El año que viene, que está al caer, será el del cincuenta aniversario de la muerte de Francisco Franco. No sabemos si la Ley permite mucho evento, pero ya conocemos que el PSOE sí lo va a celebrar. Ayer Pedro Sánchez anunció la celebración oficial bajo el rótulo «España, 50 años de libertad». Nos habíamos olvidado del Una, Grande y Libre y ahora descubrimos que España es libre.
50 años sin él
HUGHES
El año que viene, que está al caer, será el del cincuenta aniversario de la muerte de Francisco Franco. No sabemos si la Ley permite mucho evento, pero ya conocemos que el PSOE sí lo va a celebrar. Ayer Pedro Sánchez anunció la celebración oficial bajo el rótulo «España, 50 años de libertad». Nos habíamos olvidado del Una, Grande y Libre y ahora descubrimos que España es libre.
Para celebrar tal jocosidad el gobierno trufará el año de actos kulturales y creará una comisión especial y un comité de expertos, garantía de autoritarismo, discrecionalidad y ausencia de pluralismo, pues donde hay un experto es más fácil que se dé todo eso.
Franco murió hace medio siglo, pero eso no quiere decir que no vaya a estar presente en nuestras vidas. El Régimen no piensa dejar que nos olvidemos. O de otro modo: se enfrenta al reto de cómo estirar el antifranquismo cuando ya casi no queden franquistas, antifranquistas ni exfranquistas vivos, cuando todo sea ya gusanera, cuando no quede en España una molécula franquista.
Tiene sentido esta preocupación puesto que el régimen es francófago, vive de Franco, de comerse, gozar y repartir su Estado y es así como se legitima la consensuada golpista de traidores y adictos al deshonor que fueron desde el primero hasta el último (y luego sus estirpes respectivas),
y que de antifranquismo tuvieron que disfrazar y disfrazaron la no-democracia y el haber vivido de Franco, en Franco o con Franco hasta que pudieron heredarlo.
Presumir de abuelos ha sido lo normal desde Zapatero. Ahora el último grito es la genealogía centrista pura que consiste es presumir de paridad abuelense, como Moreno Bonilla, que tenía un abuelo jornalero y otro que contrataba jornaleros y en Navidad montaban Los Santos Inocentes (los dos abuelos opuestos reunidos alrededor del niño Bonilla, reconciliándose en sus diferencias alrededor de niño Bonilla, representando cada Navidad el Consenso Puro en ese niño ungido ya para el centro y la vida democrática plena). Pero a esto de los abuelos ya no le queda tanto y ya ha podido verse algún testimonio de gente gimoteando por el bisabuelo. La vida pasa, el hecho biológico nos llega a todos y ¿se puede ser antifranquista por un tatarabuelo? ¿se puede llevar viva una tataracausa, una tataravela, una tatarantorcha? Muy respetable, pero poco creíble y conmovedor.
Así que Sánchez ya ha enunciado el reto, consistente en que «no se pierda el caudal de la memoria cuando falten los mayores». Es más. Cuando no haya «mayores», podrá haber más memoria, y decir con más desahogo, como se dijo ayer, que España ha pasado de «dictadura pobre» a «democracia plena». Es ahora, cuando se vayan muriendo los que algo vieron o vivieron y extendían cierto velo de pudor, cuando empezará la Memoria de verdad.
Sánchez anuncia los fastos del 50 aniversario de la liberación de España, y con ello la perpetuación del antifranquismo y una Memoria después de toda memoria física, viva.
Mientras en Baleares el PP confirmaba que este y no otro es el camino, Sánchez celebraba un acto oficial llamado «Día del recuerdo y homenaje a todas las víctimas del golpe militar, la guerra y al dictadura», porque ni las de antes ni las de después entran. Se trata de un acto anual instituido desde 2022, otra efeméride en el calendario ideológico. El día de la Memoria es el 31 de octubre (por la DANA se pasó a diciembre) y cada año homenajean a unas veinte personas, así que calculan que tienen memoria para siglos…
El acto concluyó con una oración de Luis García Montero cantada por Miguel Ríos y presentada por Iñaki Gabilondo. Esta frase es en sí misma un disparate, pero aun lo fue más la interpretación. El cantante neolítico Ríos emitió unos aullidos blues tan sentidos y espeluznantes que parecía estar inventando una especie de cante jondo progre. Luego recuperó el tono melódico con la enésima versión de Sólo le pido a Dios. Curiosa instancia, Dios, que si se mantiene en España es por el hombre protagonista de una damnatio memoriae de lo más raro: una eliminación histórica consistente en que no dejan de hablar de él. Franco está prohibido y la Fundación Franco se disolverá (aplaudieron los asistentes), pero no lo dejan tranquilo. La razón es que a Franco se lo quedó el Estado. No es que se olvide a Franco, es que se perpetúa un sentido de Franco. La imposición de un sentido sobre cualquier cosa es la imposición sobre todo lo demás. Por eso, en 2025, la libertad empieza por romper ese primer grillete histórico.
11 de diciembre de 2024
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