Toro de José Escolar en Las Ventas
/Foto: Juan Pelegrín/
Ganadero del año, con la inolvidable corrida de Mont de Marsán, única en la temporada, y las también recordadas de Ceret y Dax. Consiguió que la verdad fuera bella, que no siempre lo es. Un acto de justicia dar a cada uno lo que se ha ganado en el ruedo. Enhorabuena verdadera y bella.
El pódium de José Escolar
Ricardo Díaz-Manresa
“No busco lo bello. Busco la verdad. Si lo bello viene, que venga”. Frase con miga que está en la portada de la web del ganadero José Escolar Gil, que este año ha fascinado a los franceses y a todos los aficionados y profesionales del periodismo que sentimos esto hasta el tuétano. Busca este hombre la verdad del toro, la emoción del toreo, la verdad de la suerte de varas, de la emoción, del espectáculo tal como debe ser y que nunca ha debido dejar de serlo. No soy torista ni torerista sino del espectáculo auténtico que forman los dos. Quiero un toro con un trapío de verdad, sin exageraciones, sin hipopótamos hinchados de kilos que parecen globos gigantescos que después no aguantan ni un solo puyazo. Soy partidario de los toros con movilidad, con casta, con bravura, y…con fuerza. Me parece un timo cuando dicen que tiene poquita fuerza pero sí calidad y nobleza y que puede servir, que hay que cuidarlo, cuando los que tienen que cuidarse son los toreros del toro. Eso no es un toro sino un toro aparente, un pseudotoro. Un timo. Nos quieren dar por corrida de toros una cosa que no es. Y así nos va. Debemos ofrecer un gran espectáculo con el toro verdadero y el torero con el toreo de verdad. Podemos todavía, y debemos, huir de la corrida aparente, que no lo es, con los toros del gran aburrimiento que llegan tantas tardes con las figuras. No añoro el toro de otros tiempos sin un pase ni el que masca la tragedia. Quiero la verdad que busca Escolar.
Me dirán que los toros llamados duros, entre los que están catalogados los de Escolar, como albaserradas, como los antigüos victorinos, son muy difíciles. No es verdad. Las corridas duras intoreables no sirven. Las del gran aburrimiento, tampoco. ¿Cuáles entonces? Las que dan emoción y verdad, las que enganchan el interés, despiertan la admiración y disparan las emociones, las que debemos necesariamente valorar mucho.
Los de Escolar, estos magníficos escolares, se dejaron muy poco en Madrid –causalidad en su única corrida en España en plaza de primera- pero sí las cuatro de Francia, tampoco todos, pero sí bastantes, espectacularmente brillantes que permitieron lucirse a picadores, banderilleros y primeros espadas, que llenaron las plazas y que pusieron un nudo en la garganta a los aficionados franceses, que en algunas de las ferias en las que estuvo anunciado fueron a verlo más que los carteles de las figuras. Se ve que los aficionados franceses buscan la verdad, como José Escolar, como yo. Y, si viene lo bello, que vino y cómo, miel sobre hojuelas.
