Pero tal y cómo se vienen sucediendo los acontecimientos, hay que contarlo como algo extraordinario: los subalternos taurinos han empezado a cobrar las ayudas del SEPE (prestación extraordinaria por desempleo) que el Ministerio de Trabajo tiene aprobada en este tiempo de pandemia para los artistas de los espectáculos públicos.
Porque está costando mucho sacar adelante esta reivindicación. Pero mucho. Idas y venidas a las oficinas "del paro", ora en Sevilla, ora en Madrid, prácticamente en todas las capitales de provincia de toda España, además de unas cuantas manifestaciones individuales y colectivas, que no venían dando resultado.
¿Se imaginan si nuestros gobernantes dejaran de cobrar de pronto la paga de un mes y otro, y otro..., ésa que religiosamente les llega gracias a las aportaciones de la ciudadanía a través de los impuestos? Pues algo parecido ha estado pasando con los toreros, que yo sepa durante más de medio año.
Altos funcionarios de la Administración -no todos, afortunadamente- y políticos que caprichosamente interpretan su fobia contra los toros como una norma con la que erróneamente han de gobernar, no dejan de poner inconvenientes, uno tras otro, para no pagar, para aplazar los cobros a los que tienen derecho las cuadrillas en paro.
Porque están reconocidos como artistas de espectáculos públicos los banderilleros y picadores, mozos de espadas y ayudas; sin embargo, hasta ahora el SEPE venía dejándolos fuera de ese marco profesional. Desde 1985 -hace ya 35 años- existe un Real Decreto que los considera como tales. Y es más: también en la Seguridad Social están encuadrados los toreros en la misma sección que artistas o actores.
De modo que parecía claro, rotundamente claro, algo más que manifiesto, que los toreros que conforman las cuadrillas tenían y tienen derecho a esta prestación. Y no se sabe porqué razón, o si, no hace falta ser un lince para entender porqué este "gobierno negacionista de lo taurino" venía también a quitarle el pan a los subalternos y sus familias.
Finalmente han empezado a cobrar, a partir de una sentencia que ha dictado hace un par de semanas un juzgado de Alicante a favor de la denuncia interpuesta por un afiliado de la UNPB (Unión Nacional de Picadores y Banderilleros).
Pero, cuidado, que lo que han empezado a cobrar los toreros es sólo parte de lo que les corresponde, puesto que dicha sentencia reconoce el derecho al cobro de estas ayudas desde el inicio de la pandemia, como contempla un Real Decreto de fecha 5 mayo de 2020, y sin embargo, los pagos que ha empezado a realizar el SEPE están siendo sólo a partir de primeros de noviembre. Pagos que durarán, de momento, hasta el 31 de mayo. De modo que están dejando atrás un plazo retroactivo e incumplido (el que va de mayo a noviembre). Y en esa lucha judicial siguen las cuadrillas, mientras no se habilite esa liquidación de seis meses también pendiente.
Hay, por tanto, de momento, una enhorabuena a medias: los de "la Unión" han ganado la primera batalla. Y se benefician de ella todos, también los de ASPROT (la Asociación Sindical de Profesionales Taurinos), quienes precisamente están ahora pendientes de otro juicio que habrá de celebrarse en Badajoz, el 29 de abril, para dejar aprobados esos pagos de mayo a noviembre que todavía el SEPE no ha reconocido.
En fin, una guerra que, estamos seguros, se va a ganar definitivamente en esta segunda batalla. Pues está claro que los sindicatos de los toreros, con sus bien argumentadas demandas al SEPE, por ahora pueden más que toda la ideología "antitaurina" que amenazan otras muy altas instancias del (des)gobierno que nos toca sufrir.
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