'..Estos jóvenes enfermos están así porque sus padres han dejado en las manos equivocadas la educación de sus hijos (o, peor todavía, porque sus padres han sido quienes activa e ignorantemente los han educado así)..'
Prostitutas y babosos degenerados
Jaume Vives
La gente se lleva las manos a la cabeza por una joven que ha conseguido acostarse con cien hombres en veinticuatro horas. Ellos han tenido que pagar para participar del reto y ella ha dado una alegría a su cuenta corriente y ha viralizado su canal de OnlyFans, una plataforma que viene a ser un puticlub en línea.
No contenta con haberse convertido en un recipiente en el que cien degenerados han vaciado sus ETS y, como la degradación moral crece exponencialmente si no se la detiene radicalmente, ahora ha decidido que quiere convertirse en un arma biológica aumentando el reto a mil babosos en veinticuatro horas.
¡Pobres padres!, los de ellos, y especialmente los de ella que es quien pone rostro a la bajeza humana; y pobres hijos si algún día deciden tenerlos y descubren que sus padres son como alimañas que hacen cierta la teoría de que el hombre viene del mono (mi familia sé que no, pero las suyas me plantean algunas dudas).
Muchas manos a la cabeza y muchos gestos de sorpresa pero no sé qué otra cosa se podía esperar de un mundo que ha romantizado y democratizado la prostitución gracias a las redes sociales y a plataformas como OnlyFans.
Quizá pensaban que convertir el sexo en un divertimento, emancipado de todo vínculo, o empoderar a la mujer vistiéndola como una prostituta y animándola a actuar como tal (disfrazándolo de liberación sexual) era una buena idea.
Quizá pensaban que educando a las nuevas generaciones de chimpancés con el criterio de que el sexo tiene que ser responsable, consentido y que esos son los únicos requisitos a tener en cuenta, haría de los monitos una suerte de caballeros que respetarían a la mujer y la cuidarían.
Está claro que muchos han pensado poco y mal, y lo que han conseguido es no sólo convertir a las mujeres en vasijas de ETS y a los hombres en conejos que buscan todo el día agujeros donde poder descargar, sino hacerlo con orgullo, sin esconderse, a picha descubierta. Hasta ese punto llega su convicción de que la suya es una opción más, una forma más, tan legítima como otras, de vivir el sexo.
¡Y les extraña que algunos queramos alejar a kilómetros de distancia a nuestros hijos de todo lo que huela a educación sexual y talleres para conocer el propio cuerpo!
Estos jóvenes enfermos están así porque sus padres han dejado en las manos equivocadas la educación de sus hijos (o, peor todavía, porque sus padres han sido quienes activa e ignorantemente los han educado así).
Estos jóvenes enfermos llevan toda una vida viendo en pantallas y escuchando en clase, en casa, en la tele y en la calle las consignas que han acabado convirtiéndolos en un amasijo de carne calenturienta y cada vez más putrefacta.
La gente puede seguir hablando de reprimidos, de mojigatos, riéndose de la virginidad y de cuantas cosas su ignorancia les permita, pero el más reprimido, el más mojigato, el que más celo tiene de su virginidad, disfrutará muchísimo más del sexo, con mayor placer y gozo espiritual que cualquiera de los que se permiten el lujo de reírse de ellos y por supuesto que cualquiera de los que participan en esos retos monstruosos. Además, el día de mañana, sus hijos podrán mirarles con respeto, orgullo y admiración.
Hemos convertido a nuestros jóvenes en prostitutas y babosos degenerados, pero algunos siguen pensando que la solución estriba en un poco más de cantidad de la mierda de calidad que les hemos metido en la cabeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario