De Ángel Teruel y sus condiciones de torero muy importante queda mucho por hablar. Y aprovecho que el sábado último cumplió 70 años, para ensalzarle por su indiscutible carrera como figura. Una trayectoria corta, si se quiere, pero muy intensa y definitiva para el estrellato de cara a los anales.
Ángel Teruel, más allá de la elegancia,
torero excepcional
Juan Miguel Núñez Batlles
Periodista Taurino
De los años 60 y 70 quiero escribir de uno de los matadores de toros más elegantes que ha dado el toreo, Ángel Teruel, quien ha de pasar a la historia por otras capacidades que no sean la simple excelencia de lo bonito y distinguido por lo que habitualmente se le reconoce.
De Ángel Teruel y sus condiciones de torero muy importante queda mucho por hablar. Y aprovecho que el sábado último cumplió 70 años, para ensalzarle por su indiscutible carrera como figura. Una trayectoria corta, si se quiere, pero muy intensa y definitiva para el estrellato de cara a los anales.
Y como cumplir años es algo muy especial, más cuando la cifra es tan clara y categórica como los setenta, es una buena oportunidad para recordar a la afición de su tiempo y a las generaciones que vinieron después que Ángel Teruel fue un torero excepcional, tanto por su valor y condiciones artísticas, como por la técnica que atesoró para triunfar con todo tipo de toros, de todas las ganaderías sin exclusión, lo cual es un mérito añadido, más en estos tiempos de toreros apuntados al monoencaste, cuando no sé si la afición y los públicos, y hasta la misma crítica, son capaces de discernir y valorar lo que tiene ello de verdaderamente notable.
Figurón del toreo con una forma muy personal de interpretar las suertes, Teruel lució también los atributos del valor, la constancia y el esfuerzo, para perfeccionar el concepto puro e innato de lo que sentía delante de los toros.
Fue la suya una trayectoria impecable, como torero y como persona, desde el mismo día de su alternativa en Burgos (en junio de 1967, cuando cortó tres orejas y rabo, y al estar presente esa tarde la tv de aquel tiempo, en blanco y negro, el éxito tuvo unas dimensiones extraordinarias), como dos años después en la confirmación en Madrid, que obtuvo nada menos que cuatro orejas. De ahí en adelante hay que imaginar.
Torero de quintaesencias que gracias a su valor y buena técnica se impuso a corridas muy exigentes, como Miura, Pablo Romero, Conde de la Corte, Cuadri, Baltasar Ibán, Guardiola, Palha. Todas las ganaderías toristas. Y hay que advertir que las mató porque quiso, alternándolas con las comerciales, cuando precisamente podía elegir. Esos fueron sus retos de verdadera figura.
Estuvo en los carteles de las ferias más importantes, alternando con los más nombrados de una época de toreros grandes, como Antonio Ordóñez, Antonio Bienvenida, Julio Aparicio, Paco Camino, El Viti, Diego Puerta, "El Cordobés", Jaime Ostos, "Miguelín", José Fuentes, Gregorio Sánchez… y por supuesto con otros más recientes y también de su tiempo, entre ellos "Paquirri", Palomo Linares, Miguel Márquez, Dámaso González, Antonio José Galán, Roberto Domínguez y "Niño de la Capea".
Le faltó uno, Luis Miguel, que siempre le rehuyó. Y es que, precisamente, apoderaba a Teruel la casa Dominguín, cuando Luis Miguel decidió reaparecer, y prescindieron de él. Teruel cayó en un ligero bache que le hizo pensárselo hasta el punto de tomarse un descanso. Pero al volver, lo hizo otra vez por la Puerta Grande, anunciado de nuevo en las plazas y ferias de más relumbrón.
Ojo a sus números en Las Ventas: 34 tardes, 17 orejas y 4 Puertas Grandes. No obstante, y a pesar de ser del Foro, nacido en el madrileño y castizo barrio de Embajadores, no tuvo la afición de su pueblo ninguna condescendencia con él; al revés, le exigieron siempre de forma implacable.
Pero ahora hay un azulejo inaugurado hace dos años en esa plaza, con motivo del 50 aniversario de su confirmación, que lo dice todo, con esta bonita y elocuente inscripción: "torero de Madrid que paseó por los ruedos del mundo su clase, temple y poderío".
Ángel Teruel vive ahora en el campo, en Extremadura, en su finca, dedicado a la ganadería de bravo que lleva el nombre de Los Ángeles, el de su madre. Una vida tranquila y feliz, pendiente de su gente.
Su hijo, del mismo nombre y torero igualmente, Ángel Teruel, que torea poco, pero está en activo, y desde luego atesora muy buenas condiciones para funcionar a poco que le den cuartel las empresas Y su hermano también matador de toros y finalmente banderillero, José Luis Teruel "El Pepe", que vive en Navarra y es como un cascabel para los que le tratamos en la distancia corta. "El Pepe" está malito, pero no se rinde, y es pese a todo la alegría y la gracia misma de la vida. A su lado nunca hay penas.
Así que, maestro Ángel Teruel y familia, muchas felicidades.
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