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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 6 de julio de 2019

Los que pueden tener coche / por Paco Delgado


En unos días se cumplirá el medio siglo de la muerte de Manuel Fuentes Bejarano, hermano de Luis y que tras intentar triunfar como matador se hizo banderillero, llegando a torear con Manolete en Linares la infausta tarde que Manuel Rodríguez coincidió con “Islero”.

Los que pueden tener coche

No fue, sin embargo, todo lo exitosa que esperaba su carrera vestido de plata y el 20 de julio de 1969, cuando actuaba en Vitoria a las ordenes de Joaquín Bernadó, en una corrida cuya terna completaban Juan García “Mondeño” y Juan Antonio Alcoba “Macareno”, fue alcanzado por un toro de Sánchez Arjona al salir de un par de banderillas, cayendo al suelo y haciendo el toro por él, corneándole muy gravemente. Fue operado durante más de cuatro horas en la enfermería de la plaza al desistir los médicos de su traslado al Hospital General, dada su estado, aunque horas más tarde el doctor Gómez Arteche certificaba su defunción. Tenía 58 años y, lo que tiene el destino, encontró la muerte en la misma plaza en la que su hermano matador tomó la alternativa.

Antonio Díaz-Cañabate, que tuvo amistad con él y frecuentaban la misma tertulia en Madrid, contaba en un artículo publicado en ABC el día del sepelio del infortunado torero, que su gran frustración fue no tener automóvil: “Otro invierno más y sigo sin poder comprarme un coche”.

A la vista de cómo ha discurrido la primera mitad de la temporada ya hay toreros que pueden ir pensando que sí podrán comprarse no sólo un coche. San Isidro, mucho más interesante y apasionante de lo que había sido en mucho tiempo, ha dejado un buen puñado de nombres que deben aprovechar ese empuje y consolidar sus carreras. Es el caso de Román, que pagó con sangre su ansia de triunfo, su generosidad y su entrega, aunque no es ello nada nuevo y que no se sepa del torero valenciano, que lo ha dado todo desde sus tiempos de becerrista pero que ahora parece mucho más asentado y con las ideas claras. Aunque ha perdido algunos contratos debido a la gravísima cornada sufrida el día 9 de junio por un toro de Baltasar Ibán, tiene por delante un verano para recuperar y la segunda parte de la campaña para lograr entra definitivamente en el circuito de las grandes ferias y comprarse, en cuanto quiera, no un coche cualquiera sino un haiga.

Otro que sale muy reforzado de Madrid es Antonio Ferrera, que de seguir así podrá dejar su Renault 6 para el museo. David de Miranda, Juan del Álamo, Juan Leal, los veteranos Robleño y Sánchez Vara, son toreros cuyo papel está al alza, porque Roca Rey, Ureña, el gran triunfador del serial isidril, y Perera, los otros tres toreros de a pie que junto a De Miranda y Ferrera – y los rejoneadores Hermoso de Mendoza padre, Leonardo Hernández y Lea Vicens- abrieron la Puerta Grande venteña, no tienen problema para cambiar de modelo a cada poco y siguen dándolo todo cada día que torean.

Pablo Aguado, que ya dejó un gran sabor de boca en Valencia, dio el bombazo en Sevilla y gustó mucho en Las Ventas, pero no basta con ganar un par de etapas y debe seguir apretando para consolidar su inmensa proyección. Como también tiene que acelerar Emilio de Justo, cuya mala suerte con las lesiones le ha impedido estar más arriba a estas alturas de temporada, aunque tiene margen de maniobra para recuperar el terreno perdido.

Queda tiempo, quedan toros -y más toreros con posibilidades y capacidad- y quedan ganas de ver cómo la fiesta crece con ellos. A ver si la industria automovilística también lo hace gracias a ellos, a los que también recomendaría que se acordasen del pobre Manuel Fuentes Bejarano, otro torero que dio todo lo que tuvo por lo que fue su gran pasión.

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