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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 15 de julio de 2015

10ª y última de San Fermín en Pamplona. Oreja al espartano valor y a la seria torería de Manuel Escribano / por J.A. del Moral




"...Nunca olvidaré aquella en la que, bajo un intenso aguacero tormentoso, triunfó apoteósicamente Antonio José Galán. Como tampoco las muchas de Francisco Ruiz Miguel que de los miuras sabía y sabe desde la A hasta la Z..."
Oreja al espartano valor y a la seria torería de Manuel Escribano

J.A. del Moral 14/07/2015
Plaza de toros de Pamplona. Martes 14 de julio de 2015. Décima y última de feria. Tarde calurosa con casi lleno.

Seis toros de Miura, muy bien presentados y en el tipo de la casa. Dieron juego desigual. Noblón aunque muy a menos el primero. Manejable por el lado derecho el segundo. Malo el tercero. Imposible y muy peligroso el cuarto. Peor si cabía el quinto. Medio manejable por el izquierdo el manso sexto.

Manuel Escribano (corinto y oro): Estocada, oreja. Pinchazo y bajonazo, ovación.
Luís Bolívar (blanco y plata): Pinchazo, estocada tendida caída y dos descabellos, aviso y silencio. Marronazo y estocada trasera arriba, silencio.
Salvador Cortés (grana y oro): Metisaca, pinchazo, media estocada y varios descabellos con el toro barbeando tablas, dos avisos y bronca. Bajonazo, pinchazo, media estocada y varios descabellos, desbandada general.


El hace tres años renacido Manuel Escribano encabezó la terna de ayer. Me sorprende cada vez que le veo yendo por delante como por ejemplo del colombiano Luís Bolívar. Este rejuvenecimiento se debe a su enorme y paciente esfuerzo para superar el eclipse que sufrió, desapareciendo del mapa taurino español durante los años que estuvo rehaciendo su nunca perdida ilusión en las Américas hasta que volvió y triunfó apoteósicamente matando la corrida de Miura en la feria de Sevilla. Desde entonces, se ve anunciado en no pocas ferias españolas y francesas resolviendo casi siempre muy serias papeletas, sin que nunca falten actuaciones con los toros de Miura con encomiable fidelidad. Escribano ya ha pasado de todo en su carrera, incluso un cornalón tremendo en el periodo de de su regreso a la madre patria.
Y ayer, ahí estuvo en la puerta de cuadrillas de la plaza de Pamplona para protagonizar el siempre sentimentalmente triste final de los Sanfermines. No estará triste Escribano. Al contrario. Es un torero que nunca perdió ni pierde la sonrisa.

Manuel Escribano fue el favorito de ayer sobre el papel y espero que en la realidad de su quehacer frente a los toros de Miura que jamás faltaron en esta feria. Ganadería mítica e histórica que en Pamplona dio tardes memorables. 100 años 100 cumple este.
Nunca olvidaré aquella en la que, bajo un intenso aguacero tormentoso, triunfó apoteósicamente Antonio José Galán. Como tampoco las muchas de Francisco Ruiz Miguel que de los miuras sabía y sabe desde la A hasta la Z.

Acompañaron a Escribano, Luís Bolívar y Salvador Cortés. Los pesos: 550, 575, 585, 645, 645, y 620. Suerte para todos.

A porta gayola Escribano. Es ley para él. De los que se arrodillan lejos. La dio limpia. El toro pasó de largo sin mirar al torero. Luego dio otra en el tercio. El toro metió la cara en los dos primeros lances del saludo. En los siguientes, no y echó las manos por delante. Buen puyazo de José Manuel Quinta, hijo de Manuel que lleva toda su vida con Ponce. Le alivió el segundo. Justa la fuerza de este primero de Miura. Escribano pareó en solitario. Clavó en la cara para empezar con mucho valor. Un poco trasero el segundo. Citando sentado en el estribo y por dentro el segundo. Angustioso par. Faltaron milímetros para que le enganchara el burel. Eso es jugarse la vida de verdad. En la muleta, el toro fue noblón aunque apagado. Manuel lo pasó con la derecha con firmeza y mucha facilidad. Alternó con las dos manos y se pegó un arrimón con el animal ya casi parado. Pero insistió al oír palmas. Mejor matarlo antes. Desplante tras tirar la muleta y molinete de rodillas. Estoconazo trasero desprendido. Oreja por el gran valor que le echó. Sobrado, fácil, sin dar importancia a nada. Un tío. Un torero de los pies a la cabeza.

Y a por la segunda porta gayola para recibir al cuarto. Salió incierto y el lance resultó espeluznante. Muy corto y con genio en los intentos que siguieron con el capote. Cumplió con la cara muy alta en el caballo, descabalgando en el segundo encuentro. Muy mal toro. Escribano se atrevió a banderillearlo en solitario. Y lo hizo. Con mucha exposición en el segundo y tercer par quebrando al violín con brillantez y precisión impresionante. Brindó la faena al público. Imposible el animal. Tuvo que robarle los pases jugándose siempre la cornada. No ahorró tiempo. Lástima que pinchara y que pegara luego un bajonazo. De todos modos, anduvo realmente heroico. Fue muy ovacionado.

Ya en la larga cambiada con la que saludó Bolívar al segundo y en los capotazos que siguieron, se quedó muy corto el segundo de la tarde. Tuvo poca fuerza y le aliviaron en varas aunque sangró lo suyo. Muy difícil de banderillear por esperar mucho. Algo común en esta ganadería. No obstante, Gustavo García puso un buen tercer par. Brindó el colombiano al público. Como el toro se movió bastante en la muleta y tuvo recorrido, el trasteo resultó lucido. Sin grandes cosas pero lucido. Bien Bolívar. Primero con la derecha. Y no tan bien al natural. No fue igual el toro por el izquierdo. Por eso, al volver con la derecha, los muletazos parecieron mejores que los primeros. Apuró ese pitón dándolos de uno en uno. Muy aseado el colombiano, sí señor. Dos por bajo y, pinchó antes de agarrar una estocada. Necesitó descabellar.

Espectacular la salida del quinto. Se estrelló contra un burladero. Y pronto mostró sus malas intenciones. Le pegaron en consonancia a su maldad aunque sin ensañarse. Bien los peones en banderillas. Especialmente Raúl Aranda. Bolívar se excedió en sus imposibles buenas intenciones con la muleta sin poder aquietarse una sola vez. Marronazo a toro arrancado y estocada trasera arriba que fue lo mejor.

Escribano vino por amistad. Muy largo el cárdeno bragado tercero. Y p´lante con l capote el sevillano en el recibo de capa. Fuerza menos que justa. Poco castigo en el primer puyazo y mucho en el segundo. Lo acusó el animal perdiendo las manos al salir. Bien Manuel Tornay en el primer par. Malo el toro e inseguro el torero. Muchos gritos para citar y desafiantes miradas al público. Y mocho tiempo intentándolo. Mejor no entrar en más detalles. Metisaca en los bajos, pinchazo echándose fuera y media en buen sitio.

Otra prenda el sexto y último de la feria. Bastante resultó que fuera picado, banderilleado y muerto a espada. El manso animal no mereció más aunque todos los que lidiaron lo intentaron. Sobresalieron los banderilleros Tornay y José Ángel Muñoz. Salvador brindó una entusiasta faena que tuvo buen comienzo, muy mediano transcurso con la izquierda – el lado menos malo del animal – nuevos intentos baldíos a derechas, desplantes y un final con la espada para olvidar.

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