Lo que no se envidia, de ninguna manera, es el comportamiento triunfalista y orejero de su público. En eso parecen plazas de tercera.
Sin duda, ha sido una alegría el comprobar cómo en Francia las cosas funcionan de otra manera a nivel de organización. Allí las empresas de plazas de primera, Arles y Nimes a la cabeza, sí organizan corridas de toros en las fechas de sus ferias. Naturalmente fuera ya del confinamiento general que hubo en la primavera, que evitaron las ferias de Pascua.
Cuando en España ni uno solo de los empresarios de las principales plazas ha hecho nada por abanderar su apertura, desde Francia llega nuevamente la lección. Posiblemente sea que allí, en eso también nos adelantan, estén bastante mejor establecidos los protocolos para que así sea. Aquí, el caos lo inunda todo. Y a rebufo de ese caos se han escondido los empresarios.
Como quiera que en este lado de los Pirineos si se han abierto algunas de segunda y de tercera, podríamos concluir que Francia es de primera en cuanto al tema taurino, además de muchos otros, y España es de segunda o más bien de tercera, dadas las plazas que han dado festejos.
Envidia sana se siente viendo que la organización en el más alto nivel de plazas es posible en cuanto uno pasa al país vecino, mientras aquí arrastramos la pena de no tener ni orden político ni empresarios comprometidos con la causa.
Todo eso está muy bien, pero de lo que no sentimos ninguna envidia es del nivel de exigencia de los espectadores de esos cosos de primera franceses. Ahí, en la parte triunfalista para la entrega de trofeos, han estado al nivel de esas plazas de segunda y tercera que han abierto esta temporada en España.
Curiosamente, de los festejos vistos en los grandes y magníficos coliseos, puedo decir que me han gustado, por parte de los toreros actuantes, muchas más cosas entre los que no han cortado trofeos que de aquellos que han paseado pabellones auriculares por sus ovalados escenarios.
Aunque hoy no voy a juzgar la actuación de los distintos espadas, con las faenas premiadas yo he disfrutado poco o nada, conformándome con algunos pasajes de otros momentos de las lidias.
Tanto Arles como Nimes forman parte del elenco de plazas donde me gusta estar, pero o la pandemia ha ablandado a los espectadores presentes, o el nivel de exigencia que han mostrado ha sido muy por debajo de lo que ha de exigirse en plazas de primera.
Dos puntos contrapuestos: La organización de plaza de primera se ha dado de bruces con una pobre exigencia de plaza de tercera.
No es posible exigir a los aficionados a los toros del mundo, que sean iguales a los aficionados de la Madre Patria.
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