"...El público es el peor que hubo en mucho tiempo.
El toro va bajando pero sufrimos épocas peores.
Y los presidentes no saben por dónde se andan.
En definitiva, decadencia..."
El toro va bajando pero sufrimos épocas peores.
Y los presidentes no saben por dónde se andan.
En definitiva, decadencia..."
El problema agudizado de Madrid
Ricardo Díaz-Manresa
10- junio- 2011
El problema viene de años. Quizá desde los 80. Es una trilogía. Toro que muchas veces no es el de Madrid. Público bajando y bajando. Y presidentes tragando. Irreconocibles porque algunos de ellos no eran así antes.
Los Lozano –que Dios tenga en su gloria ganadera, pero nunca más en Las Ventas- bajaron el toro y con los Choperitas se ha colado lo incleíble. Choperitas y toritos, tal apodo para tal presencia. Antes el público la armaba y rechazaba esos impresentables. Ahora traga casi todo y ya han empezado a preocuparse los que ven que el tinglado se resquebraja.
Manzanares no mata ni una corrida de las tres anunciadas, salvo alguna con remiendos. Morante se deja ir con Curro Vázquez para apoyar a Cayetano. Se multiplican las currovazcadas y los matillazos. Y el público pasando.
Cada vez se cuida menos la presentación para las corridas de Madrid. Incluso las de segundo pelo. Y en un año que van a sobrar toros a mantas. Figuraos lo que harán por ahí. El gafe que inventó y amamantó Balañá en Barcelona y que aprovechó e infló el argentino vil se extiende por la España taurina. El toro de Madrid baja e inmediatamente baja el toreo. Pero insisto en que no nos rasguemos las vestiduras porque hubo otras épocas quizá peores y salimos adelante. Ya veremos. Antes no fue Jauja pero la situación era más respetable y lógica.
Lo del público tiene peor solución porque es el puede poner firmes a los demás y no lo hace. Ocurre lo siguiente: aficionados en general hay menos. Aficionados en la plaza muchos menos porque bastantes días hay muchas entradas regaladas de amigos del abono cautivo. Y lo gratis no te duele, no te importa. Y, por el ambiente –y esto es lo más grave- muchos aficionados desertan de la plaza, ceden o venden sus abonos y se refugian en la televisión. No pueden soportar a estos espectadores de chichanabo, que seguramente tienen al lado. Si encima la edad les hace dificultoso ir a una plaza tan incómoda, e incluso peligrosa, como Las Ventas con muchas escaleras y escalones muy altos, sin respaldos y las posaderas en la dura piedra, pues está completado el triste cuadro.
Tendidos de solera y sabiduría sustituídos por la masa que se califica sola. Piden y gritan, nunca por mayoría y menos por unanimidad -¿sabrán lo que escriben?- que son todos. Y por esta decadencia aumentan las voces de dos orejas en un toro para preservar la puerta grande. Si dan las orejas como se debe, todavía no hace falta.
Y los presidentes, pues a tragar. Tragan en los reconocimientos, no sé por qué. Siguen tragando en el palco. Tampoco sé la razón. Es que –se parapetan- lo pide el público. Naranjas. Al público se le educa con un criterio común y sólo se dan trofeos cuando sean merecidos y haya mayoría (de verdad). Y la segunda es de ellos por mucho que chille el público y se queje el Juli (cuando no le dan, no en caso contrario). Y así se acostumbrarán los públicos y los toreros a que están en Madrid.
No hablemos nunca de mayoría matemática (la mitad de la plaza llena de pañuelos más uno) y menos de unanimidad (todos los espectadores, todos, pidiendo la oreja). Conformémonos –para decir la verdad de lo que pasa- con “mayorías tradicionales” : es decir, la quinta parte de la plaza exhibiendo almohadillas, moqueros, clínex, tissues y, sobre todo, muchos gritos, que es lo que se lleva en estos tiempos convulsos y alocados. Mayoría, qué risa. Unanimidad, qué carcajada.
Ríanse, pártanse e la risa, pero hay quien ha escrito lo de “unanimidad no rotunda”. Átenme esa mosca por el rabo. ¿Quiere decir que hay unanimidad pero todos, todos, todos, piden la oreja tímidamente?, o sin saber lo que dice apunta a que hay mayoría que no es mayoría pero le falta entusiasmo al personal?. Otro de la Plis sale con la siguiente majadería –átense los machos- :”no hay mayoría pero sí suficiente”. ¿En qué quedamos : mayoría reglamentaria o te conformas con unos cuantos porque quieres dar la oreja, torerito de Triana? ¿Te das cuenta de la estupidez?
La pregunta clave es si hemos llegado a tener el peor público, el peor toro y los peores presidentes. El público es el peor que he conocido. Ni sabe, ni quiere saber, ni le importa. La mayoría va a pasar el rato. El toro peor, no. No siempre tiempos pasados fueron mejores ni mucho menos. En la época Jardón las broncas protestatoros eran habituales. De la moda del perritoro de El Cordobés no hablemos. Fueron los críticos Navalón y Zabala con campañas tremendas los que acabaron con eso y Manolo Chopera lo reforzó y desde entonces fue el toro de Madrid, ese que ahora se tambalea. En cuanto a los presidentes, pues los he conocido peores, con Pangua, el del rabo a Palomo, como ejemplo de lo que no debe ser. Los de ahora no tienen personalidad para imponer el criterio justo y después se lamentan. Me refiero a los que les gustaría hacerlo bien pero taurinos y público los ahogan.
O sea, que el problema se agudiza.
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Avance Taurino.com
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