"...La victoria tiene un saborcillo especial por tratarse del Bayern y por estar ahora este equipo dirigido por Pep Guardiola, una de las personas que más han faltado al respeto al Madrid en los últimos tiempos probablemente junto al condenado Hoeness, que fue quien aconsejó su contratación..."
La bestia blanca
Juan Manuel Rodríguez
30 de Abril de 2014.- Hace dos años Manuel Neuer se mofaba vía Twitter de un penalti lanzado a las nubes por Sergio Ramos. El Real Madrid ya pudo haber eliminado entonces perfectamente al Bayern de Múnich en las semifinales de la Champions pero al verse muy pronto con un 2-0 en el marcador dio inconscientemente un pasito hacia atrás y el equipo alemán supo sacar tajada de ello. "No sabía que a Ramos le gusta tirar los penaltis por encima de la portería", dijo entonces Neuer. Anoche Ramos hizo los dos primeros goles del Madrid en el Allianz Arena, ambos de cabeza, borrándole definitivamente a Neuer esa sonrisita de la boca y regalándole de paso una lección que le vendrá bien en el futuro: "No escupas al cielo que en la cara te cae" Claro que, a esas alturas del partido, allá por el minuto veinte, el portero alemán aún no sospechaba la auténtica dimensión de la tragedia griega que se le iba a venir encima con Agamenón, Áyax, Medea, Andrómaca, Edipo Rey y las Troyanas, todos juntos incendiando los árboles del Englischer Garten.
Hace un año el Bayern de Heynckes, el Bayern que lo ganó todo, eliminó al mejor Fútbol Club Barcelona de la historia por un marcador global de 7 goles a 0. La filosofía del equipo alemán era muy distinta a la de Guardiola y aún así sacó literalmente del campo al emblema universal del tiki taka demostrando que otro fútbol sí era posible. Con aquel estilo y con un técnico de perfil bajo el Bayern asombró al mundo pero Hoeness, que hoy tiene pie y medio en la cárcel, prescindió de Heynckes y sentó en el banquillo a Pep Guardiola, precisamente la cabeza visible del modo de jugar que el mítico equipo alemán acababa casi de barrer de las semifinales. Si no fuera porque Real Madrid y Barcelona son polos opuestos y representan cosas tan radicalmente distintas tanto dentro del césped como fuera de él me atrevería a decir que anoche, con su 5-0, los blancos vengaron el 7-0 culé de la temporada anterior. Pero no me atrevo, no quiero atreverme.
El Real Madrid protagonizó ayer su partido más redondo en décadas y la bestia negra acabó siendo un juguete en manos de la bestia blanca. La gente suele olvidar con demasiada facilidad que este equipo es el rey indiscutible de Europa y que suele reaccionar así cuando se siente herido, ninguneado o traicionado. Al Real Madrid se le falta mucho al respeto y fundamentalmente en España, el país más cainita del orbe. Pasará mucho tiempo antes de que los alemanes estén en disposición de olvidar la lección de humildad que ayer le dieron los merengues a un club habitualmente ensoberbecido y amenazante: como en el caso de la bravata de Neuer de hace dos años, el infierno que había predicho Rummenigge se volvió contra ellos. La victoria tiene un saborcillo especial por tratarse del Bayern y por estar ahora este equipo dirigido por Pep Guardiola, una de las personas que más han faltado al respeto al Madrid en los últimos tiempos probablemente junto al condenado Hoeness, que fue quien aconsejó su contratación.
Fútbol: en el estadio Santiago Bernabéu el Madrid salió atrás en la primera parte y luego, con el 1-0, fue a por el Bayern en la segunda. Ayer, en Múnich, el Real salió desde el primer instante a buscarle arriba y, consciente como era Ancelotti de que su línea más débil era indiscutiblemente la defensiva, a apretar a sus centrales. La cosa no pudo salir mejor. Lo más sorprendente de estas semifinales no es el 5-0 global o el 0-4 de ayer sino que, si te pones a pensar en ello, es imposible localizar en la memoria una ocasión clara de gol protagonizada por el Bayern en más de 180 minutos de juego. El baño táctico de Ancelotti a Guardiola fue espectacular y pasará a los anales de la historia del fútbol.
Ayer, sin saber aún el marcador del partido de vuelta, Mourinho puso un ejemplo muy gráfico: "Si yo tengo a Cech, que la pone arriba, y a Drogba, que la baja del cielo y marca gol, sería un estúpido jugando a otra cosa". Lo peor no es el filósofo sino su cohorte de fanáticos seguidores que, aún ayer, seguían diciendo que el Real Madrid no había ganado por méritos propios sino por los errores de Pep. Como lo de Neuer. Como lo del cuento de los arbolitos que iban a arder. Jugando así, con esa implicación, es difícil que se le resista nadie a este equipo. Aún así, el Real Madrid aún no ha ganado nada y seguro que quienes auguraron tan amablemente la eliminación blanca primero ante el Schalke 04, después ante el Dortmund y por último ante el Bayern no tardarán en recordárnoslo. Es cierto. Es verdad. Aunque hoy la alegría sea infinita tras una reivindicación futbolística perfecta y ante el rival ideal.
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