Plaza de toros de La Coruña, primera víctima de la reciente democracia. Foto: Tauroweb
"...La amenaza la están sintiendo ya muchas plazas, pero ha tenido que ser en la tierra de María Pita, donde un gracioso ha prohibido los toros en su ciudad. Por sus cojones, claro. Como hacen todos esos politiquillos de ahora. Y se quejaban todos estos de los dictadores cuando ellos, todos, sin distinción, llevan un dictador al estilo Maduro dentro de su ser.
ESPAÑA NO PUEDE
Pla VenturaEspaña no puede permitirse el lujo de tener unos dirigentes políticos nefastos, caso de los mandatarios que han accedido a ayuntamientos con la finalidad de saciar el hambre de odio que llevan en sus entrañas y, la mejor forma de demostrarlo, ante todo, no es otra que atentar contra la fiesta de los toros. Ellos, los mandatarios que han accedido al “trono” mediante apaños de poca monta, pero llenos de validez legal, para desdicha del pueblo, claro. Recordemos que, lo legal no es siempre coherente ni honrado.
Será muy legal que se unan tres partidos para desbancar al que más votos han obtenido en las urnas; como digo, será muy legal, pero el estropicio que todo eso provoca no tiene nombre.
Y ha tenido que ser la fiesta de los toros la primera víctima por parte de estos iluminados que, podrían ser de derechas, pero son de izquierdas, como en realidad lo demuestran con sus acciones malditas. Ellos, los salvadores de la patria, los que decían que trabajarían para el pueblo, los que defenderían al trabajador y a las clases sociales más desfavorecidas, al parecer, según ellos, la fiesta de los toros debe ser cosa de caciques.
¿Dónde queda la defensa del trabajador si suprimiendo la fiesta de los toros se dejan a cientos de familias sin trabajo? Dicen que con su acción pretender defender los derechos de los animales y me lo creo porque según dicen, todos los de izquierdas que mandan en los ayuntamientos se comen las gallinas crudas; y no digamos de los cerdos que los devoran a bocados sin antes matarlos.
La amenaza la están sintiendo ya muchas plazas, pero ha tenido que ser en la tierra de María Pita, donde un gracioso ha prohibido los toros en su ciudad. Por sus cojones, claro. Como hacen todos esos politiquillos de ahora. Y se quejaban todos estos de los dictadores cuando ellos, todos, sin distinción, llevan un dictador al estilo Maduro dentro de su ser.
Ahora, en La Coruña, el ayuntamiento, con el dinero de los gallegos, tendrá que indemnizar al empresario que tenía arrendada la plaza. ¿Y? Nada. Ellos tienen igual. Si el tipo que ejerce como alcalde tuviera que pagar la indemnización de su bolsillo, seguro que no prohibía los toros.
Se han prohibido los toros en La Coruña, en Gandía, lo están intentando en Játiva, en Huesca, Alicante y en muchas plazas más. Todos estos tipejos al estilo de Gustavo Petro deben ser muy valientes sin el cargo que ostentan.
Ante la magnitud de unos hechos tan lamentables como hablar de prohibiciones, hay que felicitar a Manuel Díaz El Cordobés por sus desgarradas declaraciones para con la defensa de los toros, cosa lógica y normal; y no le veo como torero, le miro como ciudadano lógico que comparte la misma ilusión que la gran mayoría de españoles de buena voluntad, justamente, de todos los que creemos que la libertad, sin dañar a nadie, debe ser un valor que nos abandere.
Si lo analizamos, todos esos dictadores que han entrado a formar parte de los ayuntamientos para ejercer su dictadura particular, en realidad, ni siquiera lo son; es decir, en el fondo son cobardes porque atacan donde saben que no les van a responder; eso pasó hace cuatro años en San Sebastián que, los valientes de BILDU prohibieron los toros en Donostia.
Ahora, esos mismos aguerridos mandan en Pamplona. ¿Tendrán cojones para prohibir la fiesta en dicha ciudad? ¡Rotundamente que no! Y esa es la política, la fuerza de unos desaprensivos que no han sido nada en la vida y, de repente ostentan un cargo, se vuelven locos, ejercen la dictadura y se creen los amos del mundo.
Digámoslo muy claro; toda la culpa de lo que sucede en política, TODA, la tiene el Partido Popular que, si en su momento hubiera erradicado y apartado de su partido a los cientos de corruptos que en dicho partido ejercían sus cargos para delinquir, dicho partido no hubiera perdido jamás las elecciones. Pero la corrupción fue tan grande que, las pobres gentes votaron a los reyecillos de ahora creyendo que ahí estaba la solución. Craso error. Nos alejamos del fuego, pero nos han abrasado las llamas.
La mejor definición del mundo al respecto de esos alcaldillos de ahora, los que prohíben la fiesta de los toros, para todos ellos deberíamos de aplicarles la siguiente metáfora. ¿Qué es un general desnudo? Justamente eso, una mierda, lo que eran antes todos los que ahora prohíben la fiesta de los toros.
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