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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 19 de junio de 2010

Del Seat 600 a la Feria de Julio / Por Carlos Bueno


Del Seat 600 a la Feria de Julio

Por Carlos Bueno
Hay mucha historia en la Feria de Julio, la más antigua de cuantas existen, demasiada como para no poner en ella todo el cariño que un apasionado por los toros y por Valencia sea capaz de volcar hasta conseguir que resurja de sus cenizas cual Ave Fénix.

Todavía no está extinguida. Estamos a tiempo. No cabe la menor duda de que la Feria de Julio de Valencia ha ido perdiendo su esplendor e importancia a lo largo de los últimos años. Al paso que vamos, y por mucho que nos pese a los más aficionados, terminará por celebrar un número de festejos puramente testimonial.

En su momento, Curro Romero señaló al “seíta” como el mal que aquejaba a la Fiesta. El “seíta” no era otra cosa que el Seat 600, y la oportunidad que proporcionó la aparición del célebre utilitario para salir de las ciudades en busca del ocio que comenzaban a ofrecer la playa y la montaña.

En la actualidad el “seíta” ha dejado paso a sus modernos descendientes, equipados con mp3, confortables asientos anatómicos y climatizador por zonas. El viaje de ida y vuelta para darse un chapuzón ya no es práctica extraordinaria sino diaria. Muchos son los que tienen su pisito en la playa, su parcela en el camping, su chalecito en la montaña, su caseta en el campo, o se adhieren cual rémoras a familiares o amigos para hacer el veranito más llevadero. Si a pesar de todo no se tiene la oportunidad de salir de Valencia en Julio, el abanico de ofertas de ocio en la ciudad es tan amplio que no hay tiempo ni dinero para poder acudir a todo. Conciertos en directo, teatro, cine, excursiones, museos, terracitas, heladerías, musicales, deportes para ver y para practicar, televisión... Todo se confabula para que ir a los toros por San Jaime sea una proeza, eso sin contar con el calor que se tiene que soportar en la plaza en tales fechas. Por todo ello, reavivar el serial que fue santo y seña, no sólo de Valencia sino de todo planetario taurino, parece misión imposible.

Simón Casas, empresario del coso de la calle Xàtiva, lo ha intentado a su manera, y después de leer detenidamente los comentarios que los aficionados están dejando en diferentes páginas web, parece que no ha dado en el clavo, al menos en el clavo de los más entendidos, que otra cosa podría ser el gusto de los espectadores menos doctos pero que, a la postre, son quienes llenan los tendidos.

Falta Morante de la Puebla, y en este momento su ausencia es demasiado significativa como para pasarla por alto. El sevillano es, sin lugar a dudas, el torero que en la actualidad más expectación está levantando de cuantos conforman el extenso escalafón. Entiendo que, ni aún haciendo encaje de bolillos para dar cabida a cuantos merecerían estar en el ciclo o le darían un especial atractivo -caso de Perera, José Luis Moreno o Talavante- sería posible incluirlos a todos, aunque quizá haya faltado un ápice de esfuerzo y sensibilidad en este apartado. Del mismo modo que ha faltado apostar por algún valenciano de la nueva hornada y por novilleros con más méritos.

La programación que se ofrece para 2010 sigue la pauta de años anteriores en el apartado ganadero, y continua restando tinte torista a la feria. Es evidente que el gran público acude al reclamo de los mejores nombres del escalafón y no tanto de los hierros que se anuncian. Pero en el equilibrio está la virtud, y no habría que desdeñar la costumbre de que en Julio haya más toro que en Fallas. No se trata de que se anuncien las divisas de Moreno Silva, Escolar, Prieto de la Cal o Monteviejo, como más de uno ha reclamado. Quizá esas sean ganaderías que en la actualidad están más cerca de la angustia que de la emoción. Hay más, muchas más ganaderías interesantes, y hay gestas por hacer, y combinaciones con mayores alicientes.

Desde 1886 la Plaza de Toros de Valencia alberga festejos en honor a Sant Jaume con carteles de primera categoría. Cinco años después, el 21 de julio de 1871 el ayuntamiento inauguraba la primera Feria de Julio con una vistosa cabalgata, pabellones, exposiciones de plantas y venta de productos en general. Era la contraprogramación lúdica que ideó el consistorio para evitar la marcha de los valencianos y atraer a los forasteros en verano. Desde entonces los toros forman parte de esta celebración anual.

Por este ciclo pasaron durante las primeras ediciones "El Gordito", Francisco Arjona, Lagartijo, Frascuelo, "Guerrita", Mazzantini, "Fabrilo"... Ernest Hemingway inspiró su “Verano sangriento” en la rivalidad entre Antonio Ordóñez y Luis Miguel Dominguín en la Feria de Julio de 1959.

Hay mucha historia en este serial, el más antiguo de cuantos existen, demasiada como para no poner en él todo el cariño que un apasionado por los toros y por Valencia sea capaz de volcar hasta conseguir que resurja de sus cenizas cual Ave Fénix. Todavía no está extinguido. Estamos a tiempo.


Fuente: Avance Taurino.com

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