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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 21 de agosto de 2024

3ª de las Corridas Generales. Borja Jiménez cae en Bilbao de pie / por Barquerito / Fotografía: Andrew Moore.


En sus manos, los mejores toros de una corrida diversa de Fuente Ymbro. Tres orejas y público a favor.

Bilbao. 3ª de las Corridas Generales. 4.000 almas. Nublado, chispeo en el cuarto toro, lluvia al final. Dos horas y veinte minutos de función.

Seis toros de Fuente Ymbro (Ricardo Gallardo)

Mano a mano. Daniel Luque, ovación, silencio y silencio. Borja Jiménez, oreja, oreja y oreja.

Miguel Ángel Sánchez, sobresaliente, no fue invitado a intervenir.

Notable a caballo Alberto Sandoval. Pares de mérito de Juan Sierra, que saludó.


3ª de las Corridas Generales
Borja Jiménez cae en Bilbao de pie

Barquerito
Colpisa/Bilbao 30 de Agosto de 2024
EN LA CORRIDA DE Fuente Ymbro saltaron dos toros de muy buena nota. El cuarto y, sobre todo, el sexto. Apenas castigado en dos picotazos el uno. Templado lo justo por dos puyazos bien medidos y certeros el otro. No solo por la condición distinguida de esos dos toros fue corrida dispar. También por los imponderables. El primero, de buenos apuntes, se lesionó la mano izquierda antes incluso de varas y lo acusó en claudicaciones repetidas. Como fue toro codicioso y pronto, ese problema se dejó sentir una y otra vez. Fino de cañas y muy cargado de panza y culata, llegó a perder las manos incluso en el momento de la reunión con la espada. Es probable que, entero, se hubiera sumado a los dos de nota. Eso habría valido tanto como media corrida. Cualquier ganadero lo firma donde haga falta.

Imponderable relevante fue que el tercero diera desde la misma salida muestras de estar reparado de la vista. Escurrido, ofensivo, astifino, descarado, con plaza y muchos pies, ágil y elástico, mulato listón -pinta no habitual en Fuente Ymbro-, fue el raro de la corrida. Su fondo de latente fiereza, rebajada por dos notables puyazos de El Patilla, se dejó sentir como si se tratara de uno de tantos toros inciertos. En cada gesto de salida de lance o pase, echaba la cara arriba buscando objetivo y, si no lo hallaba, desparramaba la mirada. El defecto se fue haciendo más y más patente a medida que seguía su lidia. Segundo y quinto fueron el día y la noche. Más de 600 kilos un segundo de docilidad mansurrona. El quinto, precioso, no hizo más que escarbar y recular receloso. Fue el de peor nota del envío, que vino partido por pintas y edades.

Programada como un chocante mano a mano sin argumento -Daniel Luque y Borja Jiménez, trayectorias sin puntos comunes ni rivalidad posible-, la corrida repartió la suerte a capricho y sin equidad. Para Borja, que debutaba en Bilbao, los dos toros propicios por bravos y nobles -las dos cosas-, cuarto y sexto, y el gordinflón segundo que por tener, además de pajuna bondad, tuvo fijeza. Para Daniel, la cara amarga del sorteo: el de la mano chunga, el reparado de la vista y el de peor aire de los seis. Como si fuera una partida de cartas marcadas. 

Por darle un aire mínimo de competencia, Borja Jiménez, ambicioso e impaciente, salió a quites en los tres toros de Daniel: en el cojo, en el miope y en el escarbador. Por delantales -el lance con que más se prodiga-, por chicuelinas y de nuevo por mandiles. Quites brevísimos. Y un amago de réplica por chicuelinas a un ajustado quite de Luque por gaoneras al cuarto. El propio Luque quitó a la verónica, dos y media, en el sexto. Habría visto el toro antes que nadie.

Un mano a mano que lo sea no se mide por quites sino por otras razones mayores. Y el reparto tan desequilibrado de lotes no se prestó a desafíos. Lo que pasó fue que Borja cayó de pie en Bilbao desde el momento en que se plantó de rodillas frente a toriles para recibir al segundo, que le obligó a tirarse en plancha y soltar las armas. Repitió la suerte, más cerca de la boca de riego que de la segunda raya, con los otros dos toros, y con mucha mejor fortuna. 
Al sexto, además le sacó los brazos con ritmo bueno. Ritmo creciente iba a tener la mejor y más completa de sus tres faenas. La de ese sexto toro que tanto y tan bien quiso. Tras una primera parte de trazo desigual en redondo, Borja toreó muy reunido y despacio con la mano izquierda en tres tandas ligadas, en los medios, suelto el brazo, preciso el enganche. En esos momentos contaron el hilván sin pausas y la serenidad que se habían echado en falta en las tesoneras y entregadas faenas con segundo y cuarto, salpicadas de aciertos parciales y rematadas con la espada atacando con fe. Un botín de tres orejas. 

Luque firmó con el claudicante primero sus mejores momentos -mimo, el toro cosido, cambios de mano sorpresa, una tanda final en rizo- pero no hubo remate con la espada. Con el toro reparado abrevió. Con el que tanto escarbó, llegó a plantarse en péndulos sin eco.

FOTOGRAFÍA: ANDREW MOORE


























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