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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 23 de junio de 2015

Lo que la fiesta pide / por Jorge Arturo Díaz Reyes


El público aplaude a Rafaelillo tras la faena con el miura "Injuriado". Foto: www.las-ventas.com

“Lo que la fiesta pide hoy es un torero completo para salvarla de los especialistas, de los toreros que no pueden hacer más que una cosa y para ello necesitan de un toro especial, fabricado casi a la medida…”

Ernest Hemingway en 1932


Lo que la fiesta pide

Jorge Arturo Díaz Reyes 
Cali, 23 de junio 2015 / Crónica Toro
La feria de San Isidro, da la medida de la fiesta, y a quince días de cerrada la última, siguen saltando balances encontrados. Unos, inconsolables “porque se aburrieron”. Otros, felices, “porque se divirtieron”. Muchos preocupados. Algunos conformes. Los menos, optimistas.

Todas opiniones respetables, derecho inalienable de quien paga por ver. Pero he revisado, en reseñas propias y ajenas, la reacción espontánea del público presencial (en el arrastre), al comportamiento de cada uno de los 162 toros y novillos lidiados completos a pie:

Silenciaron 74. Pitaron 31. Aplaudieron 37. Ovacionaron 15. Dieron vuelta a 1. Se dividieron simétricamente con 4.

Igualmente contabilicé la respuesta de los asistentes (tras el arrastre) a las 162 faenas ejecutadas: Silenciaron 96. Pitaron 10. Aplaudieron 12. Saludaron 20. Dieron vuelta a 7. Una oreja a 16. Dos orejas a 1.

Estos números muestran cómo el público más cualificado del mundo, en un conjunto con 57 reses propicias, distinguió, 58 faenas. O visto de otra manera con 105 toros ignorados o mal conceptuados no aprobó 106 faenas. Simetría evidente. Conclusión: Salvo excepciones honrosas, la condición del toro decidió. El toro mandó.

“Lo que la fiesta pide hoy es un torero completo para salvarla de los especialistas, de los toreros que no pueden hacer más que una cosa y para ello necesitan de un toro especial, fabricado casi a la medida…”

Estas líneas, que publicó Hemingway en 1932 (Death in the afternoon), tienen vigencia total hoy. La fiesta necesita que el toreo decida, que mande él, no el toro... Como hizo Rafaelillo, el 7 de junio con el bronco miura “Injuriado”. Faena, por cierto, que los jurados oficiales (no el público) ignoraron olímpicamente. Pero esa es otra parte del problema.

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