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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 26 de enero de 2022

España, chusquero de la OTAN / por Eduardo García Serrano

Si mañana Ceuta y Melilla fuesen atacadas por Marruecos, el aliado preferente de USA en el norte de África, la OTAN no acudiría a defender las dos ciudades españolas y, además, prohibiría a España que lo hiciese. Ese es el humillante statu quo de España en la OTAN. En la OTAN que ayer tocó la corneta para que su chusquero español acuda a defender los intereses de Estados Unidos en Ucrania

España, chusquero de la OTAN

Eduardo García Serrano
El Correo de España / 26 Enero 2022
España entró arrastrándose en la OTAN, la bandera de conveniencia que USA iza cuando quiere intervenir militarmente allá donde no debe hacerlo enarbolando su propia bandera. Todos los miembros de la OTAN son una suerte de condotieros que revisten de legitimidad democrática las aventuras militares norteamericanas en defensa de sus propios interés socapa de la defensa del Mundo Libre, que no es más que el espacio geopolítico que los Estados Unidos señorean desde 1945 haciendo cierta la sentencia de Breno, el caudillo galo que invadió Roma: “Vae Victis” (¡Ay de los vencidos!), y llevando hasta sus últimas consecuencias la consigna del dios mortal del Liberalismo, Adam Smith: “No hay opulencia sin defensa”. La opulencia es para ellos, las migajas del botín para sus condotieros, y de nutrir y pertrechar la defensa (de sus intereses, claro) se encargan ellos solos, ya que sus mercenarios son militarmente irrelevantes y de dudosa fiabilidad operativa.

Aquel cretino ilustrado, sesudo y pedante que fue Leopoldo Calvo Sotelo, nos metió en la OTAN huyendo del 23F. Como la Infanta Cristina, firmó sin leer todo lo que le pidieron que rubricara. Su sucesor, el trilero de la calle Sierpes de Sevilla, Felipe González, en una mágica  alquimia plebiscitaria hizo votar “sí a la OTAN” incluso a los que se acercaban a las urnas gritando “OTAN no, bases fuera”. Una maravilla de imbecilidad colectiva pastoreada por un sofista charlatán que, a mayor gloria de su trilerismo político, colocó de Secretario General de la OTAN a Javier Solana, “el Miliciano Remigio que, contra la OTAN y las bases yanquis en España, era un prodigio”.

En aquella España de golfos y de trileros, de cobardes y de imbéciles, perpetuada en el tiempo como el Acueducto de Segovia, a nadie se le cayó la cara de vergüenza por alistar a nuestra Patria en calidad de chusquero vasallo en la OTAN, sin haber exigido la devolución de Gibraltar y la cobertura de defensa de Ceuta y Melilla. Si mañana el Peñón fuese atacado, España tendría que acudir a defender Gibraltar... para Inglaterra. Si mañana Ceuta y Melilla fuesen atacadas por Marruecos, el aliado preferente de USA en el norte de África, la OTAN no acudiría a defender las dos ciudades españolas y, además, prohibiría a España que lo hiciese. Ese es el humillante statu quo de España en la OTAN. En la OTAN que ayer tocó la corneta para que su chusquero español acuda a defender los intereses de Estados Unidos en Ucrania. “¡Oh Dios que buen vasallo!” exclamarán en Bruselas y en Washington sin haber leído el Cantar de Mío Cid, off course.  

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