Cuatro corridas en Francia, de las seis que ha lidiado esta temporada, no tiene más, en Madrid, Vic-Fecenzac, Ceret, Mont de Marsan, Dax y Azpeitia y apoteosis en varias de ellas. Como ejemplo, me quiero centrar en la de Mont de Marsan, ejemplo de bravura y de espectáculo. Sí, de espectáculo que tanto falta ahora sustituído por una liturgia a veces ligth, a veces pesada, a veces monótona, a veces sosísima. O todo a la vez. En Mont de Marsán hubo de todo lo bueno –que me emocionó y eso que sólo lo vi en vídeo- y de lo raro : los seis picadores saludando por separado y después juntos en el ruedo (¿quién lo ha visto alguna vez?), banderilleros desmonterados tras bordar la suerte, toros que fueron más de 20 veces a los caballos, no para hacer el simulacro de la segunda entrada como hemos visto, sin ir más lejos, en la que dicen torista Bilbao. Otro que se comía el mundo y que se puso en el centro del ruedo para tomar el quinto puyazo –no me equivoco : el quinto- y después la afición pidiendo a gritos a Robleño -antes de coger muleta y espada- que lo matara pronto porque veían el poderío del escolar. Pues no, lo toreó, se la jugó, lo mató y le dieron oreja, el mismo día que Javier Castaño sufrió dos cornadas en la espalda. De todo : enfermería, trofeos, salidas a hombros, suerte de varas espectacular y casi olvidada, brillantes pares de banderillas…De todo. Díganme una corrida, una sola, en toda la temporada, que pueda ofrecer este palmarés. Escolar : échanos una así en las Ventas. Conseguiste aunar la verdad con la belleza. Deseamos que lo repitas en la capital de España.
Y en Dax salió un toro que dejaron de sobrero en Madrid y al que Alberto Aguilar le cortó las orejas . Dijeron los veterinarios que desentonaba y…nos perdimos un gran toro y un buen triunfo en Las Ventas. No fue su día de suerte.
Este José Escolar es un hombre con personalidad. No quiso salir a hombros ese día y dijo “cuando un toro mío hiere a un torero no cabe participar en el triunfo”. Gran detalle humano. Salió así antes y después otras tardes francesas, donde está justamente entre los grandes. Sí, a hombros, por ejemplo en Dax días después de la gesta de Mont de Marsán. Lo de Robleño en Ceret tampoco es para olvidarlo. Un valiente solo ante el peligro.
Otro detalle de valentía: tras su corrida de Madrid el 31 de mayo, no dejó de ir, como todos los días, a San Isidro. Siempre hay algún gracioso que puede decir una impertinencia. Ahí lo vimos sonriente y aguantando el tipo. No embistió la corrida ese día. ¿Y qué?. Lo demás, todo de una corrida de toros.
Tiene la idea fija de que ese camino es el que quiere recorrer : autenticidad y bravura, casta de la buena y fuerza. Toro en puntas. Y toreros valientes y dispuestos que les corten las orejas. Un camino que, en estos tiempos es más duro que nunca pero también más necesario que nunca. Tenemos que enseñar a nuestra sociedad, que está viendo otra cosa algo agüada, cómo es la corrida de toros, que podrá gustar o no, pero que respetarán.
Ha reafirmado en su resurrección a Robleño y Javier Castaño y a otros del grupo que merece torear más, ha renacido en los franceses ilusiones, que ya despertó en temporadas anteriores, de ahí su cartel allí, para que sigan yendo a los toros. “Escolares” ejemplares, de matrícula de honor, en el pódium de este ganadero tan interesante.
Quería escribir este artículo como un acto de justicia, porque creo que no ha tenido el eco que debía entre todos los que están interesados en esto. Ocurre lo malo y lo bueno y, al muy poco tiempo, nadie se acuerda. Rubalcaba y Rajoy hacen sus barbaridades, de distinto signo, eso sí, cada día y pronto se olvidan, si se ha destapado la olla podrida, o se pasa página rápidamente si conviene.
Sé también que, si alguna figura lee esto o se lo cuentan, dirá : toréalos tú, pues que sepan que hasta hace poco –Ponce incluído- lidiaban de muchos encastes, no como ahora que eligen sólo cinco o seis ganaderías de las llamadas dulces (entre las que entran las del gran aburrimiento y reparten decepciones difíciles después de reparar porque el público sale con las orejas gachas, las ilusiones destrozadas y sin ganas de volver)
No olvidemos lo del José Escolar 2012 y su bella verdad, consiguiómque la verdad fuera bella,y que esos vídeos los vea mucha gente –en la tele sería lo ideal- y, si hay que darle el premio del año al ganadero del buen camino, que se lo den a don José Escolar Gil.
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