Los pabloromeros de "Partido de Resina"
(Reportaje gráfico:Del toro al infinito)
AMAR AL TORO ES CUIDAR LA CREACIÓN
Aquilino Sánchez Nodal.
Madrid, 19 de Junio de 2011.-
En España la naturaleza y los toros son el mayor regalo de Dios. Las dehesas se engalanan en primavera y los becerros nacidos a primeros de año corretean alocadamente para poner el punto de alegría y la esperanza de continuidad. Es obligación de los taurinos y de todos los humanos cuidar y respetar la naturaleza, la creación y sus seres vivos principalmente, en España, el toro bravo y nunca profanarlo ni dudar de ello. Todo está rebosado en nuestro tiempo, nada merece ser conservado excepto la vanidad y el poder que demuestran fuerza y superioridad de unos hombres sobre los demás para imponer ideas y destruir individualidades. Los aficionados solo nos dedicamos a gemir de impotencia y soportar el desprestigio que están imponiendo desde el poder. Necios, no reconocen que con la desaparición de los toros será también la de España entera. Claro que a estos desalmados del partido embustero les trae al fresco lo uno y los otros. El intento de abolir los festejos es meramente decisión del poder corrupto de España aunque quieran hacernos creer que viene impuesto desde Europa, mentira, los turistas comienzan su estancia en nuestro País abriendo la boca en el Museo del Prado y la cierran al término del, ooolé! en un tendido de sol. Que los toros son anacrónicos en el Siglo XXI es una postura radical de unos progresistas analfabetos por egoísmo insaciable a falta de capacidad para gobernar.
Respetar a los toros es amar a España, su ecología, su medio ambiente y su más representativa identidad ante el mundo. O sea, al toro hay que cuidarlo desde su concepción hasta su muerte en la plaza. Es su triunfo, es su destino y es la gloria conseguida para lo que fue creado. Ningún otro ser vivo dispone de tanta suerte, toda su vida respetado y temido hasta la muerte con una misión concreta. Otras fieras sufren el desprecio y los muestran en ridículas jaulas ambientadas para risas de ecologistas, los doman para que pasen por el aro y mueren en depresión con absoluta tristeza y soledad sin gloria ni respeto.
A pesar de todo, es igualmente verdadero que las corridas de toros, están aseguradas, mientras un solo español quede sobre la Tierra. Es igualmente importante el respaldo intelectual que define los toros como arte único, inspiración constante y tradición cultural del pueblo.
Sin orden ni concierto los defensores nos hacemos más presentes cuando los nacionalismos se instalan en la destrucción de España en colaboración con los malvados en el poder. Solamente nos falta para cortar las orejas, que se cree una asociación con identidad reconocida de verdad, sin corruptos intereses, ni profesionales ambiciosos que anteponen su lucro personal al bien del colectivo taurino.
El primer paso es divulgar, sin complejos, que somos aficionados delante de quien sea. Lo segundo será demostrar que sin los festejos taurinos, el toro bravo, como especie animal, desaparecerá de España. El tercer punto está demostrado con los 475.000 empleos que dependen del negocio taurino. Y, el cuarto, es recordar que la cultura taurina en España es su propia Historia y no hay opción de que sobreviva una sin la otra.
Que Dios nos asista a los españoles de bien y a los toros bravos.
Respetar a los toros es amar a España, su ecología, su medio ambiente y su más representativa identidad ante el mundo. O sea, al toro hay que cuidarlo desde su concepción hasta su muerte en la plaza. Es su triunfo, es su destino y es la gloria conseguida para lo que fue creado. Ningún otro ser vivo dispone de tanta suerte, toda su vida respetado y temido hasta la muerte con una misión concreta. Otras fieras sufren el desprecio y los muestran en ridículas jaulas ambientadas para risas de ecologistas, los doman para que pasen por el aro y mueren en depresión con absoluta tristeza y soledad sin gloria ni respeto.
A pesar de todo, es igualmente verdadero que las corridas de toros, están aseguradas, mientras un solo español quede sobre la Tierra. Es igualmente importante el respaldo intelectual que define los toros como arte único, inspiración constante y tradición cultural del pueblo.
Sin orden ni concierto los defensores nos hacemos más presentes cuando los nacionalismos se instalan en la destrucción de España en colaboración con los malvados en el poder. Solamente nos falta para cortar las orejas, que se cree una asociación con identidad reconocida de verdad, sin corruptos intereses, ni profesionales ambiciosos que anteponen su lucro personal al bien del colectivo taurino.
El primer paso es divulgar, sin complejos, que somos aficionados delante de quien sea. Lo segundo será demostrar que sin los festejos taurinos, el toro bravo, como especie animal, desaparecerá de España. El tercer punto está demostrado con los 475.000 empleos que dependen del negocio taurino. Y, el cuarto, es recordar que la cultura taurina en España es su propia Historia y no hay opción de que sobreviva una sin la otra.
Que Dios nos asista a los españoles de bien y a los toros bravos.
Arbol genealógico de Pablo Romero / Partido de Resina
Utreros
Erales
Erales
Eral
Las fundas de los toros
El negro
Los cárdenos a su aire
El enfundado espantado
Buen provecho....
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