Emparentado con Manolete destacó por su valía como novillero y pese a una cogida nunca abandonó su amor por los astados.
Rafael era el hijo mayor de Carmela Saco -prima hermana de Manolete- y de Rafael Sánchez Sánchez Camará II, de cuyo matrimonio nacieron diez hijos. Nace el 24 de noviembre de 1932 y se inició muy joven en tientas y becerradas, con doce años fue con su padre a un tentadero a una finca de Sevilla, a la que asistían Machaquito III y Pepe Luís Vázquez; fue la primera vez que invitado por Machaquito le dio varios capotazos a una becerra.
Rafael también participó en la tienta -mayo de 1947- que celebró Conchita Artázar, dedicada especialmente a los maestros Manolete y Gitanillo de Triana, y también colaboraba Antonio de la Haba Torreras. Allí se encontraba Rafael Sánchez Saco, quien tuvo el privilegio de que su pariente Manolete, le cediera una vaca, recuerda en la biografía de la saga de los Sánchez Seco, facilitada a ABC por el autor Francisco Bravo y Juan Machín.
El joven Rafael resolvió la papeleta de forma muy inspirada, sorprendiendo a los directores de lidia, en especial con la ejecución de un purísimo pase de pecho. «A pesar de los años transcurridos Rafael no ha olvidado tarde tan bonita», recuerdan en su biografía Bravo y Machín.
Posteriormente en la finca de Eduardo Sotomayor, don Antonio Cañero le enseñó la técnica de la tienta, indicándole los movimientos, distancias etc. y el por qué de éllo. En septiembre de 1947, Rafael toreaba, por vez primera, previo contrato, en Villa del Río. Se lidiaron dos novillos de Sotomayor, uno para Carnicerito y otro para él. Cortó dos orejas y rabo. Pero el debut oficial vestido de luces, fue en Algeciras el 16 de mayo de 1948, cortando una oreja a cada novillo de los dos que le correspondieron. Usó un terno azul que le prestó su tío El Pelu. A partir de esta actuación se inicia un ciclo de bastantes tardes y a éxito por tarde, que culmina en Córdoba presentándose con picadores el 27 de mayo de 1950. Los Tejares hasta la bandera, con un público entusiasmado, ávido por presenciar las evoluciones de unos toreros con demostrado gancho: Julio Aparicio y Miguel Baez Litri, que lidiaron junto con Rafael novillos de Clemente Tassara. Julio cortó dos orejas, Litri tres orejas y un rabo y el flamante novillero Sánchez Saco cuatro orejas y dos rabos.
La biografía editada por Francisco Bravo y Juan Machín recuerda la temporada del 52 cuando «cuajó en torero, obteniendo triunfos en plazas importantes como Córdoba, Sevilla, Málaga y Madrid».
Todo marchaba estupendamente, hasta que el 31 de julio, en la plaza de Las Arenas de Barcelona, un novillo de Jesús Sánchez Arjona, le infirió una cornada tan fuerte que le inutilizó para continuar su trayectoria como torero. «La fatalidad le visitó demasiado joven y Córdoba perdió una promesa con marchamo de figura», cuentan estos estudiosos de la tauromaquia cordobesa.
Sin embargo, aunque encauzó su carrera empresarial por el mundo de la joyería, siempre estuvo ligado al mundo del toro y formó parte de la Plaza de Toros de Córdoba en la década de los 90.
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