 220 millones el 31 de agosto... Durante un mes, nada; en una semana, tres ofertas apelotonadas. No tiene demasiado sentido, ¿no? Si el argumento de Mbappé para informar al PSG a finales de julio de que había decidido irse era que quería dejarle al club un dinero importante y darle también la oportunidad de rastrear el mercado para buscarle un sustituto, ¿a santo de qué vino esperar hasta finales de agosto por parte del Real Madrid?
Ese parón, esa parálisis no tiene ningún sentido como táctica negociadora porque, llegando tan tarde la oferta, el PSG ya no podía moverse para buscarle un sustituto a Mbappé y, por si eso fuera poco, el Real Madrid aparecía como el claro ganador en la negociación. Si a eso le añadimos el "tranquilo" presidencial en El Chiringuito, ¿para qué forzar tanto la máquina? ¿No habría sido más sensato hacerle una oferta de 160 millones al PSG a finales de julio, con todo el mes de agosto por delante, para que el club parisino pudiera rechazarla, el Madrid hacer un segundo intento y el PSG empezar a buscar otro delantero? A eso se le llama negociar, ¿no? Nada tiene sentido desde el punto de vista madridista salvo que el club blanco no quisiera en realidad que el PSG aceptara la oferta y ahorrarse así entre 160 y 220 millones de euros por un jugador que queda libre el próximo 1 de enero. Mbappé seguirá siendo tan bueno y tan insultantemente joven el próximo 30 de junio y el Madrid le hará exactamente el mismo contrato que tenía previsto hacerle con la única diferencia de que, por el camino, se habrá ahorrado la friolera de 200 millones de euros y, de cara al jugador y a su entorno, nadie podrá achacarle a Florentino Pérez que no haya realizado el esfuerzo requerido. Es como si en el Real Madrid, que seguro que tenía conocimiento puntual de los movimientos del futbolista, creyesen que, de trasladarle al PSG una oferta en firme un día o dos después de que el jugador hubiera comunicado su adiós, existía el riesgo cierto de que el emir dijera que sí. Es como si el Real Madrid hubiera hecho dos o tres ofertas de cara a la galería teniendo la certeza absoluta de que, sin tiempo para buscarle un sustituto a Mbappé, al PSG no le quedaba más remedio que decirle que no. Claro que para eso Florentino Pérez tendría que ser una mente privilegiada y, como pasa con los grandes maestros de ajedrez, ir diez movimientos por delante de la jugada y eso no es así, ¿verdad? ¿O sí? "Beberé cuando tú bebas", le dice Lawrence a Sherif Ali. Beberé cuando tú bebas.
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