"...Y sin embargo, entonces y ahora, sobre todo ahora, la izquierda española en general ha tenido y tiene un extraño, histérico y suicida romance con el nacionalismo..."
FRANCISCO NÚÑEZ ROLDÁN
El 6 de junio de 1937, en la revista Hora de España, Antonio Machado ponía en boca de su heterónimo Juan de Mairena esta reflexión:
“De aquellos que dicen ser gallegos, catalanes, vascos, extremeños, castellanos, etcétera, antes que españoles, desconfiad siempre. Suelen ser españoles incompletos, insuficientes, de quienes nada grande puede esperarse.
Según eso, amigo Mairena –habla Tórtolez en un café de Sevilla–, un andaluz andalucista será también un español de segunda clase.
–En efecto –respondía Mairena–: un español de segunda clase y un andaluz de tercera.”
Hasta aquí la cita. Recordemos que un mes antes habían tenido lugar los sucesos de Barcelona –una pequeña guerra civil dentro del bando republicano– tras los cuales caía el gobierno Largo Caballero y subía al poder Negrín, también socialista pero bajo cuyo mandato los comunistas iban a hacerse con el timón del gobierno, y sobre todo del ejército. El nacionalismo catalán iba a salir también trasquilado del envite, y don Antonio escribía para aviso de navegantes.
No es de recibo, pensamos, atribuirle a Machado veleidades derechistas, y menos durante la guerra. Su vida duró, como se sabe, poco más que ésta, y es de los españoles de los que verdaderamente puede decirse que murió de pena, una vez terminado el conflicto con la victoria de las armas nacionales.
Y sin embargo, entonces y ahora, sobre todo ahora, la izquierda española en general ha tenido y tiene un extraño, histérico y suicida romance con el nacionalismo.
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