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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 12 de noviembre de 2015

Cali diez carteles / Por Jorge Arturo Díaz Reyes.

















"...Cañaveralejo no solo era la plaza más grande y confortable de Colombia sino la de más crédito, más clientela, más actividad y la que mejor pagaba toros y toreros..."

Cali diez carteles

Jorge Arturo Díaz Reyes 
Noviembre / 2015
Hubo años no muy lejanos en que la temporada caleña llegó a más de los 23 festejos entre abono y extras, entre preferías largas y mitacas, entre ferias de diez días y más con corridas a tarde y noche. Tuvo que ser así pues el aforo, vendido todo a largo plazo, no daba espacio a la creciente demanda.

Incluso se sacrificaron metros de ruedo para construir dos filas de callejón, las más costosas, y poder acomodar en ellas nuevos espectadores, delante de las inaccesibles barreras copadas por el notablato tradicional. Hacerse a un abono era entonces casi que imposible, y a dos contiguos un milagro.

Cañaveralejo no solo era la plaza más grande y confortable de Colombia sino la de más crédito, más clientela, más actividad y la que mejor pagaba toros y toreros. Mucho tuvieron que ver en ese auge de afición, o al menos de novelería, el acierto empresarial, la concurrencia de hierros españoles y mexicanos, y los grandes toreros de los sesenta. Década que abriera, el 3 de enero, en este ruedo, el primer mano a mano de Luís Miguel y Ordóñez tras el “Verano sangriento” con toros de Fuentelapeña y triunfo rotundo del rondeño.

Lo demás es historia. En aras de la concordia no vamos a escarbarla (hoy), cuando, pese a que se han venido tan a menos las cosas, la empresa se juega con valentía y anuncia para el domingo la primera de las diez funciones que conforman el ciclo 2015; una novillada sin picadores, dos picadas, y siete corridas de toros. Las cuatro iniciales, de ahí hasta el 6 de diciembre, y tras un receso largo, las seis últimas entre el 25 y el 30.

El 30 sí, porque otra de las cosas entrañables que perdimos por el camino fueron las fechas del 31 y 1º de enero que daban a la ciudad el privilegio único de cerrar y abrir el año taurino en el mundo. Pero en fin... ¡A los toros!

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