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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 4 de julio de 2015

"La gloriosa División Azul de Voluntarios" / por José Utrera Molina




«Fueron a la muerte cantando, algo incomprensible para aquellos que tienen la desfachatez, la indignidad y la desvergüenza de atacar ahora la memoria de esos españoles, la mayoría de los cuales reposan bajo las tierras de Rusia y de España.»


«Ningún afán de beneficio propio» 

por José Utrera Molina

A continuación, se reproduce el artículo aparecido hoy en ABC cuyo título original es 

"La gloriosa División Azul de Voluntarios"
  • Hoy me dicen que alguien cuyo nombre no quiero ni siquiera nombrar aquí, ha ofendido a todos los que marcharon a la División Azul, incluidos los más de 5.000 muertos cuyos cuerpos quedaron para siempre en las heladas estepas rusas. Y una vez más, como haré mientras me quede algo de vida, no me resigno a permanecer callado.

Yo tenía catorce años cuando me acerqué al Cuartel de capuchinos de Málaga con la decidida intención de alistarme en las filas de la División Azul. El Brigada Espinosa, que tomaba nota, nos rechazó a mí y a un amigo con cajas destempladas por imberbes e insensatos. De eso hace ya muchísimos años. Desde entonces no he dejado de proclamar en todas las ocasiones donde me fue posible mi delirante devoción por aquel grupo de españoles sin tacha, que ofrecieron generosamente su vida por España combatiendo el comunismo. Todos eran jóvenes, apenas si habían cumplido los 20 años pero tenían el corazón henchido de patriotismo y la voluntad acorde con el coraje de los mejores soldados.

Tuve la ocasión de tener relación y amistad con muchos de los que partieron a Rusia, entre ellos el laureado Capitán Palacios, el Comandante Oroquieta, el inolvidable teniente Miguel Altura y así podría seguir y me faltaría la tinta para grabar sus nombres. No hubo en aquél grupo de espléndidos muchachos el menor afán de beneficio propio. Nada que no fuese ilustre movía las almas de aquellos españoles. Un afán limpio, no de aventura, sino de nobleza movía los resortes íntimos de sus jóvenes corazones. Yo los vi partir emocionado cuando se dirigían al frente. Todos con una sonrisa, todos con una canción, todos bajo una bandera.

Fueron a la muerte cantando, algo incomprensible para aquellos que tienen la desfachatez, la indignidad y la desvergüenza de atacar ahora la memoria de esos españoles, la mayoría de los cuales reposan bajo las tierras de Rusia y de España.

Aquellos 45.000 españoles escribieron algunas de las gestas más gloriosas de toda la historia del ejército español y causaron la admiración y el respeto de todas las naciones. Podría relatar hechos verdaderamente increíbles realizados por las gentes de la División Azul. No cabrían en un libro, ni en un anecdotario interesado. Desbordan todo límite, toda relación de prudencia que pudiera establecerse entre los que iban a combatir y a morir por España.

Hoy me dicen que alguien cuyo nombre no quiero ni siquiera nombrar aquí, ha ofendido a todos los que marcharon a la División Azul, incluidos los más de 5.000 muertos cuyos cuerpos quedaron para siempre en las heladas estepas rusas. Y una vez más, como haré mientras me quede algo de vida, no me resigno a permanecer callado. Desde mis casi noventa años alzo mi voz, levanto mis nervios, tenso mis ya frágiles músculos para denunciar esta infame provocación realizada por el jefe de esos que dicen llamarse “Podemos”.

Nosotros sí que podemos defender una bandera, podemos cumplir con nuestro honor, podemos envidiar la hermosa muerte de tantos jóvenes españoles y sublevar nuestro ánimo maltrecho contra los que cobardemente son capaces de herir, no ya a los muertos enterrados sino a aquellos que todavía tienen en su corazón un último latido en sus pechos combatientes. Admiro y lo proclamo con toda la fuerza de mi corazón a aquella fuerza militar que tanta gloria nos supuso. Aquél puñado de jóvenes que se adelantaron a su tiempo grabando en las picas de la posición intermedia el valor y la dignidad de toda una nación; que no tuvieron otro horizonte que el de honrar y enriquecer con sus pechos y con sus manos la eterna canción que nos consuela frente a tanta bellaquería e indignidad como la que estamos ahora presenciando.

JOSÉ UTRERA MOLINA

3 comentarios:

  1. Yo al igual que Don José Utrera Molina, mientras me quede algo de vida, no me resigno a permanecer callado.
    La diferencia entre el Sr Utrera y yo, es que es escribe en un diario como ABC, por ser quien “es y ha sido” y yo tan solo puedo hacer un comentario en este blog, y aun así hay que esperar a la “censura” para determinar si puede entrar o no entrar.

    El general Agustín Muñoz Grandes fue el primer jefe al mando de la División Azul, desde su formación hasta su sustitución por el también general Emilio Esteban Infantes en diciembre de 1942. Veterano de la Guerra de Marruecos y de la sublevación de Asturias en 1934, combatió en la Guerra Civil en el Cuerpo Marroquí a las órdenes de Yagüe. Al producirse la invasión de la URSS, Muñoz Grandes era el gobernador militar de la zona de Gibraltar. Germanófilo, simpatizante de la Falange, fue elegido personalmente por Franco para el puesto. Su relevo al frente de la misma, en un momento en el que las tornas de la guerra estaban cambiando a favor de los aliados, ha dado lugar a múltiples interpretaciones en clave política.

    Esto escribió Rodríguez Jiménez “Ni División Azul, ni División Española de Voluntarios: El personal forzado en el cuerpo expedicionario enviado por Franco a la URSS”.
    El artículo ofrece una nueva interpretación de la División Española de Voluntarios (DEV), nombre oficial de la unidad militar agregada a la Wehrmacht para colaborar en 1941 en la invasión de la URSS, y bautizada como División Azul por los jerarcas de Falange. Con documentación procedente de distintos archivos, sobre todo del Archivo General Militar de Ávila, se demuestra que el número de voluntarios civiles aportados por las Milicias del Partido no sobrepasó el 50% del contingente total, que el número de falangistas fue inferior, que los cuarteles del Ejército tuvieron que aportar la mitad de la tropa y que, de forma creciente, una parte del personal enviado al frente del Este fue forzado a alistarse y, a continuación, rechazado, en tanto que indeseable, por el Estado Mayor de la División. El artículo se centra en el análisis de este personal, con atención a los desertores. La conclusión es que la División 250 de la Wehrmacht no fue una DEV y, menos aún, una División Azul.

    Y yo terminare diciendo sobre la División Azul, que hubo cierta división y que no fue tan azul como se pintó.

    Eduardo Criado


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  2. Buen artículo
    y buen comentario
    Si los azules fueron el 50% no esta mal
    Si los forzados redimireron penas, es mejor que paseos
    En mi norte siempre José Antonio
    que antes que azul, fue siempre persona

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  3. Personas son todos y todas, ahora saber que clase de personas es otra cosa. Porque el bajito es tan persona como el alto, y la fea es también persona como la guapa, y si hablamos de leches las hay buenas, regulares y malas.

    Plácido Vélez

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