ejemplar Presidente de la Mestranza de Sevilla
Un presidente para la Maestranza
Por Carlos Crivell
Sevilla.-18 de Abril de 2010
La decisión de Francisco Teja de conceder una solitaria oreja a El Juli en su primer toro fue motivo de una protesta escandalosa en la plaza y ha tenido su reflejo en los medios de comunicación, que mayoritariamente han descalificado al presidente.
En primer lugar hay que recordar que la segunda oreja es potestad del presidente. Para seguir este análisis, habría que continuar con otras precisiones. De un tiempo a esta parte, la Real Maestranza estaba irreconocible en cuanto a la categoría de los trofeos que se solicitaban y se concedían desde el palco. Ya se sabe que este asunto es una rutina. Si el palco es fácil, el público pide lo que no debe.
Así habíamos llegado a lo ocurrido estos años atrás, donde algunas orejas eran sencillamente de pueblo, e incluso algunos dobles trofeos eran bastante frívolos. Una buena parte de la afición sevillana había exigido que los premios en la Maestranza fueran de mayor entidad, simplemente porque siempre fue así y para diferenciarla de lo que ocurre en la mayoría de los cosos españoles. No se olvide que la Maestranza es la plaza de mayor categoría del mundo y la segunda en cuanto a la repercusión de los triunfos.
El presidente Francisco Teja tiene un amplio recorrido en el palco sevillano. La fama de polémico le ha llegado porque siempre ha querido ser justo, defender al aficionado y darle la mayor importancia a la plaza. Sólo hay repasar su trayectoria. Se le achacó facilidad para devolver reses, cuando lo que hacía era preservar la integridad del espectáculo para que se lidiaran las más idóneas en cada momento. Siempre fue exigente en la concesión de trofeos y mantuvo una línea, que, desgraciadamente, nunca fue bien entendida entre sus propios compañeros del palco y, mucho menos, entre los hombres del toro, los llamados taurinos. Esta animadversión llegó incluso a los medios, desde donde de forma interesada se le hizo alguna campaña en su contra. Cuando el delegado Demetrio Pérez, en una decisión lamentable, lo destituyó, algunos llegaron a celebrarlo de forma ostensible.
La actual delegada Carmen Tovar lo ha restituido al palco. En su momento manifesté que esperaba que volviera el mismo presidente de siempre, el buen aficionado y quien siempre ha tratado de defender a los aficionados. Me quedó alguna duda en la corrida del lunes 12 de abril, pero su actitud en el festejo de la polémica me ha confirmado que es cierto que ha vuelto el mismo de siempre.
Me gustaría decirles a los aficionados que ese presidente al que la plaza abroncó y maltrató el viernes, se ha caracterizado por intentar ofrecer siempre un espectáculo puro en la Maestranza, es decir, que ha defendido a esos mismos que vociferaban para insultarlo.
¿Por qué recibió los insultos? Porque consideró que para cortarle dos orejas a un toro en Sevilla, la faena debe ser más rotunda. El Juli, que cuajó una tarde extraordinaria, hizo una faena a ese primero con algunas tandas iniciales más despegadas, que bajó notablemente por el pitón izquierdo, rematada de un espadazo eficaz, pero trasero, y con desarme de la muleta en el encuentro. Son detalles que algunos minimizan, pero me parece muy encomiable que un presidente intente decirle a la plaza que dos orejas en la Maestranza deben lograrse por algo más. No es que sepa más que nadie, es que su obligación es poner un listón para que Sevilla no se convierta en Villaconejos del Condado.
Hay que tener mucho valor para no dar la segunda oreja en un ambiente tan exaltado, donde, por cierto, percibí una enorme cantidad de aficionados foráneos que ni conocen la historia del coso del Baratillo ni tampoco el respeto que se le merece. Cuando en la calle, algunos aficionados me decían que Francisco Teja había acertado, lamentaba que nadie hubiese aplaudido su decisión en la plaza.
Luego, en el segundo, El Juli remató su gran tarde con otra faena muy buena, pero que tampoco era de dos orejas. Y Francisco Teja, creo que razonablemente, le abrió la Puerta del Príncipe, porque debió pensar que una tarde así era merecedora de tal gloria. Los malpensados hablan de miedo o de compensación. Lo segundo es posible. De miedo, seguro que nada. El Juli se ganó oreja y media en cada toro. En total, tres.
Luego, en el segundo, El Juli remató su gran tarde con otra faena muy buena, pero que tampoco era de dos orejas. Y Francisco Teja, creo que razonablemente, le abrió la Puerta del Príncipe, porque debió pensar que una tarde así era merecedora de tal gloria. Los malpensados hablan de miedo o de compensación. Lo segundo es posible. De miedo, seguro que nada. El Juli se ganó oreja y media en cada toro. En total, tres.
Espero que este festejo no deje huellas en Sevilla. Me han parecido desafortunadas algunas precisiones sobre el presidente. Es fácil juzgar a alguien desde los medios de comunicación. En las trincheras de la información vivimos a gusto. Se pueden entender algunas consideraciones, que condenan la decisión de Teja con respeto y elegancia, pero hay otras que se han realizado desde un rencor exagerado.
Se comprende que haya discrepancias, pero ese tono agrio de desconsideración personal es algo que descalifica a quines así se expresan. Francisco Teja es un presidente de Sevilla con un recorrido amplio, que quiere lo mejor para la plaza y que le abrió la puerta del Príncipe a El Juli, cuando por la faena al cuarto podría haberse guardado el segundo pañuelo.
Decía que espero que no deje huellas en los compañeros de palco de Teja. Ojalá hayan entendido el mensaje. Dos orejas en Sevilla deben llegar después de algo muy grande, adonde El Juli no llegó. Las faenas de dos orejas son coreadas con olés rotundos y levantan a las gentes de sus asientos. Me temo que la historia diga que en la corrida del viernes un presidente quiso ser protagonista. Esa lectura sería fatal, porque en un plazo no muy largo la Maestranza perdería esa seña de identidad que la distingue de otras plazas, no por su bellísima estructura, sino por lo que siempre significó cortarle las dos orejas a un toro.
También confío en que Francisco Teja siga empeñado en su quijotismo tan mal entendido. No soy nadie para darle un consejo, pero si quiere seguir por este camino, mejor que lo deje. Me parece que está muy solo, no tiene el respaldo de los otros presidentes y tampoco el de los supuestos buenos aficionados de Sevilla. Espero con ansiedad una nota de la Unión de Abonados manifestándose en su defensa.
Finalmente, los que esperaban lo del viernes para seguir fustigándolo, se han ensañado contra su persona, pero ya se sabía que algo así ocurriría. No se le pueden pedir peras al olmo. El señor Teja debe pensar si merece la pena estar en palco para que una tropa se acuerde de sus antepasados. Si no tiene un respaldo de quienes queremos lo mejor para Sevilla, lo mejor es que abandone la presidencia. Lejos del palco, se vive más tranquilo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario