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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 6 de noviembre de 2015

ALBERT RIVERA UN POLÍTICO AFICIONADO / por Pla Ventura


Albert Rivera a hombros con Serafín Marín

"...Para beneplácito de los aficionados a los toros, todos recordaremos siempre la imagen bellísima del día que se clausuró la plaza de toros de Barcelona por unos indeseables asquerosos en que, Albert Rivera, izaba en hombros al torero que le arrebataron el pan sus mismos “compatriotas”, Serafín Marín..."


UN POLÍTICO AFICIONADO
  • unos malditos políticos catalanes prohibieron la fiesta en Cataluña y, ahora, otros de idéntica calaña quieren prohibir a los catalanes que sean españoles. La guerra civil entre ambos bandos catalanes está servida. Eso sí, tú, Albert Rivera, procura que ese conflicto de pille en zona nacional, es decir, en Madrid, que nada te pasará.

Pla Ventura
España
Descubrir a un político que opta a la presidencia del Gobierno que es aficionado a los toros y, para mayor sorpresa, es catalán, la cosa tiene tintes de milagro. ¡Un político y catalán! Sinceramente, resulta muy difícil de creer. Lo digo porque, como sabemos, unos políticos asquerosos de izquierdas, claro, finiquitaron la fiesta de los toros en Cataluña para siempre. ¿Será de otro planeta este hombre al que aludo y que atiende por Albert Rivera?

Al margen de lo que haga o deje de hacer, llamándose Rivera de apellido ya nos tiene esperanzados y, para colmo, hasta se confiesa español ante todo.

Para desdicha de la sociedad en que vivimos, lo que estamos viendo, en todos los órdenes, es el reflejo de la España de 1934 y, para la infelicidad de todos, la fiesta taurina es el icono a combatir por parte de la izquierda; como digo, así nos lo ha contado la historia en aquel año aludido que, para mayor desgracia, ya sabemos cómo acabó todo.

Decía José María Pemán que, lo que ocurría en la fiesta de los toros era el reflejo de la sociedad y tenía toda la razón. Ahí están las pruebas. Los aberrantes políticos de izquierdas han empezado por los toros y Dios sabe cómo acabarán.

Los que abogábamos por la democracia, en realidad, millones de españoles que nos cupo la dicha de apostar por Felipe González, todos éramos felices al respecto de la fiesta de los toros; daba gusto ver a esos hombres arropando esta bellísima fiesta. Todos recordamos a Enrique Múgica en los callejones de las plazas; al profesor Tierno Galvañ a cada momento en la barrera de Las Ventas, decenas de políticos de izquierdas que, de forma sensata, apoyaban una fiesta ancestral como son los toros.

Un político defensor de la fiesta de los toros, Albert Rivera.

Aquello era la lógica que aplicaban aquellos hombres que, sin rencor, admitían e incluso apoyaban la fiesta de los toros y, el que no le gustaba no acudía a la plaza, pero nadie interfería para que dicho espectáculo no se celebrase. Todo ha cambiado para mal, hasta el punto de que, como dicen las lenguas de doble filo, el alcalde de Cádiz anda dándose cabezazos contra las paredes porque no puede prohibir la fiesta de los toros en su ciudad, sencillamente porque no hay plaza de toros.

Nadie puede entender el odio que tienen esos minúsculos partidos de izquierdas contra la fiesta de los toros; se les sale por la boca. Por dicha razón, encontrarnos con Albert Rivera, candidato a la presidencia del Gobierno, catalán, aficionado y respetuoso para con la fiesta de los toros, el júbilo no puede ser mayor. Fijémonos cómo está el panorama actual de la política que, como en el caso de Rivera, nos encontramos con un político “normal” y nos asombramos todos.

Para beneplácito de los aficionados a los toros, todos recordaremos siempre la imagen bellísima del día que se clausuró la plaza de toros de Barcelona por unos indeseables asquerosos en que, Albert Rivera, izaba en hombros al torero que le arrebataron el pan sus mismos “compatriotas”, Serafín Marín que, en un día tan trascendental como amargo, solo Albert Rivera estuvo a su lado, hasta el punto de sacarle en hombros de la monumental de Barcelona.

Como dije, unos malditos políticos catalanes prohibieron la fiesta en Cataluña y, ahora, otros de idéntica calaña quieren prohibir a los catalanes que sean españoles. La guerra civil entre ambos bandos catalanes está servida. Eso sí, tú, Albert Rivera, procura que ese conflicto de pille en zona nacional, es decir, en Madrid, que nada te pasará.

Loas de alabanza para Albert Rivera que, como catalán y español, de los políticos actuales, es el único que se ha pronunciado a favor de la fiesta. Quiera Dios que ganara las elecciones Albert Rivera para que la fiesta de los toros quedara amparada por el mundo de la política; una fiesta en la que no pedimos nada, salvo el respeto que la misma merece.

¿Será verdad todo lo que he contado?

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