Jairo Miguel confirmó la alternativa
(Foto M.A. Hierro / Burladero.com)
Silencios como losas,
y una ovación de poco eco
Juan Miguel Núñez / EFE
Madrid, 9 jun (EFE).- Cinco silencios como losas, y una ovación de muy poco eco al ser sustitutiva de una más que posible oreja en función de la calidad que tuvo el toro de esa faena, el único en la tarde con clase y posibilidades, resumen en definitiva de un festejo ayuno de contenido artístico, hoy en Las Ventas.
"EL CAPEA", FIRMEZA, SINCERIDAD Y RECURSOS
Sólo "se dejó" un toro, y al final de la corrida. Y encima no fue convenientemente aprovechado. Así hay que imaginar el plomazo de festejo.
No pudieron hacer gran cosa los toreros, en función del ganado tan poco apto. El público, por momentos, en la desesperación, tanto como la tarea de contar lo que allí pasó, o, para ser exactos, no pasó.
El primero de manso como toda la corrida, la dos veces que fue al caballo lo hizo al relance para terminar yéndose suelto. Cortito de embestida, no obstante, tuvo su punto de nobleza. Puerto no terminó de verlo claro en un trasteo sin asiento ni ajuste, con muchos enganchones.
Ya en el cuarto la cosa estuvo más complicada. Toro grande por alto y largo, y "enterándose", que se frenaba y se ponía por delante.
Puerto no se dio coba alguna, abreviando tras cuatro trapazos por la cara y sobre las piernas.
Nada del otro mundo que no fuera "la osadía" de un inoportuno tocamiento de pitón, adorno que no venía a cuento después de no haberse comprometido en absoluto con el toro. Un detalle con el que los toreros antiguos rubricaban una temeraria y poderosa pelea, que en este caso no se dio. Kafkiano Puerto.
"El Capea", muy puesto de todo, por disposición y recursos, con el peor lote, que ya es decir, firmó los pasajes más sinceros de la tarde. Muy firme y capaz en el tercero, que se quedaba corto y echaba la cara arriba en los remates, lució en la primera parte de la faena, en un par de tandas a derechas que no tuvieron continuidad por la condición del astado, que terminaría apagándose del todo.
Peor fue el quinto, toro incierto, muy bruto, que llevaba la cara suelta y reponía las embestidas. Otra vez quiso mucho "El Capea", con las ideas muy claras. Pero, lógicamente, sin superar lo imposible.
El confirmante Jairo Miguel anduvo indeciso en el de la ceremonia, tanto que eso fue lo que acrecentó la mala condición del astado, manso y "orientado", que al dejarle "la ventana" abierta, al torear más despegado de lo recomendable, sufrió un par de acosones a partir de los cuales el toro se hizo el amo.
El sexto, la gran excepción. Toro con calidad, desplazándose largo, templado y humillado. Jairo Miguel le pegó algún pase bueno, de mano baja y trazo largo, pero sin continuidad. Hubo más toro que torero. EFE
FICHA DEL FESTEJO.-
Cinco toros de Antonio Bañuelos y un sobrero de Adelaida Rodríguez que hizo cuarto al ser devuelto el segundo y correrse turno, bien presentados, pero mansos y deslucidos. El único que embistió por derecho y con calidad, el sexto.
Víctor Puerto: media ladeada (silencio); y media atravesada, pinchazo y tres descabellos (silencio).
Pedro Gutiérrez "El Capea": dos pinchazos y estocada (silencio); y casi entera perpendicular y descabello (silencio).
Jairo Miguel, que confirmó la alternativa: pinchazo, estocada y dos descabellos (silencio); y dos pinchazos y descabello (ovación tras aviso).
En cuadrillas, Ángel Otero saludó en el primero por dos buenos pares, el segundo muy ajustado y bello; y en el sexto hizo lo propio José Luis López "Lipi". En el tercero hubo también un buen par de José Rodríguez "El Puchi", aunque no llegó a desmonterarse.
La plaza tuvo algo más de media en tarde nubosa, con llovizna en el último toro.
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